martes, 2 de diciembre de 2014

La Ley del Péndulo

<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 16/08/1992>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: La Ley del Péndulo.
<SUBTÍTULO>: O el oscilar de la conciencia.
<AUTOR>: Alfiar
<SUMARIO>: Un corto trecho hacia un polo, luego un corto trecho hacia el opuesto, lentamente, hasta alcanzar el centro.
<CUERPO DEL TEXTO>:
En el artículo sobre la Dualidad, decíamos que era posible escalar la escala del Ser cambiando, grado a grado, nuestra polaridad; pero que este trabajo requería del conocimiento y la comprensión de la Ley del Péndulo, y de como nuestra conciencia oscila entre esos dos extremos polares.
(...)


El "Eclessiastes" dice que en este universo mental "Todas las cosas son dobles, la una contra la otra". Esto significa que todo tiene un opuesto, por el cual existe y al cual se opone. Los opuestos son inseparables, no se puede tener uno sin el otro. Todo palo tiene dos puntas y su realidad se construye entre ellas.
La Ley del Péndulo dice que las cosas oscilan continuamente de un polo a otro en una misma realidad; y que al llegar a un punto en su desplazamiento en una dirección cualquiera, se produce una detención y se pasa a la fuerza opuesta. Así, los opuestos derecha-izquierda toman alternativamente el poder. Cuando el péndulo está todo a la derecha, ésta es más débil y la izquierda comienza a ser fuerte. Y viceversa.
Debido a que la manera de obrar de la energía es doble, y ello exigiría un pensamiento doble, no es sencillo comprender esta dualidad. Solemos pensar en función de una cosa oponiéndola o comparándola con otra que se le opone, pero no somos capaces de pensar en función de las dos polaridades a la vez. Al ser incapaces de pensar en forma dual, no comprendemos que los eventos, las cosas visibles, toda nuestra vida emocional, ocurre entre estas fuerzas opuestas que oscilan continuamente de un extremo a otro de si mismas.
Cuando comenzamos a comprenderlo nos damos cuenta que, como dice el "Eclessiastes"(3,1-8):
"Todo tiene su tiempo y todo lo que se quiere bajo el cielo tiene su hora: Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; (...); tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz."
Podríamos imaginar lo que ocurriría si siempre se plantara, edificara, llorara, etc. De ahí que el "Eclessiastes" añada que:
"Todo llega a su fin y se convierte en su opuesto en el tiempo."
Según el Libro sagrado: todo es diferente, en diferentes tiempos; cada cosa es reemplazada por su opuesto en el tiempo. Y cuando comenzamos a darnos cuenta de que la vida descansa sobre esta ley, comprendemos que es lo que controla los eventos de la vida en general y la de cada cual en particular.
En el santuario de Apolo en Delfos había una inscripción de la que solemos conocer su primera parte: Hombre, conócete a ti mismo; pero, nada en exceso. Primero se le dice al hombre que debe conocerse a sí mismo, y luego que no debe oscilar en exceso hacia los extremos de sí. No hay conocimiento de sí, sin el conocimiento de los propios opuestos, y sin ver como la conciencia oscila entre ellos en el tiempo.
Un cuento sufi nos relata la historia de un hombre que soñó que había descubierto los secretos del Universo; despertándose por un momento escribió su sueño. A la mañana siguiente leyó lo escrito: Camina sobre ambas piernas. En nuestra psicología dormida caminamos sobre una pierna: y lo hacemos cuando consideramos la Verdad como algo invariable, cuando creemos conocer lo que es justo e injusto, cuando creemos saber lo que es el Bien y el Mal. Debido a ello, no comprendemos lo que significa mantener el equilibrio en nosotros mismos, pues para ello necesitamos ambas piernas. Esto significa ver los opuestos en nuestra realidad psicológica, emotiva y mental.
El Diablo también es necesario. Pero como lo situamos fuera de nuestra propia realidad psíquica, cuando somos llevados por los eventos de la vida de un polo a otro, tendemos a ignorar, a dejar fuera de nuestra conciencia, todo lo que no corresponde a nuestro punto de vista. Ello es para nosotros el Diablo. De ahí que andemos cojos, sobre una sola pierna.
¿Qué significan las palabras del Eclessiastes de que hay un tiempo para cada cosa?
Significa que si consideramos la verdad como un rígido código de reglas fijas, nunca la encontraremos, porque ninguna cosa es la misma en el tiempo. El tiempo es cambio. Y todo cambia en el tiempo entre los opuestos. Hoy las cosas andan de un modo y mañana de otro modo opuesto. Pero nuestra pretensión es que las cosas sigan siendo siempre las mismas, y cuando no se corresponden a lo que se desea, somos incapaces de adaptarnos y aprender de esas otras facetas de la vida que no corresponde a nuestra visión. Nada es mas difícil de aprender que el tiempo, y por ello el acontecer, no es el mismo, aunque sigamos deseando y esperando lo mismo.
Nuestra incapacidad para asimilar los opuestos, para ver las cosas desde un punto de vista contrario, para tener la conciencia de los dos extremos de nuestro péndulo interno, hace que seamos inflexibles: nos inclinamos a la derecha y nos resistimos a inclinarnos a la izquierda cuando la ocasión lo demanda. La Naturaleza está en equilibrio porque su péndulo energético oscila entre la Vida y la Muerte en forma armónica. Nuestro problema es que la superficie de la vida y la superficie de nosotros mismos ha dejado de tener un intercambio normal.
Conocer nuestra dualidad y la oscilación del péndulo en nosotros, significa conocer que nosotros, además de tener una superficie física que se opone, roza y tensa con la superficie de la vida, tenemos también una superficie psicológica. Y nuestro destino psicológico y nuestro destino físico son opuestos; y a no ser que haya una cierta tensión entre ellos, a no ser que seamos conscientes de ambos, a no ser que tengamos una temperatura más alta que la vida, no fluirá la energía y moriremos. Esto es la Entropía.
La Enseñanza Esotérica dice que es necesario comprender como un lado ayuda al otro. Este conocimiento implica un cambio de nuestra actitud mental para pensar desde los dos polos a la vez. El Trabajo cosiste en observar en nosotros mismos como nos desplazamos en exceso hacia un polo, y luego, inevitablemente, cuando llegue el tiempo contrario, la energía psíquica, queramos o no, nos llevará al polo contrario. La resistencia psicológica es la causa de conflictos internos, de depresiones y de locura (entropía).
En nuestra vanidad y orgullo, no ya material sino espiritual, tendemos a creer que sólo hacemos el bien. Polarizamos nuestro péndulo interno en esa actitud, somos inconsciente en nosotros de la actitud contraria y, al no ser conscientes de ese lado oscuro en nosotros, lo proyectamos al exterior. Así nunca estamos equilibrados en nosotros mismos. No hay mesura en nuestro fluir.
Observar la oscilación pendular en nosotros, es percibir como ahora estamos irritados, luego contentos, de nuevo lo contrario. Y como los estados emotivos los llevamos a sus extremos límites, al exceso, cuando el péndulo pasa por el punto medio de su recorrido, lo hace, debido al fuerte impulso que lleva, de forma muy rápida y, de esta manera, nunca tenemos conciencia de éste punto medio. Por ello el Oráculo  decía que no oscilemos demasiado a los extremos, que penduleemos más lentamente; así, cuando en este oscilar la conciencia pase por el centro de nosotros mismos, podremos percibir la puerta por la que asciende la Escala del Ser. Este es el motivo por el que, en las tradiciones religiosas, se recomiende la meditación y la quietud interior. Este es el Dorado Camino Central. Pero este camino ha de ser recorrido conscientemente.

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