LA ENSEÑANZA
ESOTÉRICA
(0)
Después de la “Iniciación” a un grupo de personas al primer nivel en una Orden
Iniciática, en su primera “reunión
interior”, decidí comentar algunos de los significados del “ritual” de “apertura” a las sesiones de “trabajo
interior”.
(...)
Mostrar de qué trata el “Trabajo” de las Órdenes Iniciáticas. Merecen nuestro respeto. Por miles de años fueron la única fuente de Conocimiento. Y, a pesar de los errores y de las equivocaciones que pudieran haber cometido a lo lago del tiempo, no merecen ser denigradas por aquellos cuyo nivel de conciencia no sobrepasa el nivel de su ambición de riqueza y poder, o el nivel de su ignorancia. Si fueron vilipendiadas y perseguidas, y sus miembros masacrados en la mayor parte de sus historias, no lo fueron porque fueran “diabólicas”, sino porque enseñaban a pensar por uno mismo y, esto, pensar por uno mismo, no ha sido nunca del agrado de los que ostentan, en cada época, los poderes políticos, religiosos o del cualquier otra índole, que desean controlar la “matriz social”. Nadie debía salir del rebaño, un rebaño que debía obedecer sin rechistar las verdades por ellos proporcionadas. Aún sigue pasando, para desgracia del ser humano.
(...)
Mostrar de qué trata el “Trabajo” de las Órdenes Iniciáticas. Merecen nuestro respeto. Por miles de años fueron la única fuente de Conocimiento. Y, a pesar de los errores y de las equivocaciones que pudieran haber cometido a lo lago del tiempo, no merecen ser denigradas por aquellos cuyo nivel de conciencia no sobrepasa el nivel de su ambición de riqueza y poder, o el nivel de su ignorancia. Si fueron vilipendiadas y perseguidas, y sus miembros masacrados en la mayor parte de sus historias, no lo fueron porque fueran “diabólicas”, sino porque enseñaban a pensar por uno mismo y, esto, pensar por uno mismo, no ha sido nunca del agrado de los que ostentan, en cada época, los poderes políticos, religiosos o del cualquier otra índole, que desean controlar la “matriz social”. Nadie debía salir del rebaño, un rebaño que debía obedecer sin rechistar las verdades por ellos proporcionadas. Aún sigue pasando, para desgracia del ser humano.
Así que aquí les ofrezco las palabras y
explicaciones que di a mis nuevos “alumnos”,
en su primera clase, después de su primera Iniciación. Por otra parte, rituales
como este y pertenecientes a Sociedades Esotéricas”, desaparecidas o no, pueden
encontrarlos el las librerías y en Internet. No estoy violando ningún “secreto”.
<<Acabamos de
celebrar un “ritual de apertura” y
me han visto dar seis golpes, en una
secuencia de dos seguidos cada vez, con este mazo; también han visto que, en
respuesta, cuatro de los oficiales de este “templo” han respondido al unísono con un solo golpe de sus
bastones. Esos bastones son nuestro soporte en nuestro peregrinar. Así que
se han dado siete golpes, siete sonidos, siete vibraciones. Lo que este número significa lo veremos ahora
más adelante cuando comentemos las palabras del Hermano Iniciado. Solo señalaré
que estos siete golpes nos anuncian
la hora en la que vamos a iniciar nuestros trabajos.
Porque este “trabajo”
tiene un tiempo y una hora para comenzar. Escuchemos de nuevo las palabras que
yo pronuncié hace un rato al abrir el ritual:
“El Este místico está iluminado. El Sol que da
la vida se está elevando, la Luz
del mundo astral aparecerá pronto. Por lo tanto, Hermanos de la Heptada… de la Orden…, ayúdenme a preparar
este Templo, para que así llene las condiciones materiales requeridas para un verdadero
templo. Honorable Hermano Orador, ¿ves que nuestro lugar de reunió se encuentra
adecuadamente protegido?”
Estas palabras nos indican el “tiempo” en que momento estamos, aquí, en el interior de este templo, que simboliza
nuestro propio templo interior (que
es donde realmente deberíamos estar); es el tiempo de nuestro despertar
a un nuevo mundo de Luz y Conocimiento. Es el tiempo en que “amanece”. Este nuevo Sol -ustedes ya lo llaman su Sol Interior- también surgirá, como el
físico, por el Este, un “Este Interior”.
De momento, de este Sol, solos
contemplamos la Aurora. Por ello: “El Este Místico está iluminado”; “El Sol que da la Vida se está elevando”; “la Luz… aparecerá pronto”.
A esa Luz,
la Tradición
la ha llamado “Luz Astral”, porque
no es la luz física, sino una luz más sutil que vibra con una intensidad y una
dimensión más elevada y, por ello, nuestros ojos físicos no la pueden ver. Es
esta Luz la que “aparecerá pronto”,
y lo hará porque la voluntad y la conciencia de cada uno ha decidido “despertar” a esa Luz, a esta nueva conciencia. Es para ese “despertar” por lo que es necesario prepararse.
Me habéis escuchado pedir ayuda para que este
templo, “reúna las condiciones
materiales necesarias para que sea un verdadero templo”. Este templo es solo
la imagen de nuestro cuerpo; su
organización es la del Árbol de la Vida, por lo que nuestro
cuerpo, no es solo nuestro cuerpo físico, es también nuestro cuerpo emocional y
nuestro cuerpo mental; y los tres
cuerpos han de trabajar conjuntamente y en equilibrio, para permitir que el
Sol aparezca. La totalidad de
nuestro cuerpo se encuentra inmerso en un “mundo
pro-fano” que, supuestamente, ha quedado ahí fuera, al otro lado de la
puerta que guarda la
Hermana Centinela; porque tanto nuestros cuerpos, como los
que deambulan por ahí fuera, aún no se han enterado de que ese templo que somos, también es
la morada del Espíritu (sea lo que esto fuere). De momento pensemos que esa
palabra, “Espíritu”, solo es símbolo
de algo que desconocemos, pero que podemos llegar a conocer. Por ello nos encontramos
aquí. La preparación de ese cuerpo-templo
puede llevarnos toda una vida, o muchas vidas son necesarias para estar
preparado y reunir las condiciones necesarias para convertirse en un verdadero
templo. Sin embargo, en algún momento, hay que empezar; y, si ya lo hemos hecho
antes, pronto lo recordaremos.
Esta preparación comienza en el nivel de la mente, la sede de nuestros pensamientos. Debemos pensar
los pensamientos adecuados, concentrarnos en ellos hasta que ningún otro
pensamiento nos distraiga, ya que esos pensamientos nos proveerán de la energía
armónica necesaria para conectar con los reinos o las dimensiones más sutiles,
con los reinos de la Luz Astral, esa que “aparecerá pronto”. ¿Cuándo? El “tiempo” será diferente para cada uno. Nuestro
“Templo” tiene que vibrar en
sintonía y en una frecuencia adecuada; solo entonces nuestros “cuerpos” se convertirán en el auténtico
receptáculo del Espíritu.
Esta “hora”,
este momento, es muy importante para nuestros trabajo. Recordarán que hace un
momento le he pedido al Hermano Orador que viera “si el templo está debidamente protegido”. ¿Protegido con qué?
Protegido con nuestro incremento de
vibración. Si esta aumenta, nuestra propia energía se convierte en “Luz Astral” envolviéndonos. Y para
averiguar si esto es así, el hermano Orador, se ha dirigido al Hermano
Centinela, quién guarda la entrada de nuestro templo, para que nada del mundo
exterior, del mundo profano, entre en este lugar donde el Espíritu se prepara para aparecer. ¿Protegido de qué? Protegido de
las influencias del “mundo profano”,
de la ambición, de los deseos de poder…
Observaron que, como respuesta a mi pregunta, el
Hermano Orador dio un golpe y el
Hermano Centinela dio seis golpes,
en tres veces, en una doble cadencia cada vez. Volvemos a
tener los siete golpes, aunque esta
vez invertidos. Son el sonido de lo no maniatados, de los que los anteriores
eran el reflejo manifestado. Aún sigue siendo la hora del “despertar”. Se supone que “Yo”,
como “Maestro”, lo hice cuando lleve
a cabo la aclamación con la que abrí el ritual; ahora, el Guardián de nuestro “Templo”, nos asegura que, en efecto,
esta es la “hora”, porque ya nada
fuera de nosotros mismos podrá mantenernos dormidos. Los golpes que yo dí como “maestro” (solo un símbolo de nuestro Maestro Interior) surgieron de lo más
profundo de nosotros; podríamos decir que “descendieron”
al mundo profano. Y, ahora, nuestro mundo profano responde, en respuesta a esa
llamada; por ello, el hermano Centinela, nos asegura que: por haber alcanzado
la vibración necesaria, nuestro templo se encuentra protegido; es decir,
nuestra interioridad ya no se ve afectada por las influencias exteriores, pues
su incremento de vibración es su propia protección. De ahí que nos asegure que
se encuentra debidamente protegido. No hubiésemos podido escuchar la llamada
del “Maestro” (“Interior”) si nuestra vibración interna no hubiera sido la
adecuada. La Voz
del Guardián, el “Guardián del Umbral”,
nos transmite el sonido del Maestro
que reside en nuestra profundidad; él guarda el paso entre los dos mundos, y su
voz nos llega a través del Hermano Orador que representa a esa “Voz Interior”. Es la voz de la
vibración alcanzada, la voz interna del que está comenzando a “despertar”.
Sus seis
golpes y los seis de cada uno de los
otros Oficiales (Hermano Desconocido, Hermano Asociado y Hermano Iniciado) que
suman 18 golpes, más uno del Maestro,
suman 25 golpes. (6+18+1 = 25), (2+5 = 7), con lo que se regresa al siete inicial. Simbolizan un “eco”: siete ha sido la llamada
y siete es la respuesta. Consideren ahora que un golpe es una vibración,
un sonido. ¿Cuál es la música que
los diferentes golpes han emitido indicando un movimiento? ¿Qué es ese movimiento?
Es el movimiento del “despertar”, el movimiento que reproduce los siete días de la
Creación, y la séptima
hora y el séptimo día que nos
transporta a la décima emanación del
Árbol de la Vida, representada por Makuth, el Reino Inferior, donde nos encontramos; por lo que es aquí donde
debe comenzarse este “trabajo” que
nos lleve de nuevo a un origen representado por Kether, la Unidad.
Al escuchar esa melodía, se alcanzan dos propósitos:
por un lado, invocamos a los seres
que habitan en los mundos o dimensiones espirituales que protegen nuestros
trabajos y guían nuestros esfuerzos; por otro, se activan aquellos “centros”
(chakras), simbolizados por los Oficiales de la Heptada, que se encuentran
“entonados” (que dan el tono, la
vibración) dentro de nosotros y se hacen receptivos a sus influencias. Y no
olviden que, esos “Centros”, también
representan etapas, o planos, o dimensiones de conciencia, en donde habitan
esos seres.
Una vez que nuestra vibración ha alcanzado su tono,
una vez que nuestros Centros vibran en la frecuencia adecuada para poder
conectar con esos “centros” o dimensiones
más sutiles, se produce el contacto.
Es lo que manifiestan mis palabras:
“Manifestación visible del Centro invisible de
Luz y Vida. El Sol a nadie rehúsa su influencia astral, y cada ser creado
recibe un rayo de su Divina Sustancia. Fiat Lux.”
Como todas las palabras de un ritual, estas son
simbólicas, pero hacen referencia a que aquello que podamos sentir o percibir
es una consecuencia de nuestro “entonamiento”;
es la manifestación visible de un Sol Invisible, que es el verdadero centro
de Vida y Luz; y que su influencia astral está siempre presente en todo nosotros
sin excepción.
Sinteticemos la idea: la “hora” del Trabajo es la “hora
del despertar” (la séptima); la hora en la que el Este (lugar por donde nace el Sol) se está iluminando; pero también es la hora en la cual el Logos Solar invisible, el Verdadero Centro de Vida y Luz, se
manifiesta a través del Sol visible. Y que esa manifestación de Luz, emitida
desde otro plano o dimensión, se encuentra presente en todos nosotros, en cualquier
ser, porque cada ser es un rayo de ese Sol. Esto quiere simbolizar que nuestra
“esencia” es la misma que la de el Sol. El Sol, como centro de Luz y Vida,
emana de si nuestra vida física y la vida de la esencia que hay en nosotros. En el Árbol de la Vida,
este Sol está simbolizado por Tiphereth, el Centro número seis y que
también representa nuestro chakra
Corazón. Este Sol vivifica a la Naturaleza y al Hombre. El Centro origen de la Luz
es Kether, y nos alcanza a través de Tiphereth,
el Logo Solar manifestándose como Amor.
Se hace evidente entonces lo que dice el ritual: el Sol, tanto interno como externo, refleja la Vida, el Amor,
la Luz hacia todo lo que constituye su cuerpo de manifestación, sustentándonos
físicamente (a la vida de los
planetas del sistema solar y a los seres que los habitan) y astralmente (a la vida de las chispas de esencia que emanó de sí y que somos nosotros). Por ello dice el
ritual que no es solamente un “centro
visible”, sino que también es un “centro
invisible” de Luz y Vida, Luz hacia las Nueve
Dimensiones de su cuerpo, y Vida
para todos los seres que pueblan esas dimensiones.
Cuando yo, como maestro, que se supone que conozco
las “Leyes de Creación” o de las “Tres Fuerzas”, encendí el incienso, me
dispuse a realizar un “acto mágico”.
Impregné de un “perfume espiritual”
el interior del templo, para que ese perfume alcanzase, como ofrenda, la
recepción de la Luz.
Luego pronuncié las “palabras
mágicas”, las palabras de poder,
que permitirían que se manifestase la verdadera Luz que ha surgido de tres Luces diferentes, las cuales se
manifiestan en nosotros como la
Sabiduría, la Fortaleza
y la Belleza del G.A.U.
(Gran Arquitecto del Universo), que es quien “preside este templo particular que hemos levantado para su gloria”.
Cuando las tres fuerzas han sido pronunciadas e invocadas (corresponden a los
tres centros superiores del Árbol de la
Vida), surge la Luz, “Fiat Lux”. Podríamos decir que
como consecuencia de nuestro “entonamiento”,
nuestro “Maestro Interior”, el Yo Solar, a través de su Luz, ha obrado en nosotros un acto mágico,
el de nuestra “iluminación”. También
podríamos decir: el de nuestra “comprensión”.
Luego, el “maestro”,
que se ha convertido en su propio Maestro,
traza en el aire, en dirección al Hermano Desconocido, el signo del pentagrama. Y, en respuesta, al ser
reconocido como un igual entre iguales, es saludado por todos los Centros, simbolizados por los Oficiales, y por todo lo que hay en el
interior de esos Centros y que vosotros los neófitos representáis. Luego, abrí el Evangelio de San Juan (el más
misterioso y simbólico de todos los evangelios), cuyo contenido integra la enseñanza
del Amor emanado por el Logos.
Puesto que solo nos encontramos al comienzo de
nuestro “trabajo Interior de reintegración
a la Unidad”;
puesto que solo estamos comenzando a “despertar”,
la Luz y la
Vida que nos llega
es aún muy pequeña. Es solo el resplandor de un “amanecer”. Por ello, necesitamos la ayuda de aquellos que ya han
despertado. Esta es la ayuda que yo le pedí al Hermano Desconocido que invocara
(la explicación de por que es el hermano Desconocido quien realiza la
invocación la comprenderán cuando lleguen al Tercer Grado o Grado Superior).
Recuerden las palabras que en el ritual de apertura dirigí al Hermano Desconocido:
“Honorable Hermano Desconocido, ¿podemos unir
nuestro Templo particular con los poderes invisibles y visibles de nuestra
venerada Orden?”
Le pregunto a él porque, éste, como se os dijo en la Iniciación de este
Primer Grado llamado Asociado, ha transformado su personalidad profana en “esencia”.
Para las personalidades corrientes, ha pasado a ser un “desconocido”, la proyección de su personalidad ya no se centra en
la realidad visible, sino en la realidad interna e invisible, por ello él sabe
si se podrá unir nuestro templo particular con dicha realidad invisible. Por
ello, él me contestó:
“Si. Muy Honorable Maestro, podemos invocar a
los Hermanos Secretos de nuestra Cadena Astral, si los corazones de nuestros
hermanos presentes se encuentra animados por aspiraciones puras.”
En efecto, la unión con esta realidad invisible se
realiza a través de una “invocación”,
un deseo de unión con aquellos que nos precedieron y que se encuentra vinculados
a nosotros a través de una cadena de energía astral. ¿Cuál es nuestra cadena
astral? Podríais preguntaros. La de nuestra Iniciación, cadena que es simbolizada por el “cordón” que en vuestra Iniciación se os colocó sujetando vuestra
túnica por la cintura.
“Este cordón te une a tu iniciador, como él
quedó encadenado a la Luz
de donde viene toda Iniciación y toda Luz.”
Pero esta vinculación al “Poder” que se invoca solo es posible:
“…si los corazones de los presentes están
animados por aspiraciones puras.”
Se insiste en la condición de nuestra energía interna, en su mayor intensidad
vibratoria, para poder establecer esta unión y que lleva a cabo el ritual. Fue
entonces cuando pedí al Hermano Orador, que simboliza la
Voz Interior, que
invocara la influencia de los Maestros de nuestra Orden. Y, entonces, la
Voz Interior nos dijo
que nos pusiéramos de pie. Es decir, que “enderezáramos”
nuestra actitud, que ésta tuviera un
talante de “atención”; dicho de otra
manera, que despertáramos, que nos
hiciéramos concientes. Y como muestra que esa “actitud” se ha llevado a cabo, nos pidió que pusiéramos nuestra
mano izquierda sobre nuestro corazón. Solo entonces llevó a cabo la invocación:
“Oh, Maestro del Pasado, que han conocido la Luz secreta y han participado
en sus actividades: vengan, vivifiquen y protejan con sus influencias astrales
el templo que dedicamos perpetuamente a la gloria de ese que no puede ser
nombrado y que está simbolizado por el Gran Arquitecto del Universo.”
Se “ruega”,
se “apela”, a los Maestros del pasado y se les pide que acudan a vivificar y proteges
nuestro templo particular; es decir, nuestra Totalidad: física, psíquica y espiritual, para que el “templo” que somos vibre con la
frecuencia necesaria y pueda convertirse en el auténtico receptáculo de nuestro
verdadero Ser. Y si todo se ha hecho bien, y nuestros corazones han vibrado en
la frecuencia adecuada, si la afluencia de eso que simbólicamente hemos llamado
“poderes visibles e invisibles” se
ha manifestado, entonces: “Fiat Lux”.
Son las palabras con las que el Hermano Asociado anunció dicha manifestación.
Entonces, y solo entonces, encendí las tres velas de este candelabro de tres
brazos que hay sobre mi mesa, que representan las tres fuerzas que emanan de nuestro Maestro Interior, su Luz Interior.
Y también encendí esa otra vela que se encuentra
detrás de esa silla vacía, y que simboliza la Luz de los Maestros Invisibles, indicando
con ello que la unión ha quedado efectuada y la cadena (el vínculo) ha quedado
cerrada.
Fue en ese momento cuando el Hermano Iniciado nos
anunció el “tiempo” en el que nos
encontrábamos, nos lo dijo de viva voz, porque ahora es algo que sabemos
concientemente:
“La séptima hora ha golpeado el dial
misterioso del Hombre Sabio… Fiat Lux.”
Ahora sabemos que aquellos primeros siete golpes que di con mi mazo y
dieron mis oficiales, nos indicaban
que la Hora del nuestro Despertar, la séptima hora,
había sonado.
¿A qué se refiere esta séptima hora?
En el Árbol de la Vida, Malkuth,
nuestro mundo material, fue emanado en el séptimo día de la Creación, según relata el
mito del Génesis. Simboliza nuestra Tierra y nuestro cuerpo físico, la “tierra humana”. Representa también el
punto más bajo e inferior, el “ínferos”
o Infierno, al que la Esencia
ha descendido. Y es en este punto donde comenzamos nuestro retorno, donde damos
inicio a nuestra jornada de regreso a la Unidad.
Estamos en el “Día” y la “Hora” en que debemos “despertar” y ponernos en movimiento, pues “el Sol se está elevando”, y debemos ascender con él. En realidad, el séptimo día, la séptima hora, significan el momento en que hemos de emprender nuestro “trabajo personal”.
La Creación, según el mito, duró seis días, y en el séptimo todo estaba ya creado; entonces nos quedamos solos, con nuestro esfuerzos y trabajos, a fin de conocer en que consistía esta realidad material, el fin extremo de todo lo posible. Pero la densidad de la materia nos afectó, y perdimos la memoria, nuestra tarea ahora es recuperarla, “despertar”, para iniciar el regreso de nuestro viaje.
Estamos en el “Día” y la “Hora” en que debemos “despertar” y ponernos en movimiento, pues “el Sol se está elevando”, y debemos ascender con él. En realidad, el séptimo día, la séptima hora, significan el momento en que hemos de emprender nuestro “trabajo personal”.
La Creación, según el mito, duró seis días, y en el séptimo todo estaba ya creado; entonces nos quedamos solos, con nuestro esfuerzos y trabajos, a fin de conocer en que consistía esta realidad material, el fin extremo de todo lo posible. Pero la densidad de la materia nos afectó, y perdimos la memoria, nuestra tarea ahora es recuperarla, “despertar”, para iniciar el regreso de nuestro viaje.
Así pues, este es el momento en que nos encontramos,
y ha llegado nuestra hora de regresar; aunque primero hemos de despertar,
recordar quienes somos. Y, para ello, pretendemos vincularnos a la cadena de
aquellos seres que ya comenzaron su regreso y que van delante nuestro.
Esotéricamente, esa cadena constituye un “círculo
mágico”, por el que circula la energía de todos los Centros y planos que se
unifican con la Luz emanada desde el
centro de nuestro templo particular.
Todo se encuentra a punto para aquello que proclamó
el Hermano Iniciado:
“…para elevar nuestros corazones, nuestros
pensamientos y nuestro trabajo en presencia de los Maestros Invisibles.”
Pero que se han hecho presentes, gracias a la
preparación que hemos llevado a cabo en nuestro templo.
En ese momento dije:
“…la reunión de la
Heptada… queda en sesión.”
La Heptada.
Los siete
Centros o Chakras que nos
constituyen, “quedan en sesión”.
Unificados y armonizados, van a tratar de aquellos asuntos que atañen al “trabajo” de la “reintegración”. Durante el tiempo de ese Trabajo permanecemos hermanados, formando una sola alma y un solo cuerpo,
integrado por un grupo de células individualizadas, pero con conciencia de sí.
Nuestro Trabajo ha sido individual y colectivo, aunque aún queda mucho trabajo
por hacer, para que el colectivo de la Humanidad se constituya en una Unidad que pueda
nacer a la autoconciencia. El problema es que la conciencia de las células individuales que la constituyen
es aún muy pequeña. De ahí que, como maestro, yo haya dicho:
“Ninguno de nosotros está exento de
multiplicar los esfuerzos individuales que debemos rendir, día tras día, para
ser más meritorios de los privilegio que es dispensador esta Orden.”
Nuestro Trabajo
es el solitario “esfuerzo individual”
en lo colectivo. Trabajamos entre
todos y para todos, pero solos y en nosotros mismos. El desarrollo de la autoconciencia es un trabajo personal, no
colectivo, y esto es algo que hemos de hacer cada día y sin rendirnos. Para
poder llevar a cabo este Trabajo es
por lo que nos entregaron, en la
Iniciación a este
Primer Grado, una serie de herramientas
de trabajo; pero, para poder usarlas concientemente, hemos de dedicar un tiempo
a conocerlas en todo lo que valen; luego, hemos de aprender a usarlas; usarlas
en el conocimiento de las nuevas ideas y las nuevas leyes por las que se rige
el Universo, y que seres más conscientes de la Orden … (si los encuentran), pondrán en nuestras
manos. Aquí también, se nos explicará como usarlas. Y podrán opinar y plantear
dudas y cuestiones. Esta discusión es uno de los fines de reunirnos, pues a
través de ella aprenderán a controlar sus personalidades individuales y por lo
que, para ello, se les entregaron las herramientas a las que antes he aludido.
Luego, cuando salgan de aquí, y no olviden nunca que se encuentra dentro de su propia interioridad, y
vuelvan al mundo profano, podrán seguir usando esas herramientas en su vida diaria
a fin de continuar “puliendo” sus
personalidades. Es así como vamos construyendo, o creado, nuestra Personalidad-Esencia.
Para poder llevar a cabo este trabajo necesitamos
saber el por qué, el para qué, y el cuál es nuestro lugar; el dónde y el cómo…
Y no existe una respuesta común para todos, cada cual debe encontrar la suya,
cada uno debe acceder a la suya, pensando
por si mismo y desde sí mismo.
También necesitamos saber lo que somos
en nuestra interioridad, para ello se nos proporciona una “enseñanza esotérica”, es decir, “interior”, de cómo estamos constituidos
interiormente, más allá de la biología; hemos de familiarizarnos con ella, con
las nuevas ideas que nos transmiten; ello nos ayudará a equilibrar nuestro Centros que ahora se encuentran
dispersos. Este nuevo conocimiento nos facilitará la “comprensión” de nuestra realidad. Una vez que la “Enseñanza” ha sido impartida por el maestro
de grado, éste pone fin al Trabajo, y cierra
el templo, imagen externa de nuestro Templo
Interior. Esa puerta debe
permanecer cerrada cada vez que
ustedes entre o salgan de sus propios templos, así que no olviden cerrarla.
Luego, se vuelve al mundo exterior, desandando nuestros mismos pasos. Ahora ya
sabemos lo que hacer en cada momento, ante cada evento que nos traiga la vida
diaria. Ahí fuera es donde hemos de llevar a cabo nuestro gran Trabajo de Reintegración.>>
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