domingo, 20 de septiembre de 2015

La Singladura de Occidente 20

La Singladura de Occidente
Capítulo 20
Una historia y unos consejos
Obra de leonora Carrington
 Quería terminar, en el artículo anterior, contándoles una historia, pero ya no tenía más espacio, así que lo hago ahora. La historia la cuenta Richard Bach en su libro "Ilusiones". Dice así:
(...)

<<Había un pueblo que vivía en el lecho de un gran río cristalino. La corriente se deslizaba silenciosamente sobre todos sus habitantes ajena a lo que no fuera su propia esencia de cristal. Cada criatura se aferraba como podía a las ramitas y rocas del lecho del río, porque su modo de vida consistía en aferrarse y porque desde la cuna todos habían aprendido a resistir la corriente. Un día, una criatura dijo: “estoy harta de asirme. Confiaré en que la corriente sepa donde va, me soltaré y dejaré que me lleve donde quiera”.
Las otras criaturas se burlaron de ella: “¡Necia! ¡Si te sueltas la corriente te arrojará contra las rocas y morirás!”. No les hizo caso. Inhaló profundamente, se soltó. De momento, la corriente la revolcó. Pero ella se empecinó en no aferrarse, entonces la corriente la alzó del fondo y le permitió fluir con ella.
Las criaturas que se hallaban agua abajo, que no la conocían, clamaron: “¡Ved un milagro! ¡Una criatura que no se aferra, un Mesías que ha venido a salvarnos!” Y la que se había liberado gritó: “Soy una de vosotras. El río se complace en llevarnos siempre que nos soltemos. Nuestra tarea en la vida es este viaje, esta aventura de fluir con la corriente de la Vida”.>>
Erich Fromm señalaba en su libre “Tener o Ser”, que el hombre que ha de nacer ha de tener una serie de cualidades, unas cualidades parecidas a estas:
<<- Estar dispuesto a renunciar a todas las formas del Tener, para poder Ser plenamente.
- Sentir la seguridad de ser uno mismo. Ser ese profundo sentimiento de identidad y confianza que se basa en la comprensión de lo que como ser humano uno es y que, como tal, necesita relacionarse, interesarse, amar, solidarizarse con el mundo y con sus semejantes.
- Aceptar el hecho de que nada ni nadie exterior a uno mismo, da significado a nuestra vida.
- Estar plenamente presente, con plena conciencia, allí donde uno se encuentra.
- Sentir la alegría que causa dar y compartir, y no acumular, consumir y explotar.
- Amar y respetar la Vida en todas sus manifestaciones, sabiendo que es sagrada, como sagrado es todo lo que contribuye a su desarrollo.
- Tratar de reducir en la mayor medida posible la codicia, el odio y la envidia.
- Vivir sin engaños, sin adorar falsos ídolos, porque se ha alcanzado una comprensión en la que ya no se necesitan engaños.
- Desarrollar la capacidad de amar, desarrollar el pensamiento crítico, el que une la mente y el corazón, y no el sentimental.
- Desprenderse del narcisismo, hacer del pleno desarrollo de si mismo y del prójimo la meta suprema del vivir.
- Saber que para desprenderse del narcisismo, es necesaria la autodisciplina y el respeto a uno mismo y a la Vida.
- Saber que ningún desarrollo es sano si no está inmerso en la Vida y su fluir.
- Desarrollar la imaginación, no para escapar del miedo y de la angustia, sino para anticipar las posibilidades reales como medio de solucionar las circunstancia intolerables.
- No engañar a nadie, pero tampoco dejarse engañar por nadie; ser inocente no es ser ingenuo.
- Percibir la unión con la Vida y, por consiguiente, renunciar a la meta de conquistar a la Naturaleza, de someterla, de explotarla, de violarla, de destruirla; en lugar de hacerle la guerra, tratar de comprenderla y cooperar con ella.
- Gozar, no de una libertad arbitraria, sino de una libertad que ofrezca la posibilidad de ser uno mismo, y no un manojo de ilusas ambiciones.
- Saber que la violencia y la destrucción son consecuencia necesarias de nuestro miedo a crecer como seres humanos.
- Ser feliz en el proceso de vivir cada día más plenamente, con mayor libertad, sabiendo que si el conocimiento no se aplica a la práctica, se vuelve ineficaz.
Todo ello requiere de la adquisición, por parte de los seres humanos, de una nueva conciencia.>>
Por su parte, Jordi Pingem, parafraseando a Lao Tsé, nos informa que:
Obra de Mihai Criste
<<No hay reconciliación con el mundo sin reconciliación con el cuerpo.
No hay futuro sin una sociedad sostenible y responsable.
No hay sociedad sostenible y responsable sin no-violencia, sin un esfuerzo desinteresado hacia un mundo mejor.
No hay no-violencia sin diálogo, sin escuchar al otro, sin reconocer que la verdad es pluralista y no se encuentra solo en nosotros.
No hay diálogo sin abrazar la diversidad, la diversidad de plantas y animales que enriquecen los ecosistemas, diversidad de pueblos y culturas que enriquecen a la humanidad.
No hay diversidad sin reverencia por la vida, sin una actitud serena y jovial que alienta a cada ser a seguir su propio camino.
No hay reverencia por la vida sin el reconocimiento de que el mundo es un lugar acogedor, un espacio de juego del que nos separan los muros que el miedo nos ha hecho levantar, esos muros que aíslan en celdas incomunicadas la mente y el cuerpo, la razón y la intuición, lo masculino y lo femenino, la cultura y la naturaleza, lo divino y lo humano.>>
Y yo añado a todo lo anterior: no habrá nada de todo esto si no se produce en nosotros un incremento de nuestra conciencia. El problema es que para que la conciencia crezca, ésta, no puede hacerlo inconcientemente.



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