domingo, 1 de junio de 2014

La Libertad.


Chiste de Foges en El Pais.
<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 14/06/1992>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA 
<TITULO>: La libertad
<SUBTÍTULO>: Carta a los Seres de otras dimensiones (vulgalmente llamados extraterrestres).
<FIRMA>: Alfiar 
<LUSTRACION 1> Es libre el acto que procede de la acción del Ser individual y colectivo que somos: el Alma. 
<SUMARIO>: Pocos alcanzan la responsabilidad de aceptar sus acciones libres; la libertad pesa a pesar de ser ligera, y ata a pesar de no tener ataduras. 
<CUERPO DEL TEXTO>:
(...) 
Mi amor a vosotros, hermanos del Cosmos.
Las respuestas que habéis dado a mis cartas anteriores abrieron una profunda reflexión en mi espíritu, siempre inquieto, eterno buscador y presto a detener la mirada y el aliento allí donde surja una maravilla que contemplar; aunque no siempre valiente para dar el paso necesario que me permita acceder a la contemplación de una maravilla mayor. Y porque a veces me falta el valor para poder pensar un pensamiento libre, para tener un sentimiento original y genuino, para ejecutar una acción nueva, nunca antes realizada, es por lo que creo entender las contradicciones de mi prójimo.
Se que la contradicción se manifiesta en aquellas mentes donde anida algún tipo de temor, alguna forma de miedo, presente o larvadamente oculto. Sé que éste miedo, no importa la forma que tome, es siempre miedo a lo desconocido. El sentimiento, la vivencia de ésta realidad, es la conciencia de estar partido: una parte de ti, la más grande, o la de mayor peso aparente, te mantiene anclado, sujeto, seguro, en ese lugar de ti mismo donde reina el miedo. La otra, una llamada que surge de alguna parte desconocida de tu propia profundidad, te dice: ¡Ven! Y en medio, un profundo abismo desde el que algo de ti-mismo mira perplejo el enigma: una paradoja llamada libertad.
Dice nuestra Tradición, y vuestros mensajes lo corroboran, que al ser humano le dieron dos herramientas de trabajo espiritual para su evolución. Al Alma: el sentimiento de responsabilidad de las propias acciones. Al Espíritu: el libre albedrío. La libertad de actuar de acuerdo con su capacidad de razonar, pensar, comprender.
Utilizando estas herramientas es como hemos de llenar de Sabiduría y Amor nuestra conciencia espiritual que estaba vacía de Conocimiento cuando salió del Seno Divino. Este aprendizaje nadie puede hacerlo por nosotros porque, y he aquí la paradoja, la conciencia sólo se llena por el efecto de actos libres.
Muchos dicen que no hay, ni puede haber, algo que sea verdaderamente un acto libre. Qué hemos sido condicionados a pensar y comportarnos de un cierto modo por la vida pasada y experiencia previa, y por la influencia que sobre nosotros ejerce la clase social y la cultura. Sería inútil negar la verdad de estos asertos, o el que nuestros actos sean el resultado de este condicionamiento. Pero tampoco podemos negar el hecho de que la mayoría de nosotros no ha realizado un acto libre en su vida.
Entiendo que ejecutar una acción libre es estar parado en medio de ese abismo, ante el miedo, a solas con uno mismo; escuchar esa Voz que dice: ¡Ven! Voz que no procede del pasado, sino de algo no realizado aún, porque eres tú quien lo tiene que realizar, al dar ese salto en el vacío, por primera vez.
Entiendo que el verdadero pensamiento, no nuestro hábito normal de dejar que procesos de pensamiento pasen a través de nuestra mente, es un acto que está bajo el control del verdadero ser del hombre. Ser que aprende y evoluciona a través de actos libres.
Y entiendo, porque he pasado por el dolor de la experiencia, por qué no se da ese salto, por qué no se escucha la llamada, y por qué nuestros actos no son libres. Comprendo que muchos se retiren a antiguas posiciones, y prefieran pensar que la llamada fue un sueño. Comprendo también que otros, más sinceros, no se atrevan a negar que una vez, atravesando la distancia de una realidad no construida, la llamada surgió de lo profundo; pero que luego, el miedo, la cubrió de razón, de lógica y ciencia, de psicología y de argumentos protectores.
Esa experiencia dolorosa a causa del miedo, me enseñó que el único camino válido es el de hacer uso de esas nuestras herramientas humanas y, con ellas, adentrarse dentro de uno mismo, conectar con el Alma: manantial de Amor que desbarata las sombras y espejismos; que hace, en una extraña forma aún no comprendida del todo, que el filo de la navaja se convierta en un ancho camino, firme y seguro. Y desde esa interioridad, dar ese paso libre, nunca antes realizado por ti, pisar ese nuevo territorio recién conquistado por y para la propia conciencia.
Sólo entonces se comprende que es libre todo acto cuya causa procede de la acción de ese Ser individual y a la vez colectivo que somos: el Alma. Y que cualquier otro acto, llevado a cabo por la persona, que no sea expresión de esa Alma, ya sea bajo la presión de la Naturaleza, o por la imposición de una norma moral, deja de ser libre.
La experiencia me dice que puesto que el Alma está, en algún modo, presa por la persona, es necesario un esfuerzo -la Antigüedad dice que un aprendizaje- para actuar desde ella. Solo desde esa posición es posible que mi vecino y yo, en parecido esfuerzo, podamos encontrarnos en un común intento, bajo la misma Ley de Armonía.
La simplicidad de este pensamiento da miedo. Se necesita la comprensión de las dificultades que padece la persona para desprenderse de la idea de que ella no es la hacedora de actos libres. Y como esta es la creencia común, se aduce que seres libres, en el otro sentido, no existen en lo que llamamos la vida real.
Los que escuchan la Voz y la siguen, saben que es en éste régimen de coacción que es la vida cotidiana donde vuelan los espíritus libres, los hombres fieles a su sí-mismos. Son libres por ello, y dejan de serlo cuando se someten.
La Voz me dijo que en cada uno de nosotros habita un Ser más profundo, que cuando puede expresarse sin la barrera del miedo, hace de nosotros seres libres. Una vez más, gracias por ser el receptáculo de mis reflexiones.
Que la paz y el amor del Todo que a todos nos cobija quede con vosotros.
Vuestro hermano. Alfiar
Respuesta de los Hermanos del Cosmos
Miramos tu valor de poder hablar sobre este tema de la libertad por ti mismo padecido en todas sus consecuencias, y por ti mismo analizado hasta su más íntima profundidad.
La libertad es dada al Ser como un patrimonio de la Conciencia Divina que el Padre ha implantado dentro de las conciencias humanas, para que sirva al desarrollo de su avance espiritual. Las grandes fuerzas de la creación respaldan este objetivo a alcanzar, pues todo en el Universo resguarda y protege la iniciativa humana de perfección, a la que sólo se accede por y en el uso de esa libertad.
La vibración que le corresponde es la más acorde con el espíritu de la Ley. Las fuerzas emanadas adecuan cada partícula de la simiente de la vida que se expresa a sí misma; y por ello, sólo en la entera libertad de pensamiento, el deseo y la acción, es que ésta potencialidad de vida pueda ser expresada, desarrollada y transmutada en Conciencia Divina Viva. Atiende a esto: los pares de opuestos aúnan sus cualidades disconformes, y ésta complementariedad acelera el proceso de integración de los átomos en su transformación.
Analiza el comportamiento humano. Pocos alcanzan el derecho a la responsabilidad de aceptar sus acciones libres; la libertad pesa a pesar de ser ligera, y ata a pesar de no tener ataduras. Su peso y sus ataduras son aquellas condiciones con que vosotros la revestís en una acción involuntaria de la conciencia; y es en eso mismo sobre lo que tenéis que actuar, más que en ese espejismo que llamáis libertad. Entonces, rotas estas ataduras, la verdadera libertad llega por sí misma al hombre como una lluvia silenciosa caída del cielo, y que ningún ojo humano ha contemplado.
Escucha esto, hijo nuestro: arriba galopan los vientos áridos que van a traer a la Tierra prueba y dolor. Sólo la Luz del Amor y la libertad de conciencia, puede desviar estos vientos y desterrarlos de la cercanía del planeta.
Alcanza la comprensión de esto que te decimos, y difundir este mensaje para que su cumplimiento traiga la Presencia Divina Viva entre vosotros.
La paz te dejamos en nuestro Amor. Te deseamos que tu libertad sea ejecutada en ti mismo en profundidad y con prontitud.
A tu alma, paz.

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