lunes, 12 de enero de 2015

La esperanza.


<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 06/09/1992>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: La esperanza.
<SUBTÍTULO>: La última prueba del hombre.
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO>: "La Esperanza: una semilla que, hecha árbol frondoso, cobijará y alimentará a los que estén necesitados".

<CUERPO DEL TEXTO>:


Vivimos una extraña época. Los conocedores dicen que es un Fin de los Tiempos, un Cambio de Era. A nuestro alrededor los aconteceres discurren en forma acelerada e imprevisible. Todo parece estar en lucha contra todo. Todo se rompe generando angustia, dolor y sufrimiento. Los pueblos y los individuos se debaten en una terrible agonía interna y externa. La Humanidad toda está convulsionada, dividida y enfrentada. La Tierra sufre el mismo deterioro que nosotros.
(...)

A nivel individual, cada quien lleva su propio terremoto interior, su propia lucha en lo profundo, su propio volcán, seguramente lleno de dolor por las heridas que se abren en nuestro corazón, presos del miedo, angustiados por no saber que elección tomar, que camino seguir. La duda y la desesperación minan nuestra voluntad y confianza, la fe en nosotros mismos desaparece. Estamos deprimidos y no hay voluntad, a veces, ni siquiera para la esperanza.
La Esperanza. Dice el diccionario que es la confianza en el logro de nuestros deseos. Por otro lado es una Virtud Teologal, con lo que habría que suponer que esos deseos no son los de nuestra personalidad egoísta y conflictuada, sino los del Espíritu en nosotros, nuestro Ser Interno. Tendríamos así, dos significados opuestos y enfrentados. Pero, Esperanza es un sustantivo que viene del verbo esperar, que además de significar tener esperanza, significa permanecer en un sitio hasta que venga alguien o suceda algo.
Esperar en un lugar. Hacerlo hasta que venga alguien o suceda algo. ¿Dónde está ese lugar? Que duda cabe que en nosotros mismos. ¿Quién tiene que venir? Nuestra realidad superior. ¿Qué tiene que suceder? Aquello por lo cual hay lucha, angustia y duda en nosotros. No es mi intención dar una explicación sobre estos interrogantes, pero si quiero ofrecerles lo que los guías dijeron sobre este tema en un momento de intensa crisis personal. Helo aquí:
 "La esperanza renace fuera de lugar como una flor solitaria que crece en desolados parajes. Guardar dentro de vosotros la simiente que la hará nacer después del paso de la tormenta. Fecundar la tierra en la que debe ser sembrada con la fuerza que os da la comprensión de los hechos que estáis viviendo ahora. Fuerzas superiores están marcando el ritmo de los eventos y a pesar de que todo os pueda parecer confuso y angustioso, hay marcado un sendero de luz entre las tinieblas que ahora rodean al planeta y a vosotros, y el sendero que os conduce hacia el amanecer del nuevo día de la aurora.
Sólo el Ángel que os guía sabe lo que está preparándose en los cielos,  pero ese mismo conocimiento le impide actuar fuera de sus límites, pues sólo cada uno de vosotros, con vuestros actos y vuestras decisiones, eleváis o descendéis vuestras notas vibratorias, y él debe de respetar esta verdad.
"Las pruebas destruyen o enaltecen según sean aceptadas y dirigidas o no. Aprender de las que se os dan para vuestro provecho, y no dejar que vuestro sentido de lo humano os cierre los ojos a vuestro sentido del Alma. El Alma aprovecha cada segundo de experiencia. Cada detalle insignificante que aparece en un sólo minuto, una sola mirada con una expresión determinada, un cambio en el matiz de la voz, un gesto, el movimiento de una mano, es suficiente para que vuestra conciencia aprenda algo en ese momento."
Hay algo evidente en el mensaje. La Esperanza es una semilla que germinará en nosotros después del paso de la tormenta. Pero la tormenta es nuestro prueba, nuestro trabajo, aquello que se nos da para transformarnos, el pan nuestro de cada día. Vivir en su momento cada cosa sin buscarle explicación, es la clave de la realización espiritual, y ello es lo que tenemos que comprender. La tradiciones llaman a esto fluir. Este fluir no es un estado pasivo. Es siempre una elección. Pero elegir significa haber aprendido a discernir, a estar desapegado y a tener mesura en la acción. A través de este fluir tendremos que aprender a ser nosotros en medio de lo que no lo es, y que sin embargo es nosotros también. Es necesario vivir con la Luz y su reflejo, ser el reflejo de la luz, y brillar de nuevo desde él hacia lo alto para iluminar el camino de los que vienen detrás.
Algún tiempo después se nos dio otro mensaje referente al tema de la Esperanza. Decía así:
"La Esperanza es la última prueba a la que se somete el ser humano. El tener fe en la unidad del propio destino espiritual dentro de los acontecimientos con que la vida diaria os absorbe, es saber discernir la verdadera semilla que, en su día, se convertirá en árbol frondoso con el que se alimentarán aquellos que estén necesitados.
   Observar como dentro de los seres humanos se establece la lucha del discernimiento, para poder solucionar todas las dudas personales sobre la importancia de lo que creéis que es el valor real de las cosas. Pocos entiende que la plena conciencia en la unidad interior es la luz que clarifica todas las dudas, y que resuelve en sí misma las sombras que ocultan las decisiones importantes. Saber tomar estas decisiones en el momento oportuno abrevia el camino que lleva a la sabiduría y al cumplimiento de la Ley del Amor. Lanzarse al trabajo interior, tomar la decisión pese a todas las dudas y las contradicciones internas que pretenden aplazar o desviar esta decisión, es la gran batalla a ganar donde se resuelve todo el trabajo que posteriormente se tendrá que hacer.
   Entenderlo así, hijos, y salir al encuentro de esta decisión con valentía, porque una vez lanzados en esta dirección, la fuerza de la luz os lanzará hacia los fines más clarificados donde podréis ser útiles a aquellos que están esperando la mano amorosa que les mitigue su necesidad."
Los Seres de Luz dicen que podemos hacerlo. Pero tenemos que saber, osar y querer. Dicen que podemos brillar con luz clara y penetrante, que podemos alzarnos por encima de la aparente mediocridad de nuestras vidas, porque el misterio de lo eterno permanece escondido en ellas y, al ser encontrado, todo puede ser cambiado y volverse Luz. Dicen también que depende de nosotros el realizar esa operación mágica que haga realidad la verdad de nuestro ser.
Cualquiera de los que estamos empeñados en esta lucha, sabemos por experiencia y por esos pequeños momentos de lucidez o iluminación que la Gracia nos concede, que el secreto de todo el Universo y el de nosotros mismos está encerrado en nuestro pecho. Y en este largísimo e interminable combate contra nuestro dragón personal, en el que a veces falta la esperanza, hemos aprendido que no podemos rehuir el dolor, ya que el conocimiento viene unido a él y no podríamos aprender sin experimentarlo. Cualquier experiencia trae con ellas su parte de dolor y su parte de placer. De ahí que como el Maestro Jesús, nosotros también, tengamos que apurar hasta el fondo nuestra copa llena de sensaciones y vivencias, aunque su amargor sea insoportable.
Cuando el Trabajo empieza a ser más consciente en nosotros, aprendemos que es bueno y necesario sacar las comparaciones, las analogías, las síntesis de cada evento, pues ello se acumula a nuestro saber. Llenará de luz nuestras conciencias, al comprender, que la libertad de nuestro pensamiento y de nuestra voluntad nos llevarán a los espacios abiertos donde los límites se rompen y sólo existe la grandeza del auténtico ser como unidad completa.


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