lunes, 23 de octubre de 2017

El Círculo Humano de Conciencia


<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 16/01/1994>
<PAGINA>: LA OTRA PALABRA
<TITULO>: El Círculo Humano de Consciencia.
<SUBTITULO>: Un centro necesario para un nuevo mundo.
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO>: Hay una puerta. Se abre desde dentro. Luego tienes que tirar de ella hacia ti y echarte a un lado para entrar.
<CUERPO DEL TEXTO>:




Dice la Geometría que un círculo es una superficie y que la circunferencia es la línea que contiene a ese círculo. En su origen, todo círculo comienza siendo un punto, que a su vez es un centro. Después, otros puntos se agregan y la superficie crece. El círculo se ensancha, se expande y forma un tejido circular: el tejido de un círculo humano.
(...)
Imaginen un punto que quiere expresar un pensamiento. Se constituye en un centro. Entonces, otros puntos acuden atraídos por ese pensamiento, por ese centro. Así el punto se convierte en una superficie: un círculo humano que tiene la posibilidad de que si se mantiene en una actividad común, llegue a hacerse consciente de si mismo.
Al principio son pocos los puntos que forman el círculo. Poco a poco, esos puntos se desarrollan internamente y forman un centro mayor integrado por varios puntos conscientes. Este nuevo centro se hace magnético, y por la Ley de Afinidad, atrae hacia si a otros puntos de las mismas características. El círculo crece. En su crecimiento puede llegar a unirse a otros círculos que también crecen...
Al principio los puntos se miran con desconfianza; aún no saben bien como han ido a parar allí; además, se resisten a integrarse en un todo más amplio; la inercia de su individualidad pesa sobre ellos; por otro lado, sienten que "algo" les ha unido, aunque no sepan muy bien qué.
Imaginemos un diálogo entre esos puntos.
- Hermano -pregunta uno de ellos-, ¿qué hay entre nosotros?
- Un secreto -responde otro.
- ¿Qué secreto? -Interroga alguien.
- Hay una Puerta -aclara un punto que sabía algunas cosas-, pero está cerrada. Dicen que esa puerta se abre desde dentro y que luego tienes que tirar de ella hacia ti y hacerte a un lado para entrar.
- ¡Hacerse a un lado para entrar! ¿Cómo puede hacerse eso? Parece una paradoja -exclama otro punto.
- No -dice el punto que sabía algo-. No es una paradoja. Es una INICIACIÓN.
- ¿Y dónde está la Puerta?
- Hay que buscarla.
Es largo el camino que conduce a la Puerta. Al principio uno no sabe donde buscar, aunque si se busca con decisión, entrega, sacrificio, tesón y voluntad, cuando realmente se quiere encontrar, aparecen señales que indican el camino; un camino iniciático, como el que relata Herman Hesse en su novela "Viaje a Oriente".
Hay una Puerta y es difícil abrirla. Tiene tres cerraduras y las llaves deben ser encontradas dentro de uno mismo. Se abre desde dentro. La primera llave se llama "Mata toda duda", la segunda tiene por nombre "No temas" y la tercera "Olvídate de ti mismo". Luego, la Puerta que da acceso al Círculo Humano de Consciencia comienza a abrirse desde dentro, aunque una parte de nosotros se queda fuera y se hace a un lado, para que otra parte de nosotros, que ya no es del mundo, de las cosas, de los seres, de la sociedad, de la política, de la religión..., pueda pasar. Porque nada ni nadie puede apresar lo divino que hay en el hombre.
Traspasada la Puerta, no hay nada que enseñar, ningún catecismo que vender. Se sabe que la Voluntad se expresa a través de uno; se sabe por qué se está aquí. Saber por qué se está aquí es el primer paso. Se sufren derrotas. Se es arrollado y desfigurado muchas veces. Es duro. El espíritu se apaga. Se siente el deseo de abandonar. Se sabe lo que es hibernar entre las ruinas. Pero la carne y la sangre se reponen, el espíritu vuelve a inflamarse y el combate continua.
Al final no queda mucho. Si se mira el equipaje se le encuentra escaso. Cada uno hace su balance y muchos se deprimen e intentan que los demás compartan su depresión. Dicen:
- ¡Hermano, lloremos por este triste destino común!
Pero, ¿por qué renunciar? Es todo lo que se tiene: tres llaves para abrir una Puerta. Poca cosa. Pero hay que arreglarse con ello. Nadie te debe nada y el que tampoco se gana nada no quiere decir que no haya nada que ganar.
Los Grandes Maestros de la Humanidad nos dejaron las palabras, pero no son las palabras las que nos describen el otro lado de la Puerta. Más allá del diálogo de las palabras hay otro diálogo, de aguas profundas, y este es el que importa y este es el que hay que entender para deslizarse hacia un centro y ser atraídos por el Círculo Humano de Consciencia.
La Consciencia de éste Círculo es la consciencia del Amor. El problema es que el camino del Amor es un camino que espanta. Hay que cruzar un laberinto en que tiene su reino el Señor de los Goblinz. Freud, Jung y otros destaparon las compuertas que llevan al laberinto. Pero ni los mitos, ni los magos, cabalistas y alquimistas, acuñaron sus símbolos con el objeto de hacer psicología analítica, sino por pura magia estremecida.
Hay muchos que dicen que para entrar en el mundo espiritual hay que dejar de pensar, abandonar la inteligencia y volverse "sencillos". Pero sencillo no quiere decir tonto. ¿Qué es una vida espiritual?. Alguien lo definió como el conjunto de las conductas poéticas y heroicas del alma. Son estas conductas las que nos llevan a comprender que existen realidades desconocidas para el hombre dormido. No importa el medio a través del cual se comprenda: el gurú hindú, la poesía comprometida, las ecuaciones diferenciales o la mecánica cuántica. Esa comprensión no nos lleva a renunciar al mundo y al esfuerzo. Si bastara sentarse en cuclillas para alcanzar el Saber Supremo, todas las ranas serían Budas. Se quiere suprimir la inteligencia. Hace falta toda la inteligencia del mundo para llegar a ser un Buda. También todo la Compasión y el Amor.
¿Sabéis lo que es la inteligencia? Aquello que sucede cuando nada impide que la inteligencia funcione. Y lo que sucede es que el Espíritu se hace acto creador en el hombre. Se convierte en magia. Se necesita mucha inteligencia para que el Amor no nos espante, para comprenderlo. Su ley aún no ha sido comprendida. Aún no somos lo bastante inteligentes.
Para amar hay, primero, que ser capaces de amar. Ser capaces de amar está antes que amar. ¿Cómo se puede ser capaz? El conocimiento de este hecho es lo que hemos perdido. Sería injusto que Dios pidiese al hombre lo que éste no puede dar. Este Conocimiento ha sido dado al hombre, no una, sino muchas veces, y es continuamente renovado y ampliado. Sólo que el hombre es un ser insensato que rechaza este conocimiento. Las iglesias a las que el hombre sigue le fueron robando al hombre su inteligencia, obligándole a padecer una ceguera mental que atrofió por mucho tiempo su capacidad de comprender, le empujaron a crecer en un Dios que aborrecía la inteligencia y así Dios y el Amor se hicieron ininteligibles para el hombre.
Cuando la Palabra se separa de las iglesias se convierte en acto mágico para el hombre consciente que se ha hecho capaz de amar. Hay que ser capaz de amar para conocerse así mismo, para comprender la realidad de los demás, para conocer nuestro origen, evolución y destino, para que la Ley de Amor se exprese por nosotros, para hacer de este planeta un mundo humano... ¡Aún no somos lo suficientemente inteligentes!
Como se quiere renunciar a la inteligencia, se pretende hacer tabla rasa con el pasado. Una vida nueva no se basa en la destrucción de las anteriores, sino en su reconocimiento, en su comprensión. Comprender que no estamos en guerra con nosotros mismos, comprender lo que significa amarnos a nosotros mismos para hacer de nosotros mismos seres conscientes, miembros de ese Círculo Humano de Consciencia desde el que se pueda humanizar la Tierra.
Cualquiera que sea nuestra decisión, resta saber con que medios y energías contamos para ello. Aunque la decisión sea nuestra, cambiar la dirección de nuestra vida no es algo que pueda hacerse con los individuales recursos de cada uno. Un grupo es necesario. Un grupo unido entre si por la Ley de Afinidad. Un Círculo Humano de Consciencia.


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