domingo, 23 de abril de 2017

La Singladura de Occidente 60

La Singladura de Occidente
Capítulo 60
Divididos por la mitad (III)

El Eclesiastés nos muestra que todas las cosas son doble, la una contra la otra, lo que quiere decir que en todo hay un opuesto, por el cual existe y al cual se opone y del que no se puede separar. Filón de Alejandría señalaba también que:
Aquello que está hecho de dos opuestos es Uno, y cuando Uno es dividido, los opuestos aparecen”.
 (...)


Pensemos por un momento: ¿Qué hace un péndulo? Oscila de un extremo a otro. Lo que el Tao nos dice es que todas las realidades oscilan entre sus dos polos, que son opuestos entre sí, al igual que lo hace un péndulo. En su oscilación, al llegar a un determinado punto, un extremo, en una dirección cualquiera, el péndulo se detiene. En ese momento comienza a actuar el polo (la fuerza) contrario. Por ello, cualquier par de opuestos (positivo-negativo, izquierda-derecha, bien-mal, etc.) toman alternativamente el poder. Cuando el péndulo oscila del todo a la derecha, la derecha se vuelve débil, y la izquierda comienza a tener el poder. Y viceversa.
Las antiguas Tradiciones conocían esta Ley, a la que llamaban Ley del Péndulo. Las conversiones religiosas, por ejemplo, obedecen a esta Ley que se usaba en las Antiguas Escuelas de Sabiduría, como la pitagórica y, antes, en las egipcias, para conseguir el equilibrio en nuestros opuestos emocionales, mentales y anímicos.
No es sencillo comprender la realidad de estas dos Fuerzas y su manera de obrar, que en su realidad primaria se refieren a la sustancia básica de la Realidad que es la Energía. No es sencillo porque nos exige un pensamiento doble. Estamos acostumbrados a pensar en función de una cosa y, de forma inconsciente, la comparamos con otra, generalmente su opuesto. Pero no nos han enseñado a pensar en función de ambas cosas a la vez, en los dos opuestos a va vez.
Imaginemos que esas cosas polarizadas son fuerzas (en Física, la fuerza es una magnitud vectorial que mide la intensidad del intercambio de momento lineal entre dos partículas) que oscilan según la Ley del Péndulo. La naturaleza de estas dos fuerzas opuestas es la que gobierna y limita todas las cosas, llevándonos a demasiado exceso o a demasiada carencia. Todos los fenómenos, todas las cosas visibles, toda la vida que conocemos, se desarrolla entre fuerzas opuestas, que ahora oscilan hacia un lado y luego hacia el otro.
Si llegamos a darnos cuenta de ello, comprenderemos que el tiempo es diferente, en diferentes momentos. A pequeña escala notamos que si hoy poseemos un momento feliz, tal vez tengamos un mal momento mañana. Esta es la realidad de la Ley del Péndulo.

El Eclesiastés dice:
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora: tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar y tiempo de curar; tiempo de destruir y tiempo de edificar; tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de lamentar y tiempo de danzar; tiempo de esparcir piedras y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar y tiempo de perder; tiempo de guardar y tiempo de despachar; tiempo de callar y tiempo de hablar; tiempo de amar y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra y tiempo de paz.”
Imaginemos por un momento lo que sucedería si solo fuera posible: siempre plantar, siempre nacer, siempre edificar, siempre llorar, etc. El Eclesiastés sigue diciendo que “Todo llega a su fin y se convierte en su opuesto en el tiempo.” De modo que, cada cosa será, inevitablemente, reemplazada por su opuesto.
¿Qué quiere decir que se llega al fin de una cosa? ¿Hemos pensado que el fin de la pena es la alegría y viceversa; que el fin del llanto es la risa y viceversa? Cuando tomo conciencia de que en la Vida, todo, absolutamente todo, descansa y oscila entre opuestos, puedo comprender que es lo que controla los eventos (esos sucesos aleatorios que aparecen en la Historia así como en nuestras vidas y a los que me refería en artículos anteriores) y como la propia vida es controlada por esta Ley. Todo es el resultado de dos fuerzas opuestas que tienden a contrarrestarse la una a la otra, produciendo de este modo un equilibrio en todas las cosas.
En el Oráculo de Apolo en Delfos había una inscripción: “Conócete a ti mismo. Nada en exceso”. Hablaremos de ellos en el próximo artículo.

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