domingo, 19 de abril de 2015

La Fuente Iluminada 13


La Fuente Iluminada
(continuación)

Cuarta Parte
(continuación)

 Sobre la energía orgónica
Aprender a conocer dentro de vosotros esa energía que os llega y que os puede enseñar a descubrir el principio energético orgónico, que es el que encierra el secreto de la Vida. La luz orgónica es negra en su origen. Luego se acumula y se centra en un punto, también negro, que encierra en sí mismo todas las potencialidades de vida.
(...)


A través de círculos concéntricos la vibración orgónica va descendiendo y ampliando su centro, dando lugar al difuminado origen de la luz azul, que va cobrando intensidad según va descendiendo en gradación hasta los planos inferiores. Al crearse en esos planos el principio de la materia, la luz empieza a tener brillo y se torna blanca al ser reflejada por los átomos más densos.
Dentro de vosotros esta luz está en su estado original, y vuestra mente debería alcanzar su punto de conexión con ella, aprendiendo a conectar vuestra visión interior con estos planos sublimes donde queda fuera toda posibilidad de imagen. Aprender a ser canales de esta purísima vibración, para que vuestro ser inferior pueda ser transmutado con su fuego interno, alcanzando la transfiguración de cada una de sus células.
La onda emanada
 
Entender el proceso que os voy a explicar: Más allá del tiempo y del espacio está el SER, que ES en sí mismo, conteniendo en su interior todas las formas no creadas y toda la potencialidad de conciencia aún no expresada. En la misma fuerza de este estado de SER, surge la radiación divina de energía que va poniendo en la forma toda esa potencialidad latente. Ya os hemos dicho cómo ésta creación se va efectuando a través de círculos concéntricos, cómo baja en la escala vibracional y cómo va condensando su energía en estadios cada vez más densos, hasta alcanzar los estadios materiales en los que vosotros estáis.
El camino de retorno a la conciencia unificada es a la inversa. De los estados materiales de densidad profunda, hay que ir eliminando esa densidad clarificando sus moléculas con un proceso vibratorio. Cada átomo debe de vibrar a un nivel más alto para que los órganos que conforman vayan también clarificando su proceso en la luz, y cada órgano debe de colaborar a que la totalidad del ser físico alcance esa vibración libertadora.
El proceso es difícil, porque todavía no se tiene la conciencia preparada para poder entender bien la mejor forma de hacerlo. Pero yo os digo, hijos míos, que no os preocupéis si algo falla y no veis claro si el trabajo se está haciendo correctamente. La sola intención en la pureza del camino es la garantía de que el esfuerzo no es inútil. Cuesta mucho alcanzar un poco más de luz, es cierto, pero cada paso alcanzado, por pequeño que sea, es retenido y fructifica en otro paso dado hacia adelante con firmeza.
Los giros con los que se distribuye todo ejercicio de penetración de la onda emanada, tienen su principio en el ritmo expresado por el pensamiento. Alcanza su máxima expresión según va deslizándose por los planes superiores, y sólo debe interferir en aquellas zonas en que la materia está siendo modificada en su estructura.
Cada átomo de fuerza carece de expresión mientras no se determina el lugar en el cual debe de desarrollar su energía potencial. Una vez ubicado en su molde, prepara con su giro el deslizamiento de la energía potencial encerrada en él, y pone en funcionamiento toda la luz contraída que forma su entidad.

El ritmo descendente


Paz y amor al ritmo de esta escala divina de creación, donde el orden descendente de la energía marca el camino del primer impulso. Adivináis en estas notas musicales que suenan ahora, la escala interna espiritual que resuena en concordancia y correspondencia entre el sonido y la obra divina. Dios, en su sabiduría infinita, marca el ritmo necesario a cada átomo de energía que se emana de Él. Este ritmo es universalmente conservado, expandido y desarrollado a través de los infinitos mundos y espacios que conforman los universos, y es éste ritmo el punto de unión que otorga la unidad a toda la Obra.

Dentro de cada escala las posibilidades de variaciones son infinitas, como infinitas son las formas que componen la materia. Pero es en ésta esencia de ritmo donde se recrea la generación de todo lo creado. Desde los más lejanos soles perdidos en universos aún no conocidos, hasta el más pequeño grano de materia ahí en vuestro plano, la energía encerrada en el espacio de su ritmo marca las características del influjo divino que dinamiza con su fuerza esta materia en manifestación viva.
La Vida se manifiesta a sí misma descendiendo desde los campos orgónicos a través de las diferentes esferas de vibración, y al alcanzar  el ritmo, su onda se hace visible y empieza el orden en su manifestación. No puede existir vida sin sonido. Todo lo que es vida es sonido, ritmo, nota, escala, demostración de fuerza energética. De ahí que no es tan difícil el poder entender cómo la obra mágica del poder de la Vida puede ser alcanzado por las conciencias que se aproximan a esta fuerza.
Porque ésta es la fuerza del alma. Sólo el alma resuena dentro de cada ser con su nota específica. El cuerpo es el instrumento que emite esa nota, y el resultado de todo ello es la manifestación de la Vida en un orden perfecto divino. No queráis saber más, que os baste para vuestra reflexión esto que os digo.
El sueño de un sueño
Arriba se determina el momento en que cada función de la energía debe tomar cuerpo real en esa vuestra dimensión. Es por eso que, a veces, no comprendéis el desenvolvimiento del proceso creador, ya que juzgáis con los patrones de ahí abajo lo que no tiene que ser medido en esa dimensión.

La Palabra creadora es tan profunda y tan interna que sólo aquél que ha sido tocado por la luz puede tener una pequeña idea de por dónde van los caminos del Padre.
5 son los días del hombre, pero los del Padre son 7. Arriba se determina, abajo se ejecuta, y los caminos son iguales y paralelos en todas las dimensiones.
Lo que arriba se comienza se termina abajo, y al descender la energía va impregnando de esencia divina aquellos círculos por los que baja, ayudando de esta forma a la creación de los mundos intermedios. Ni un átomo de fuerza es desperdiciado, todo tiene su sentido, todo es necesario, todo es materia de luz, sea cual sea su dimensión.
Los mundos por los que la idea creadora va iluminando su esencia son mundos en los cuales el Padre invierte su imagen, dando origen a pequeños depósitos de energía con los que nutre eternamente el punto de conciencia allí adquirido. Estos pequeños depósitos los conocéis por el nombre de universos, pero no sabéis todavía la Ley por la que estos universos son dirigidos a su realización, dentro del orden ejecutante.
¿Qué pensaríais si os dijera que nada ha sido creado todavía, que todo lo que existe no es más que una imagen metida dentro de una idea, metida a su vez dentro de la mente divina?. Os puede parecer absurdo, y sin embargo así es. No existe nada, sólo es el proyecto de una creación largamente pensada y recreada, en el cual la mente del Padre va disponiendo el movimiento de aquello que está dispuesto a hacer.
Somos sombras de luz dentro de la luz, y nuestro trabajo consiste en tomar conciencia al entender el proyecto deseado, que ahora es sólo pensamiento. Cuando las conciencias de la sombras en la luz adquieran el brillo que la luz original tiene, el proyecto podrá ser realizado, recreado y entendido. Entonces allí será el encuentro del Padre con su Obra, en una dimensión que no nos es permitido ni soñar.
A los seres que somos pensados en todas las dimensiones de todos los mundos que son en los distintos niveles paralelos, sólo nos queda ser conscientes de ésta verdad, y entender que sólo si seguimos el camino hacia nuestras propias conciencias, es que permitiremos que la luz del Padre nos inunde y nos enseñe el camino suyo que nos lleva hacia EL, para poder ser uno con EL en el momento en que el "HÁGASE" sea una realidad material.
Nuestro trabajo es difícil y peligroso, porque el riesgo de quedar atrapados en los círculos oscuros en donde la energía es detenida, es algo en lo que la mayoría de los seres pierden su posibilidad de creación.
Hay un sólo camino hacia la verdad, y ésta camino es tan variable, aún siendo único, como variables son las condiciones en que cada ser tiene el punto de su conciencia. Sólo la idea del amor que nos unifica en un solo pensamiento y la ejecución de ese amor es el sendero de ascensión hacia esa fuente de origen, en donde tendremos algún día nuestra realización alcanzada.
Soñar creando, y determinar las circunstancias, acorta este largo camino, pues nos pone en el movimiento primero por donde la voluntad del Padre es expresada. Cuidar que la pantalla de vuestro sueño sea pura y transparente, para que pueda ser llenada con la luz de los otros sueños que deben de unirse a los vuestros para poder hacer un trabajo en común.
 (continúa)


 

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