lunes, 24 de noviembre de 2014

La singladura de Occidente 05

LA SIMGLADURA DE OCCIDENTE

Capítulo 5



Nuestra reacción al Mundo
¿Cómo hemos reaccionado, los hombres y mujeres de Occidente, ante un Mundo del que creemos que no podemos escapar?

Lo hemos hecho combatiendolo, enarbolando la Voluntad de Poder; aunque, como dice una antigua enseñanza, solo agrede el que tiene miedo. El sentirnos aislados de lo otro, de la Naturaleza, de nuestro Cuerpo, nos llevó a tenerles miedo, a verlo como algo extraño y terrible, como algo perverso, y comenzamos a atacarlo (en el caso del cuerpo, primero lo torturamos, luego lo atacamos con medicamentos), para dominarlo, para someterlo a nuestro control.
(...)

Es necesario saber que el movimiento Humanista del siglo XV fue antiautoritario y que sus continuadores en el Renacimiento, en sus filosofías y utopías, son continuadores de una línea de pensamiento que se había estabilizado en el Otoño de la Edad Media, allá por el siglo XIII. La altura de este espíritu nos la describe Frederick B. Artz
“(…) los grandes pensadores medievales sostuvieron que a los ojos de Dios todos los hombres son iguales, y que hasta el más humilde tiene un valor infinito. (…) enseñaron que el trabajo es fuente de dignidad y no de degradación, que ningún hombre debe usarlo con un fin independiente de su bienestar, y que la justicia debe determinar los salarios y los precios. (…) enseñaron que la función del Estado es moral, que la ley y su aplicación deben estar imbuidas de las ideas de la justicia cristiana y que la relación del gobernante y del gobernado debe basarse en una relación recíproca. (…) Finalmente, la idea medieval incluía la vigorosa creencia en que todas las naciones y los pueblos formaban parte de una gran comunidad. Goethe dijo:`Por encima de las naciones se encuentra la Humanidad´.”
Tal vez si la historia del hombre de Occidente hubiera seguido con el espíritu del siglo XIII, si hubiera fomentado el espíritu del conocimiento, a la vez que el individualismo consciente de encontrarse integrado en un todo mayor, lentamente y de forma progresiva, hoy podríamos encontrarnos en una situación diferente y más afortunada. Pero la razón se deterioró hasta convertirse en inteligencia manipuladora y el individualismo en egoísmo.
Mientras el Hombre Moderno emergió identificándose con su mente, con su inteligencia racional, con lo masculino; todo lo demás, lo otro, es decir, su cuerpo, la Naturaleza y lo femenino, sería objeto de dominio y represión. A partir de la segunda etapa del Renacimiento, nuestro cuerpo y la Naturaleza se convirtieron en máquinas de las que hemos de extraer el máximo provecho. Con ello, la Naturaleza y lo Femenino se hundieron en el oscuro pozo de la escala de valores del patriarcado.
Cuando Occidente inicia su expansión hacia otros continentes, el hombre europeo encuentra pueblos que aún se hallan arraigados en su cuerpo y en la Naturaleza, pero ya no los reconocen como a hermanos, sino que les atribuyen el carácter de atrasados, salvajes..., son la viva delación de lo Otro. Por ello han que ser conquistados, es decir, sometidos, esclavizados, colonizados y, sobre todo, obligados a civilizarse. Este otroicidio contra el cuerpo y la Naturaleza, contra los valores femeninos y lo no occidental, constituyen la pestilencia de la enfermedad de nuestra civilización: devastación ecológica, competición despiadada, tecnología dura, deuda exterior, racismo, cáncer, sida...
Si el hombre moderno ha nacido de una escisión, si de esta escisión nace la angustia, si de la angustia emanó la Voluntad de Poder, y si la mirada de la Voluntad de Poder no puede ver el mundo a no ser como un objeto, es evidente que siguiendo el razonamiento, hemos creado un mundo conquistado y sometido a la lógica de nuestras premisas racionales. Y cuando al hombre, cargado de razón, le arrebata la angustia, dispara flechas con el Arco de Apolo, creando un mundo desencantado, lleno de obstáculos y de enemigos que, según piensa su mente esquizofrénica, objeta contra él.
Su Voluntad de Poder, culmina hoy en la ingeniería genética y en los múltiples usos de la energía nuclear. Es un Proyecto Apolo que calentó motores en Gracia, que comenzó a rodar en el Renacimiento, que aceleró con la Revolución Industrial y que, si un milagro no lo remedia, está a punto de eclosionar en un inmenso desastre. Lo que caracteriza a la Voluntad de Poder es el puño cerrado, aunque no en el sentido del puño que golpea, sino en el de la mano abierta que se cierra para agarrar, atrapar, atenazar e inmovilizar la realidad. Precisamente eso es lo que hace la Razón cuando se escinde de su raíz corporal. La Razón es la garra del hombre depredador con la que desgarra el Planeta y a sus semejantes.
Cuando emergió el individuo, el Ser Humano dejó de estar en el mundo, se retiró a su particular universo de voluntad y abstracción racional y desde allí contempló su entorno y lo vio como una imagen publicitaria, una imagen carente de valor por si misma, y la llamó medio ambiente. Y esa imagen medioambiental pasó a determinar su valor en el mercado donde lo único que importa es que esté en un envase reciclado sin que importe el contenido, un contenido generalmente vacío de esencia.



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