domingo, 25 de junio de 2017

La Tierra, un planeta vivo e inteligente


<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 05/12/93>
<PAGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: La Tierra. Un planeta vivo e inteligente.
<SUBTITULO>: Visión para un Festival de Cine Ecológico.
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO 1>: "Cada hombre vuelve con el sentimiento de no ser ya un ciudadano americano, sino un ciudadano del planeta." (Edgar Mitchell. Astronauta.)
<SUMARIO 2>: La Humanidad parece acercarse al nacimiento de un nuevo nivel evolutivo: la conciencia global.
<ILUSTRACION 1>: La Tierra, un punto azul y blanco perdido en el espacio.
<CUERPO DEL TEXTO>:


"Ecología. ¿Por qué si?"
Con este título, darán comienzo, los días 9, 10 y 11 de Diciembre, en el Salón de Actos del Ayuntamiento del Puerto de la Cruz, unas Jornadas, presentadas y organizadas por ALOE (Aula Libre de Orientalismo y Ecología), como inicio del XII Festival Internacional de Cine Ecológico y de la Naturaleza de Canarias, que organiza el Ayuntamiento del Puerto de la Cruz y el Ministerio de Cultura.
Estas Jornadas abrirán el Festival de Cine Ecológico el día 9, a las 11 de la mañana, con un debate sobre "Ecología y Pensamiento" a cargo del Lama Djimpa y Tomás Azcárate (Presidente del proyecto de la UNESCO "Hombre y Biosfera"). Por la tarde, a las 19 horas, Jordi Bigas (Director de la revista "Integral") y Alfonso O´Shanahan (periodista y Director de Radio Canarias) lo harán sobre "Ecología y Medios de Comunicación".
(...)

El día 10, de nuevo a las 11 de la mañana, Francisco Sánchez (Director del Instituto Astrofísico de Canarias), Antonio García Gallo (Biólogo de la Universidad de la Laguna) y Francisco López Seivane (Presidente de la Fundación Yoga para la Paz), hablaran sobre "Ecología, una nueva vieja concepción". Por la tarde, a las 19 horas, Javier Cacho (Científico y estudioso del ozono en la Antártida) y Antonio de los Santos (Director del Departamento de Ecología, Parasitología y Genética de la Universidad de la Laguna) debatirán sobre el tema "Ecología y Clima".
Las Jornadas se cierran el día 11, a las 11 de la mañana, con el debate "Ecología y Grupos" en el que intervendrán Xavier Pastor Gracia (Presidente Greenpeace en España), Ángel F. Rodríguez Banda (Presidente de "Amigos de la Tierra") y Wolfredo Wildpret (Catedrático de Biología y miembro de ATAN). Los debates serán moderados por Mariano Vega, Alejandro Togores y Rafael C. Gómez.
 Los Actos del Festival.
Además de estas Jornadas organizadas por ALOE, el Festival de Cine Ecológico, se prolongara, a partir del sábado 11 por la noche y hasta el viernes 17, con la proyección de unas 30 películas, de las que unas 10 pertenecen a la sección oficial del Festival. Entre ellas se encuentran El Sueño de Krizón de Emil Kusturica, La ardilla roja de Julio Meden. En otras secciones se proyectarán películas como: Dispara de Carlos Saura, El lado oscuro del corazón de Eliseo Subiela, El pájaro de la felicidad de Pilar Miró y Belle Epoque de Fernando Trueba.
Entre los diversos actos del Festival, hay: un Curso Introductorio de Cine, Teatro y TV, organizado por TAI (Taller de Actividades Integrales); la 4ª Edición del Premio de Pintura Luis de la Cruz y Ríos; dos concursos escolares con murales colectivos e ideas sobre el medio ambiente; unas Jornadas de Debate sobre Cine, presentadas por el Director del Instituto Cinematográfico de Artes Audiovisuales y un Encuentro Municipal sobre Medio Ambiente.
ALOE inicia en el Festival una Exposición Itinerante con pintores y escultores de reconocida fama. Otro proyecto de ALOE, que nace en el Festival, pero que se desarrollará durante todo 1994, es el de un Aula Verde. Su finalidad es informar sobre temas y actividades ecológicas. Por último, la presentación del libro, Doce Años de la Nueva Conciencia, editado por ALOE y publicado por la Organización del Festival. Incluye doce artículos de personas relevantes sobre temas ecológicos. El cartel del Festival es de Martín Chirino.
Una Tierra viva e inteligente.
En 1948, el astrónomo británico Sir Fred Hoyle, decía que cuando fuera posible tomar una fotografía de la Tierra desde el espacio exterior, una nueva visión, tan poderosa como ninguna otra lo había sido en la historia, alumbraría a la Humanidad.
Veinte años después, el hombre pudo contemplar por vez primera la Tierra tal como se ve desde la Luna. Visión que hizo que el astronauta Edgar Mitchell dijera:
"Era un bello planeta azul, rodeado de blancas nubes, cuya visión proporcionaba un profundo sentimiento de existencia, de identidad, de hogar. Algo que yo calificaría  de conciencia global instantánea."
Y añadía:
"Cada hombre vuelve con el sentimiento de no ser ya un ciudadano americano, sino un ciudadano del planeta."
Fue impresionante la repercusión que tuvo esta visión. Su profundidad se esconde tras las palabras de otro astronauta, Russell Schweikart:
"Te das cuenta de que en este pequeño planeta azul y blanco se encuentra todo aquello que tiene sentido para ti: la historia, la música y la poesía, el arte, la vida y la muerte, el amor, las lágrimas, la felicidad, los juegos, todo en ese pequeño punto lejano... Y cuando regresas, notas que algo ha cambiado, que se ha producido un cambio en tu relación con el planeta y con las formas de vida que en él habitan. Y todo por que has experimentado esa visión."
¡Una Visión! La comprensión e iluminación de lo que siempre estuvo ahí, pero que necesitaba perspectiva, distancia, desprendimiento, para poder ser percibido: la visión de que la Tierra y todo lo que la habita son una misma cosa.
No fue casualidad el que aquella fotografía del planeta azul alcanzara tal difusión, ni que a partir de ese momento, un gran número de personas comenzaran a interesarse por los problemas de la Tierra y por la relación que el propio hombre mantenía con ella. ¿Acaso fue necesaria la visión proyectada por los astronautas al resto de los seres humanos, para reconocer que Tierra y Hombre, Tierra y Vida, Tierra y Consciencia formaban una globalidad inseparable?
Desde luego, sirvió producir una ampliación de consciencia en los seres humanos. Y con ella, una nueva percepción: el planeta Tierra, además de contener vida, era el mismo un ser vivo. Es esta una idea difícil de aceptar. La dificultad está en la definición de lo que consideramos un ser vivo y en la falta de perspectiva necesaria para ver la Tierra y la Vida como una realidad interdependiente.
Un Ilustrado inglés del S. XVIII, James Hutton, considerado padre de la Geología, habló ya de la Tierra como un superorganismo, cuyo estudio adecuado debería correr a cargo de la Fisiología (entre otras muchas cosas era médico). Esta visión orgánica y fisiológica de la Tierra, no es aceptada por la mayoría de los científicos actuales, apresados por una visión estrecha y reduccionista.
Fue otro químico británico, James Lovelock, en su obra "Gaia. Una nueva visión de la vida sobre la Tierra" quien desarrolló la teoría de que el planeta se comporta como un organismo vivo. Llegó a esta conclusión realizando un proyecto para la NASA al intentar comprobar si había vida en Marte y Venus. Decía que bastaría con observar sus atmósferas. Todos los seres vivos tiene en común el tomar, procesar y desechar materia y energía; ello dejaría un rastro visible en su entorno. Un planeta sin vida carecería de ese rastro y se apreciaría en su atmósfera.
En un planeta sin vida, los componentes químicos de su atmósfera, océanos y tierras, estarían equilibrados como resultado de su interacción durante millones de años. Esto no ocurriría en el caso de que el planeta tuviera vida.
Lovelock aplicó su teoría a nuestro planeta y descubrió que sus componentes químicos se encontraban muy lejos del punto de equilibrio previsto por las leyes científicas. Este desequilibrio se debía a que la atmósfera era manipulada cada día por la multitud de procesos vivos de la Tierra. Concluía que todo: biomasa, aire, océanos y la superficie terrestre, parecen formar parte de un gigantesco sistema capaz de autorregulación para asegurar el mantenimiento de la vida.
A esta idea, Lovelock la llama HIPÓTESIS GAIA, en honor de la diosa griega Gaia, la Madre Tierra. Gaia representa la biosfera, más la atmósfera, los océanos y la tierra. Gaia, al mantener las condiciones óptimas para la existencia de la vida, pone de relieve algo común a todos los sistemas vivos: la homeostasis (mantener igual). Un ejemplo lo tenemos en el mantenimiento de la temperatura del cuerpo en torno a los 37º C a pesar de que varíen las condiciones externas. Gaia parece mantener la homeostasis planetaria modificando cierto núemro de elementos claves de la atmósfera, océanos y la tierra.
Este equilibrio parece estar siendo alterado por el hombre. Pero el problema más grave que padece Gaia es el de la superpoblación humana. Aunque parece que la población se aproxima a un índice de crecimiento cero. Los analistas predicen que la población se estabilizará entre 8 y 11 mil millones. hacia mediados del S. XXI.
El que la población se estabilice en 1010 es muy interesante. La cifra representa el número aproximado de elementos que deben unirse previamente para saltar a otro nivel evolutivo. Aparece en el número de átomos que hay en una célula simple y en el número de neuronas de la corteza cerebral. Si este patrón se repite en niveles superiores de integración, la Humanidad se estaría aproximando al punto en el que habrá un número suficiente de consciencias autorreflexivas, como para que se produzca el salto a otro nivel evolutivo.
Por si solos, los números, no provocan este salto evolutivo. Diez mil millones de átomos reunidos en un punto no hacen una célula viva; ni la misma cantidad de neuronas forman una mente consciente. Los diferentes elementos tienen que estar integrados en una estructura coherente y sus relaciones requieren de algún tipo de organización.
Energía, átomo, célula, organismos, hombre, ha sido el proceso. Con el hombre emerge la consciencia autorreflexiva y la capacidad de reflexionar sobre si mismo y su planeta. En el hombre, la tendencia hacia la integración la encontramos desde su origen. El primer paso se dio al aparecer el lenguaje. Llevó a un intercambio más directo entre los individuos y facilitó su agrupación en comunidades.
El segundo paso fue la invención de la escritura hace unos 10.000 años. Hizo posible la transmisión de la información en el tiempo y el espacio; impulsó el crecimiento a comunidades más grandes y el registro de la historia, la cultura y las tradiciones.
El tercer paso fue la aparición de la imprenta en el siglo XV. Aumentó la capacidad de extender la información escrita. El cuarto paso se dio a mediados del S.XIX con la comunicación eléctrica a través del telégrafo y el teléfono. Cincuenta años después, se dio otro salto gracias al uso de las ondas de radio. Hicieron posible la transmisión de mensajes a gran número de personas simultáneamente.
Desde entonces, la radio y la televisión, se han expandido y han posibilitado a los individuos el ser testigos de lo que ocurre en ese momento en cualquier parte del mundo. Simultáneamente, otro proceso de gran importancia se produce en la tecnología de la información: los ordenadores. Han abierto la posibilidad de una evolución a nivel mental y de una mayor organización. Comenzamos a conectarnos a nivel de la consciencia con mayor complejidad. Pareciera como si, externamente, se construyera una mente global.
Pero, ¿qué pasa en el interior del hombre individual?
El embrión del cerebro humano pasa por dos fases de desarrollo: una, es la reproducción masiva de células nerviosas; comienza unas 8 semanas después de la concepción. En esta fase el número de células aumenta en varios millones cada día. A la sexta semana el proceso se ralentiza. En la segunda fase, los millones de millones de neuronas aisladas empiezan a interconectarse por medio de fibras nerviosas. La proliferación de conexiones continua después de nacido el bebé.
Tendencias similares se observan en la sociedad humana. Parece estar saliendo de la producción masiva de células nerviosas y entrando en la fase de crecimiento e interconexión. A medida que aumenta la capacidad y complejidad mundial en las intercomunicaciones, la sociedad se va pareciendo más a un sistema nervioso planetario. ¿Se está activando una mente global?
La Humanidad parece estar cumpliendo los requisitos necesarios para propiciar el nacimiento de un nuevo nivel evolutivo. ¿Cuál sería este nivel? No puede ser otro que el de la consciencia global. El paso a un superorganismo como resultado de una evolución consciente. La Humanidad crece grupalmente y se aproxima mentalmente.
Teilhard de Chardin acuñó el término noosfera (“noos” = mente) para referirse al efecto acumulativo de las mentes humanas en todo el planeta. Definió esta etapa como la "planetización de la humanidad... en una sola y superior unidad orgánica". A la realización de este proceso lo llamó Punto Omega.
Sri Aurobindo decía que la evolución se encontraría ahora en el tránsito de la Consciencia a la Supermente. El nivel se alcanzaría por el desarrollo espiritual de la consciencia individual para alcanzar una integración global. ¿Se encamina a este nivel Gaia?
Según Peter Russell, este campo planetario se originaría por la integración de los millones de seres conscientes que componen la humanidad. A través de la compleja red que intercomunica el planeta, y de la información  producida por mentes globales, se crearán nuevos patrones en la mente global. Gaia, entonces, despertará y junto a sus neuronas (la Humanidad), se convertirá en un ser consciente.
Inmersos en la compleja crisis social, política, económica, ecológica y moral que nos afecta, no nos damos cuenta de que toda crisis tiene dos caras. El término chino para este concepto es WEI-CHI (WEI es atención, peligro; CHI, oportunidad para el cambio).
En base a esta oportunidad para el cambio, se me ocurrió preguntar a los seres espirituales que existen en otras dimensiones de conciencia y de realidad, cuál era el problema ecológico en las relaciones entre el hombre y el planeta. He aquí su respuesta.
 Un mensaje de esperanza.
"La piedra fundamental de todo vuestro planteamiento equivocado reside en la idea de separatividad, en la que colocáis al hombre por un lado y al planeta por otro. Esto es injusto, es una falacia, no hay separatividad. Hombre y Tierra son una misma cosa, un sólo cuerpo material, una sola conciencia.
El espejo del planeta, su imagen mental, se proyecta en el universo a través de sus células mentales: el hombre. Ya te hemos dicho que sois las neuronas cerebrales encargadas de desarrollar la función del pensamiento terrestre. Por vosotros el planeta conoce, mira, aprende, y archiva conocimiento. Por vosotros recibe la energía vital, espiritual que une su cerebro físico con los planos superiores mentales. El acceso a estos planos sólo lo puede verificar a través de vuestros cerebros y de vuestras personalidades, múltiples en apariencia, pero únicas e iguales en cuanto a respuesta energética. Sois células vivas que absorben el fluido vital que tiene que llevar a ese ser llamado Tierra al encuentro de un nuevo punto en su evolución.
Sólo si sus células trabajan unidas y con consciencia, es que este paso puede llegar a ser dado. Si falla el sistema, queda abortada una realidad próxima a obtenerse.
No hay degradación de elementos, el proceso es así, tal cual se está desarrollando. Los propios mecanismos internos del planeta regulan las sustancias corrosivas que lo destruyen en apariencia. Estos mecanismos, que son sólo físicos, son perfectamente corregidos, enderezados y puestos a funcionar en forma correcta, a través de los elementos de una naturaleza capaz de acertar por sí misma en la idea armónica del conjunto.
El peligro para la nueva etapa evolutiva sólo se contiene en vosotros, en el hombre, en la célula pensante cuyo libre albedrío puede entorpecer el camino a seguir. Y aquí no hay mecanismos físicos que aseguren el triunfo. Aquí sólo hay una comprensión de la necesidad espiritual del planeta en su proyecto evolutivo. Se necesita una colaboración espontánea y generosa, no obligada ni requerida, que incline el pensamiento humano a trabajar en una estrecha colaboración de todos sus elementos celulares, en una entrega planetaria de amor y desprendimiento.
Lo que le deis a la Tierra es lo que vais a recibir, esa será vuestra herencia. Cuanto más perfecto sea vuestro trabajo, mayor nivel espiritual y energético obtendréis. Sólo la mano del Padre os sostiene en los espacios siderales, y la comprensión de esta maravilla, es la que os tiene que llevar a poner vuestro poder mental al servicio de una transformación  personal que, alcanzado el número justo de elementos, dará la transformación simultánea del planeta en su camino hacia la luz.
Es así de simple, es así de cierto. Hombre y Tierra, elemento único en un proceso de magnificencia. Hombre y planeta, avanzada transpersonal en su alianza con la Luz. Y por este medio, por la luz, el trabajo será desarrollado en conjunto con todos nosotros, con todos aquellos que estamos ayudando y que contemplamos vuestro proceso interno con un canto de esperanza. Queda en paz."

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