<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 19/09/1993>
<PAGINA>: LA OTRA PALABRA
<TITULO>: "Al principio Dios creó la luz... y la sombra"
<SUBTITULO>: El poder de la espada.
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO>: Desde el Origen, el poder capaz de dar forma a la Luz -Fiat Lux-, es el Verbo. Sonido estructurado respecto a un código.
<ILUSTRACIÓN>: Sólo el que se ha purificado en el baño de sus propias lágrimas, puede desvelar el Misterio.
<CUERPO DEL TEXTO>:
(...)"Al principio Dios creó la luz... y la sombra.
La luz era buena.
Pero la sombra estaba allí.
Entonces creó al hombre.
Y le dio la espada del llanto para matar a la sombra."
León Felipe
"la
vida es una lucha entre la sombra y mi llanto."
Una lucha para liberar la luz. Una luz que corre por el interior de
esa corteza electrónica que es el átomo de materia. Según los cabalistas, la
luz de Hochmah que quedó oculta e
interiorizada en Binah.
Veamos algunas referencias simbólicas a estos versos que nos permitan
captar su mensaje. Tomemos las palabras Luz,
lágrimas (llanto) y espada.
La palabra Luz puede tener
un aspecto simbólico y otro metafórico, aunque la frontera entre ambos es tan
sutil que es difícil demarcarlas. Lo que si podemos preguntarnos es si la Luz como aspecto último,
originario, de la materia que se desplaza a una velocidad limitada, y la Luz
de la que hablan los místicos, tienen algo en común, aparte de ser un límite
ideal y un término.
Decía un seguidos de Hermes:
"Dejándonos
atraer por la luz, entramos en ese camino que parece poder conducirnos más allá
de la luz, más allá de toda forma..."
En el conocimiento místico y esotérico, luz y oscuridad se relacionan
para simbolizar valores complementarios o alternantes de una evolución. Así, la
luz es el conocimiento, y éste es esencialmente idéntico al Espíritu. La Luz como conocimiento hace que
el Caos Primordial pueda ser ordenado. Pero la Luz, también la real, puede ser directa o
reflejada, solar o lunar.
Saint-Martin, el fundador de la Orden Marinista, decía:
"La
luz del verdadero sol debe percibirse sin reflexión, sin intermediarios
deformadores, por intuición directa: tal es el carácter de la iluminación
iniciática."
Este conocimiento inmediato, solar, es el que se opone, o el que es
complementario, puesto que la oposición no es una exclusión, al conocimiento
discursivo, racional, lunar. Debemos entender que la sombra no es otra cosa que
una luz disminuida, el reflejo invertido, el reflejo especular de una realidad:
una imagen.
Si entendemos esto, y la explicación científica del origen del
Universo que vimos en el artículo anterior, entenderemos eso que nos dicen los
cabalistas de que las dos Columnas del Templo, siendo distintas, son de la
misma naturaleza y sustancia. Chuang Tsé decía:
"Seguidme
allende los dos principios -luz y sombra-, hasta la Unidad. Desde el
punto de vista del hombre ordinario, iluminación e ignorancia son dos cosas
diferentes. Pero los hombres sabios que realizaron a fondo su naturaleza, saben
que estos son de la misma naturaleza."
¡Qué importante es esto! Iluminación, Luz, Intuición, Conocimiento
Solar es una realidad opuesta, pero idéntica en su esencia a la Ignorancia, Sombra,
Intelecto, Conocimiento Lunar. ¿Acaso los protones y los electrones no son de
polaridad opuesta por su carga, pero de la misma naturaleza por su masa? ¿Acaso
no proceden de la misma "sopa cósmica", de la misma energía, de la
misma esencia? Tal vez por ello se
habla de ignorancia, de no-conocimiento en la Iluminación; y de
conocimiento, de saber, en la Ignorancia. Ahondar en la reflexión de ésta
imagen especular podría llevarnos muy lejos. Yo sólo he querido mostrarlo.
Lo que aquí nos interesa ahora es que la Luz y la Sombra son dos principios
opuestos, pero de idéntica naturaleza, porque son los dos polos de algo.
Miren como lo dice el poeta: "En el principio Dios creó la
Luz... y la
Sombra." ¿A qué algo no expresado sustituyen esos
puntos suspensivos y que enlazan los extremos luz y sombra? ¿No se referirán al
hombre, intermediario entre Dios y su obra, creado luego y al que se le dio la espada
del llanto para matar a la sombra.?
La muerte es una transformación. Matar
la sombra es transformarla, es anular el reflejo, convertirla en luz,
aniquilar la imagen especular. Y esta tarea, la tarea de llenar esos puntos
suspensivos de un contenido, dice el poeta que debe ser realizada con la espada del llanto.
La espada es el símbolo del estado del guerrero y de la virtud; la
bravura es también símbolo de la función de este estado: el Poder. El cuál
puede ser destructor o constructor. De hecho, es ambos, porque no puede haber
construcción de algo sin destrucción de algo.
El poder expresado por la espada es siempre La Justicia, separa el Bien
del Mal e hiere a los culpables. Por ello el Justo, el que camina en equilibrio
entre los dos principios por esta tierra extraña que es la Tierra, es un guerrero que
lucha, a la vez que recorre el camino, en una Guerra Santa, es decir, en una guerra interior, la batalla entre la Luz y la Sombra.
Desde el Origen, el poder de la Divinidad, el poder capaz de dar forma a la Luz -Fiat Lux- es el Verbo: la vibración que provoca calor y luz, la
vibración que conforme se ordena y estructura se convierte en sonido y palabra.
La palabra es el sonido estructurado y ordenado respecto a un código -conocimiento
e información-; por ello, la
Palabra crea. No hay estructura sin información, y no hay
información sin conocimiento. El barro con el que se estructura la vasija es informado por la idea y el
conocimiento, es energía informada y ordenada en un cierto orden. Tal vez por
ello el Apocalipsis describe cómo una espada de dos filos sale de la boca del
Verbo. ¿Tenemos que interpretar esta espada, entonces, como el doble poder de
la palabra justa, equilibrada.?
Como la Palabra
surge de la Luz,
ella es también símbolo de la Luz;
de la Luz y de la Sombra, los dos polos de la
misma naturaleza, los dos filos de la espada. El camino que en el Árbol de la Vida de los cabalistas va de Kether a Malkuth es un rayo relampagueante, y a veces es simbolizado por una
espada centelleante. El Sable Sagrado japonés se llama Centella; y en la
Alquimia, la espada de los Filósofos es el fuego del crisol.
Y puesto que la Luz
es conocimiento, información, energía estructurada, la espada flamígera de
Visnú es la Luz
del Conocimiento que destruye la ignorancia, iluminándola, transformándola,
anulando su reflejo especular.
Pero la espada puede ser usada de dos maneras: para hender, para
atravesar la Sombra,
y entonces adquiere todo su valor solar; o puede convertirse en un instrumento
lunar que sólo se la usa para cortar, separar, seccionar la realidad. Pero
separarla en partes, no es resolverla, y por ello el problema vuelve a surgir
multiplicado.
La espada de doble filo es la facultad discriminadora que llega hasta
las raíces del ser y separa lo real y verdadero de lo irreal y falso. Es
esgrimida por el yo desde el plano mental. La Tradición la llama la Espada de frío acero azul. También es la Espada del Espíritu que
arma las manos de discípulo para curar.
Dicen los libros ocultistas que sólo quienes han esgrimido la espada,
se atreven a dejarla para permanecer con la manos vacías elevadas en bendición
y poder empuñar la verdadera fuerza creativa que cura el cuerpo y el alma del
hombre.
Esta Espada que es Luz y Sombra, que es fuego de crisol, que es
conocimiento, que es luz y palabra, es para el poeta la espada del llanto, la espada de las lágrimas, la espada con la que
hay que matar a la Sombra. Y
si hemos entendido lo hasta aquí dicho, es la propia espada la que hay que
transmutar en espada de luz, en espada flamígera. Y esa transmutación la
realiza el llanto, las lágrimas.
¿Qué son las lágrimas? Esto
es otra historia, como diría Kipling.
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