miércoles, 11 de septiembre de 2013

El Mito del Grial. (Visión psicológica). 1ª Parte.

Parsifal a la busqueda de Montsalvat. Pintura de Andre Kosslick.



EL  MITO  DEL  GRIAL
(Visión psicológica)


[Desde Noviembre de 1997 hasta Junio de 1998, llevé un programa de radio llamado “La Voz del planeta”, en una emisora local de Santa Cruz de Tenerife, hoy desaparecida, llamada “Onda Interior”. Muchos de dichos programas fueron entrevistas a personas más o menos comprometidas con los diversos aspectos del trabajo humano. Otros, trataron de otros aspectos en los que a lo largo de la hora que duraba el programa, intenté profundizar en el conocimiento de nuestro planeta y en el conocimiento psicológico, mítico y cultural del hombre que lo habita. Algunos temas fueron tratados a través de una óptica un tanto crítica y mordaz, aunque siempre procuré que el objetivo y contenido del programa fuera nuestro planeta y los seres humanos que en él habitan. Durante tres programas presenté el tema del Grial, que en ocasiones anteriores y en otros contextos había analizado desde puntos de vista diferentes: esotérico e histórico. Ahora lo hacía desde un punto de vista psicológico, sobre todo de la psicología masculina. Para ello me basé en las obra de tres autores: C. G. Jung, Joseph Cambell y Robert A. Jonson, tomando como base “La Novela del Grial” de Chretien de Troyes y todas las otras que le siguieron.

En aquello programas yo iba relatando la historia de forma pausada e interrumpida a cada párrafo por un breve momento musical. Por ello el estilo es un tanto oral, más bien radiofónico, aunque para traerlos a blog los he retocado un poco.. Algunos temas eran largos, como éste del Grial, y abarcaban varios programas. Al final de cada programa, quedaba un espacio para que los oyentes pudieran llamar y preguntar u opinar.]

(...)

1ª Parte

Sir Galahad y la busqueda del Santo Grial de Arthur Hughes

Para Joseph Cambell, uno de los grandes especialistas en mitología de nuestro tiempo, el mito es un mapa interior de la experiencia humana, un mapa que ha sido dibujado por gentes que han recorrido ese itinerario. Los mitos son algo así como pistas del potencial espiritual del ser humano. Ellos nos enseñan que uno puede volverse hacia dentro y comenzar a recibir el mensaje que los símbolos, contenidos en el mito, transmiten. Un mito nos ayuda a poner nuestra mente en contacto con la experiencia de estar vivo.
Ningún otro mito de Occidente ha sabido conmover la fantasía y la imaginación del hombre europeo como lo ha hecho el mito del Grial, y ello a pesar de que son muy pocos los que han leído algún título de la docena de novelas originales que existen sobre el tema. Aunque, lo más extraño es que la seducción que sobre nosotros ha ejercido ese mito, o tal vez por la estructura psicológica que se esconde en él, parece desproporcionada en relación a su desconcertante mensaje. La Leyenda del Grial aparece a finales del S. XII y surge completa a partir de una novela: "El Cuento del Grial" de Chretien de Troyes del que, por cierto, nada sabemos de su vida.

Una oleada de leyendas recorren Europa en los albores del siglo XI; una compulsión que abarcaba desde las catastróficas profecías milenaristas, hasta el éxtasis de la redención de Cristo. Aunque la Europa de aquel entonces, lo era todo menos un paraíso. Allí donde posemos la mirada, solo vemos un páramo, un paisaje desolador. Las novelas del Grial surgen para saciar la sed de mitos que padecía el hombre europeo. Ellas aportaron el necesario substrato psicológico para construir una nueva civilización: La civilización medieval. A su llamada, se levantan catedrales, crecen las ciudades donde antes sólo había aldeas, se crean universidades. Todo florece. También el Espíritu.
Los primeros relatos presentan al caballero Perzival como conquistador del Grial y embarcan a nuestro héroe a una empresa, lo bastante importante, como para comunicarse con el propio Espíritu a través de los oficios del Grial. Además, había que curar al Rey Pescador que era su custodio, el cual padecía una misteriosa herida; también había que restaurar un reino que había quedado convertido en un páramo.

El Rey Pescador
 El problema de esta historia es que el caballero Perzival, cuando esta a la vista del Grial, no formula la pregunta debida, por lo que no puede curar al herido Rey Pescador y tampoco consigue devolver al páramo su paradisíaco estado primitivo. Será sólo después de largas y arduas aventuras que Perzival consiga triunfar en su propósito.
Perzival es el caballero que simboliza al hombre de nuestra cultura. Al principio de la historia solo sabemos que tuvo una infancia solitaria, sin compañeros ni hermanos y bajo el exclusivo cuidado de su madre; en otras versiones de la historia, estuvo al cuidado de mujeres guerreras dotadas de atributos mágicos. Carece de mundología y posee una inocencia natural que le hace recibir el sobrenombre de Gran Necio, que es precisamente lo que significa su nombre.

Gran Sala del Palacio de Winchester donde se expone la Mesa del Rey Arturo y sus Caballeros.
Cuando abandona el dominio de lo maternal y femenino, su primer deseo es el de convertirse en el más famoso caballero de la época. Ello implica una obligada fase de iniciación en la Corte del Rey Arturo -que simboliza nuestra personalidad externa-, así como ingresar en la Hermandad de la Tabla Redonda. Luego, la fama conseguida por prodigiosas aventuras, le llevaran a ocupar el asiento peligroso de la Tabla Redonda, lo que le señala como elegido para ir en busca del Grial.
Todo la historia es como un viaje onírico por lo desconocido de la interioridad del hombre occidental a la búsqueda del misterioso Grial. Una búsqueda que ha de hacerse de forma individual y que presenta unas pruebas que el héroe ha de enfrentar en solitario: vencer el vacío que le de derecho a una comunicación directa con el Misterio.

Tres ramas de sabiduría influyen en el mito: la celta, que proclama la vital relación que existe entre la Legítima Realeza y la Soberanía de la Tierra. Para que exista un reino fecundo, debe existir también una relación vital y fructífera entre el Rey y la Tierra Soberana. Las otras dos ramas son las del esoterismo cristiano y la salvación y la de la alquimia del renacimiento y la transformación.
Las "Elucidaciones", que así se llama el prólogo de la "Novela del Grial", comienzan diciendo que el Reino de Logres era un paraíso, pues en los pozos, fuentes y grutas de sus bosques habitaban hermosas doncellas; esos lugares sagrados eran puertas que comunicaban dos mundos: el mundo material y el mundo espiritual. Con sus escudillas y copas de oro, las “doncellas de los pozos sagrados” alimentaban a caminantes y viajeros, pues el Reino de Logres disfrutaba de paz y prosperidad. Ahora, todo se ha convertido en un páramo.
¿Cómo ocurrió eso?

Anna Kratochvilova
 La leyenda cuenta como, cierto día, el malvado Amangón raptó a una de las doncellas y robó su cuenco sagrado. Sus secuaces masculinos imitaron su ejemplo. Las consecuencias fueron desastrosas. A partir de ese momento ya no hubo “doncellas de los pozos” y los manantiales sagrados y los pozos se secaron, los animales se volvieron estériles, los árboles dejaron de dar frutos, la floresta se marchitó y las gentes abandonaron el Reino cuando este se convirtió en un páramo. Desde entonces, nunca más volvió a encontrarse el Castillo del Rey Pescador, el consorte de la Soberanía de la Tierra.
Perdida la Voz de los Pozos, la aparición del páramo nos habla de la pérdida de un contacto con el otro mundo. El héroe del Grial, el que ha de liberar las aguas, debe descubrir el punto de encuentro de ambos mundos, ese punto en el que se han de restaurar los vínculos sagrados que unen la Soberanía de la Tierra y la Monarquía.
Las "Elucidaciones" aclaran cual era la principal preocupación de los antiguos: no perder la comunicación entre la Diosa de la Tierra y el legítimo Rey del mundo exterior. El Rey gobierna la tierra por el derecho que le otorga su unión con la representante de la Diosa y la defensa que hace de la libertad de ésta.
A un nivel superficial, se diría que las leyendas del Grial se preocupan mucho por las búsquedas masculinas, por caballeros cuyo única preocupación era combatir. Pero cuando uno se adentra en las profundidades del mito, percibe que los personajes importantes de la historia son las mujeres, lo “femenino” de la tierra, y que todas ellas son diferentes imágenes de una sola y única imagen: la antigua Diosa de la Tierra.

Antes de que Amangón y sus secuaces raptasen a las doncellas de los pozos y robaran sus vasos sagrados, la comunión con la diosa, o con lo femenino, siempre había sido posible. Al beber de las copas que les ofrecían las doncellas, los caballeros consagrados a la Demanda podían encontrar el camino a un más allá extraterreno, a un mundo espiritual. Un paraíso en cuya interioridad se encontraba el Castillo del Rey Pescador y donde este custodiaba los sagrados objetos de la Diosa Soberana. Pero el rapto de las doncellas servidoras interrumpió la armónica comunicación entre ambos mundos.
El mito del Grial habla de psicología profunda. Trata sobre la psicología masculina y, sobre todo, trata de la búsqueda de lo femenino en el hombre. Perzival, el hombre, cabalga toda una jornada para llegar a un río sin vado. En el río hay dos pescadores en una barca y les pregunta si por allí hay alguna posada. Uno de ellos le indica que siga derecho, que tuerza luego a la izquierda y que encontrará un castillo. Cuando llega a él, unos criados le dan la bienvenida y le llevan ante su anfitrión que es el mismo pescador que le indicó el camino para llegar al castillo y que, ahora, se encuentra recostado en un lecho junto al fuego. Perzival siente curiosidad, pero no se atreve a preguntar nada. Aquí tenemos a nuestro héroe ante el Rey Pescador sin atreverse a preguntarle que le aflige. Sus heridas son tan graves que no puede vivir a causa del sufrimiento y, sin embargo, tampoco puede morir.
¿En qué consiste la herida del Rey Pescador?
Desde la más remota antigüedad, la noción de bienestar de un reino dependía de la virilidad o el poder de su Rey. Esta idea aún la encontramos en el Antiguo Egipto. La prosperidad de Egipto no dependia solo de las crecidas del Nilo, sino de la "integridad espiritual" del faraón. Las historias nos cuenta que, años atrás, durante su adolescencia, cuando deambulaba por los bosques cumpliendo con su vida errante de caballero, el Rey Pescador, llegó a un campamento. No había nadie, pero sobre el fuego, asándose, había quedado un trozo de salmón. Intentó cogerlo y se lo llevó a la boca, pero se quemó los dedos y tuvo que soltarlo. Aunque algo del sabor del salmón quedó en sus labios. Esta historia simboliza la esencia del mal que padece el Rey Pescador. El sufriente hombre actual es heredero de éste hecho mítico y psicológico.

William Blake: José de Arimatea, como Rey del Grial, sobre la roca de Albión.
 En otra versión, se cuenta que el joven Rey Pescador había salido un día en busca de una aventura amorosa para saciar su pasión y se encontró con un caballero musulmán (pagano) que también había tenido una visión del Grial y había iniciado su búsqueda. Ambos, como caballeros que eran, se enfrentan en singular combate. Bajan las viseras de sus cascos, empuñan las lanzas y arremeten el uno contra el otro. El choque fue terrible: el caballero musulmán resultó muerto, pero el Rey Pescador recibió una herida en la entrepierna.
¡Se imaginan la escena! De pronto, el instinto natural y el que ha sido tocado por el espíritu se enfrentan. Es este un tipo de combate donde puede tener lugar la máxima evolución de la conciencia o de nuestra evolución psicológica. A causa de este combate, la visión de la naturaleza del Espíritu ha muerto, y nuestra naturaleza sensual e instintiva ha salido malherida. Ningún hombre de nuestra cultura cristiana está libre de éste combate. Nuestra visión cristiana de la realidad, enterrada en nuestro inconsciente,  ha sufrido una profunda herida.
San Jorge, el Dragón y la princesa. Donatello
Las historias de San Jorge y el dragón, narran el mismo hecho psicológico. Ambos quedan mortalmente heridos tras el enfrentamiento. Deberían haber muerto a causa de sus profundas heridas, pero acontece un hecho milagroso: un pájaro picotea una lima del árbol bajo el que agoniza S. Jorge y una gota de ese jugo vital cae en su boca y le cura. Luego le da el resto del jugo al caballo que también revive, pero no compartió el elixir con el dragón, que murió.
Tenemos mucho que aprender de estos mitos. El salmón es un símbolo de lo sagrado, del Espíritu, de la esencial vital. El joven Rey Pescador, como cualquier joven en su temprana adolescencia, ha captado algo de esa esencia vital y ese sabor sublime queda en su boca. No lo olvidará jamás. Este primer encuentro de la Esencia de la Vida con el joven rey, se presenta en el mito como herida y sufrimiento. Un sufrimiento que permanecerá con él hasta su curación, muchos años más tarde, si es que llegara a producirse.
La mayoría de los hombres de Occidente somos Reyes Pescadores. Cada joven se traba ingenuamente con algo que es demasiado grande o "caliente" para él, generalmente con algo que tiene que ver con lo femenino. En algún momento de su incipiente juventud, algo nos quema. Luego, nace en nosotros una cierta amargura porque, como el Rey Pescador, no pudimos vivir con esa nueva conciencia que hemos percibido, pero tampoco podemos olvidarnos de ella.
Todo adolescente revive esta herida en algún momento de su juventud. Nunca avanzará hacia la consecución de su conciencia masculina si no fuera así. Resulta doloroso ver al joven darse cuenta de que el mundo no es puro gozo y felicidad, u observar como su inocencia infantil se desintegra. Es algo trágico, pero necesario. Si no fuésemos expulsados del Paraíso nunca podríamos acceder a la Jerusalén Celestial.
La herida del Rey Pescador que hay en cada uno de nosotros, puede coincidir con cualquier suceso, aparentemente trivial, del final de nuestra infancia o del comienzo de nuestra juventud. Un ejemplo claro de esto nos lo relata Herman Hesse en "Demian" cuando en el primer capítulo nos habla de los dos mundos. También Jung nos relata su herida. Ocurrió un día en que un profesor del colegio leyó todos los escritos de sus compañeros de aula según el orden de sus calificaciones, pero no leyó el suyo. Al final, el profesor dijo: "Hay un trabajo que con mucho es el mejor, pero evidentemente se trata de una copia. Si el encuentro el libro de donde lo ha copiado, le expulsaré". Jung cuenta que había trabajado muy duro para redactarlo y que era creación suya. Después de eso, jamás confió en ese hombre ni en todo el proceso educativo. Esa fue su herida de Rey Pescador.

 Existen tres etapas en el desarrollo psicológico del hombre. El esquema va desde la percepción inconsciente de la niñez, pasando por la imperfección consciente de la mediana edad, hasta la perfección algo más consciente de la madurez, pero esta última es una etapa que pocos alcanzan.
La primera etapa es un camino desde la integridad inocente -donde el mundo interior y exterior aún permanecen unidos-, hacia el encuentro con aquello que nos quema; a partir de ahí se inicia la separación y la diferencia entre los dos mundos; una separación a la que acompaña el doloroso sentimiento de la dualidad de la vida. Una herida abierta entre dos distancias. Al final, pero no siempre ni para todos, llega la reconciliación consciente entre ambos mundos en una armonía de totalidad.
Uno no puede hablar de la Unidad del Universo hasta haberse hecho consciente de su dualidad y separatividad. Podemos realizar todas las acrobacias mentales o espirituales que queramos, podemos charlas sobre la unidad del mundo y de los seres cuanto deseemos, pero no tendremos la capacidad psicológica para saberlo y, por ello, careceremos de la posibilidad de actuar genuinamente como un ser uno hasta que no hayamos podido diferenciar la realidad de nuestro mundo interior de nuestro entorno.
Es a causa de ello que hemos de abandonar nuestro íntimo Jardín del Edén para poder emprender el camino a la búsqueda de la Jerusalén Celeste, para poder seguir la Demanda del Grial, para responder a su llamada. Lo irónico es que ambos mundos, como los dos árboles del Paraíso, están en el mismo lugar e incluso se confunden con un mismo árbol o un mismo mundo. Para descubrirlo es necesario realizar ese viaje, esa búsqueda. No importa de qué: de la Atlántida, de los extraterrestres, de uno mismo, del budismo Zen, de la felicidad... Por ello también, el primer paso hacia el mundo de la dualidad es una herida, la experiencia de una alienación, un sufrimiento producido por el despertar de la conciencia. ¡Y cuán pocos quieren despertar realmente! Prefieren dedicarse a hacer cosas a las que llaman "espirituales".
La herida del Rey Pescador está en la entrepierna o en el muslo. Jacob, cuando luchó contra el ángel fue herido en un muslo. Un toque de algo transpersonal dejó una tremenda herida que incesantemente sangra. La herida del Rey Pescador significa que el hombre fue herido en su facultad generativa, creadora, en su capacidad para relacionarse, sobre todo para relacionarse con lo femenino. Con lo femenino interno (su Ánima) y con lo femenino externo (las mujeres de este mundo). Es por ello que no puede vivir y por lo que tampoco puede morir.

Mundo interno y mundo externo, masculino y femenino, bien y mal, blanco y negro... Todos los aspectos de la dualidad hacen referencia a una sola cosa, y han de ser comprendidos por la conciencia antes de que puedan volverse a fusionar como una unidad consciente. Un elemento de la dualidad ayuda a percibir el otro, por ello R. A Johnson, un psicólogo jungiano, dice que no existe ninguna mujer que no haya asistido en silencio a la agonía de su hombre en este aspecto de Rey Pescador. Incluso puede ser ella la que advierta, antes que el hombre, su sufrimiento, su obsesivo malestar de estar incompleto. El hombre que sufre esta herida es impulsado a menudo a hacer cosas idiotas con la intención de curarla (arriesgar su vida, drogarse, emborracharse, enriquecerse o dar cursos de Reiky…), de aliviar su desesperación.
Estas semanas pasadas hemos hablado de algunos aspectos de las consecuencias de esa escisión, de esa desgarradura esencial, en nuestra cultura. Nuestro mundo no es un paraíso porque estamos heridos en la raíz de nuestra creatividad. El hombre-Rey Pescador busca, de manera inconsciente, una solución, pero la busca fuera de si mismo, lo que le impulsa a hacer cosas tontas, inconscientes y generalmente desastrosas; y, como el Rey Pescador, se queja constantemente: se queja de su trabajo, de su matrimonio, de su suerte, de su posición en el mundo... Esta queja le lleva a querer transformarlo.
El Castillo del Grial está lleno de objetos mágicos. Aún así el Rey del Grial no encuentra en ellos ningún alivio para su herida. El alivio solo llegará cuando el herido sea capaz de realizar una obra de creación interna que pueda ser aplicada a la evolución de su conciencia. Todos los personajes del mito forman parte de nuestra interioridad. En nuestro interior psicológico o en nuestra alma herida, también existe un Castillo del Grial, una recinto que nadie puede ver con los ojos externos hasta que sea restablecida la unidad al cerrase la herida. Mientras, en el interior de ese castillo, nuestro Rey Pescador se lamenta y gime.

Punta de lanza romana. Museo Hofburg en Viena
Excalibur
Caldero de Gundestrup,
Odilon Redon. "Cabeza de Juán el Bautista".
  Allí se encuentran también los objetos mágicos que acompañan al Grial: un plato hondo, una bandeja con la cabeza de Juan el Bautista, una lanza y una espada., además del propio Grial. Se ocultaron allí después de que el Reino fuese convertido en un páramo. Son los símbolos del Poder del Grial.
Cuando el caballero musulmán hirió al Rey Pescador en la entrepierna, al retirar la lanza de la herida, se pudo ver que en su hoja había escrita una palabra: Grial.
¿Qué significa esto?
Es algo muy sencillo, algo que no debe extrañarnos si contemplamos lo que le sucede hoy día a la Tierra. El Grial, es decir, el Poder Generador de lo Femenino, de la Naturaleza toda, la Gran Madre, ha castrado al Rey Pescador porque había querido hacer uso de éste poder para su propio provecho. Con ello, un abismo se abrió entre su cuerpo y su Espíritu.
Mientras para la Naturaleza, el Alma, la Mente y el Cuerpo eran y son una unidad indivisible, Europa y el hombre occidental entraron en un estado esquizoide en el que se creía que la bondad solo podía emerger de la supernaturaleza del Espíritu, mientras que la maldad procedía de la vileza material del cuerpo y la tierra. Lo que el mito del Grial nos cuenta, es el último intento de Occidente por recuperar el equilibrio, lo que solo es percibido por la psicología profunda que se encierra en el mito, el cual trata de mostrar que el Espíritu es inherente a la Naturaleza, y que cuando las leyes humanas se usan para controlarla o reprimirla, también se rechaza, por principio, al Espíritu. El resultado de este rechazo, de esta herida, es el Páramo.
"La Naturaleza herida". González Serrano. Museo Mural  Diego Rivera.
 La luz es ausencia de oscuridad y la oscuridad es ausencia de luz, pero no pueden separarse una de la otra, porque desde el momento en que brilla una luz, ésta proyecta una sombra. De modo que el Páramo solo podrá volver a florecer si somos capaces de realizar un gesto luminoso, un gesto espontáneo, un gesto de misericordia instintivo y natural.
El Páramo surge a causa de nuestra creencia en unas leyes pretendidamente sobrenaturales que tratamos de imponer al orden natural. Y la herida del Rey Pescador sólo podrá cerrarse cuando vuelvan a ser restablecidas las Leyes de la Naturaleza. Para el mito bastaría con una pregunta caritativa. Pero Perzival -el hombre occidental- no pudo hacerla; le quedaba aún un largo camino que recorrer antes de poder llegar a formularla.
Cada noche, en el interior del Castillo del Grial, se celebra una ceremonia solemne. Mientras el Rey Pescador yace en su litera y soporta resignado el sufrimiento que le causa su herida, pasa ante él una procesión de radiante belleza: una hermosa doncella porta la lanza que hirió el costado de Cristo; otra sostiene el plato que contuvo el pan de la última cena, una tercera la bandeja que sostuvo la cabeza de Juan el Bautista y, una cuarta, lleva el mismísimo Grial que resplandece con una luz que brota de su profundidad. Los presentes beben vino del Grial y con ello realizan sus deseos más profundos antes de que puedan incluso expresarlos. Todos, menos el Rey Pescador.
No beber del Grial es la peor de las privaciones, es ser privado de la Esencia del Misterio cuando éste aparece ante nosotros; es el más insoportable de los sufrimientos y el más cruel. Todos los presentes a la cena y que son servidos por el Grial son conscientes de que su propio “centro” está excluido, porque su Rey Pescador no puede compartir con ellos el Grial.

Visita de Perzival al Castillo del Grial
 Esta primera visita de Perzival al Castillo del Grial tiene mucho de onírico, de ahí que pueda relacionarse como un “descenso” al inconsciente colectivo. El Rey del Grial le invita a sentarse a su lado y al rato aparece un paje con una espada diciéndole “Señor, la rubia doncella, vuestra hermosa sobrina, os envía este presente; dadla a quien os plazca”. Le explica también que solamente existen tres espadas de ese tipo y que el que las forjó ya no forjaría ninguna más. En la propia espada estaba escrito que solo se rompería por un hecho que solo conocía quién la había forjado. El Rey del Grial coge la espada y se la entrega a Perzival diciéndole que esta destinada para él. Pero mientras el Grial les sirve, Perzival no se atreve a hacer la pregunta ¿A quién sirve el Grial?
Todos hemos pasado también por alguna etapa en nuestras vidas en que la Belleza nos ha sido negada. No hay para nosotros peor sufrimiento ni mayor dolor que el advertir que nuestra capacidad para el amor, la belleza o la felicidad ha sido limitada. Esta herida, nos separa de la Fuente de la Vida.
¡Cuántas veces nos han dicho, ¿de qué te quejas?! ¡Mira el lado bueno de las cosas, todo lo que posees! ¿Por qué no eres feliz? Somos incapaces de articular una respuesta. Incapaces de gritar que somos el Rey Pescador, que estamos heridos y que no podemos coger con nuestras manos una felicidad que se nos escapa.
La solemne procesión que ha contemplado Perzival se parece demasiado a las descripciones de los relatos sobre las antiguas celebraciones mistéricas, en las que los objetos sagrados eran transportados por vírgenes vestales. Apuleyo, en su “Metamorfosis” nos cuenta como disfrazado de “susurrador” (misté) con una túnica adornada de grifos y dragones, fue elevado hasta Osiris como final de su consagración al servicio de Isis. Perzival, que no se había enterado que su madre había muerto cuando el se marchó, ha pretendido, después de estar con Blancaflor, el ir a buscarla y, sin saber como, se ha encontrado con el castillo donde reside el Rey Pescador y donde se guarda el Grial. Perzival ha descendido a su inconsciente, lo que quiere decir que ha descendido al “Reino de la Gran Madre”.

Isis. Arquetipo de la Gran Madre.
 El inconsciente siempre es contradictorio. Lo que nuestro héroe encuentra allí no es un universo materno, sino paterno, aunque pertenece a la línea materna. En Chretien, el Rey Pescador es su primo, en otras versiones es su tío, un hermano de su madre. Son sus “antepasados” masculinos los que Perzival encuentra allí. En los ritos de iniciación de las culturas llamadas primitivas son los antepasados los que instruyen al novicio y le inician en los misterios de la tribu, presentándole los objetos sagrados que confieren identidad a los hombres de pleno derecho. Son los objetos sagrados de un linaje. Y si Perzival pertenece a ese linaje es que de lo que el relato trata no es de un Perzival mundano, sino de un Perzival espiritual. Dicho de otra manera, del ser humano más elevado que hay en él.
Al despertar por la mañana, Perzival se encuentra solo en un castillo vacío. Todos han desaparecido. Sale del castillo y se interna en el bosque, donde se encuentra a una doncella que llora sobre el cadáver de un caballero muerto. La doncella le pregunta a Perzival donde ha pasado la noche y este se lo dice. La joven le interroga y al enterarse de que no ha formulado la pregunta le profetiza que su desgracia será el resultado del daño que hizo a su madre, que murió de dolor por culpa suya y le asegura que la espada le traicionará cuando más la necesite.
Todos los objetos relacionados con el Grial -espada y lanza, bandeja, copa y mesa- están también relacionados con la sangre. La sangre es el motivo central de todas las leyendas del Grial. También el Rey Pescador sangra por su herida. La espada y la lanza representan los dos lados del principio masculino; la bandeja y la copa los dos lados del principio femenino. Una tradición cuenta que con esa espada había sido decapitado Juan el Bautista. No importa si es verdad o no. Es el hecho mítico el que interesa. Cortar la cabeza tiene un profundo significado simbólico. Los cabalistas hablan mucho de ello. También el hombre occidental tiene separada su cabeza del resto de su cuerpo, lo que quiere decir que su mente y corazón se encuentran separados y viven en mundos distintos. Esa espada, como Excalibur, es el símbolo del “poder de Arturo” y representa a la Soberanía de la Tierra, ella le da derecho a ser Rey, a matrimoniarse con la Sabiduría, con lo Femenino, con la Diosa, con Ginebra.

Espada de Carlomagno.  Museo del Louvre.París.
 La espada denota fuerza y poder. Se encuentra tan estrechamente unida al caballero que parece una prolongación de su persona, incluso posee nombre y personalidad propia. Es paradójico que Perzival haya encontrado al padre, lo masculino, el impulso para llegar a la plenitud de la consciencia, dentro de un ámbito materno como es el inconsciente del cual forma parte el Castillo del Grial o la Jerusalén Celestial. Es este femenino interior el que le entrega la espada, el instrumento que necesita para vencer en el mundo y en la vida.
Todo tiene que ver con la formación del “yo” consciente dentro de la conciencia y que Jung llamó “Proceso de Individuación”. Todo lo que ha ocurrido en el interior del Castillo se encuentra vinculado al desarrollo de la conciencia de Perzival, o de todos los hombres de Occidente. La espada no es solo el símbolo de lo que Perzival ha conseguido en el desarrollo de su yo consciente, sino que además tiene otras connotaciones. Por un lado sus filos cortan, separan, diferencian, como lo hace el intelecto en su agudeza. En ese aspecto simboliza a la Justicia (Salomón); aunque por otro lado también es juicio, cólera, venganza. Diferenciar, es decir, juzgar pensando, es precisamente a lo que ha renunciado Perzival hasta ahora. Solo ha seguido, en forma instintiva y natural, también literal, los consejos de su madre. Nunca se ha detenido a reflexionar sobre sus actos ni a discernir lo correcto o incorrecto de sus acciones. El inconsciente ha puesto remedio a esta carencia –Jung lo llama “función compensatoria”- entregándole una espada. En alguna versione (Robert de Boron) la espada ya está rota cuando se la presentan a Perzival, pues se rompió cuando su antiguo poseedor hizo un uso desleal de ella. El que consiga el Grial podrá recomponerla.

 La lanza también es un símbolo masculino, pero sus características son distintas. Cuando Perzival parte en busca de los caballeros de Arturo lleva un venablo, una especie de lanza arrojadiza. Con ella matará al Caballero Rojo. A nivel psicológico se podría comparar con la intuición. Símbolos parecidos son el rayo de Zeus, el Vajra budista o la flecha de Apolo. Tanto la espada como la lanza, para los míticos habitantes semidivinos de Irlanda dirigidos por el dios Lug, junto con otros dos objetos, provenían de cuatro ciudades míticas. Cada una de ellas había aportado un objeto mágico: la espada invencible de Lug, la lanza mágica, el caldero de Dagda y la piedra Lia Fail o Piedra del destino. Sobre esta piedra se coronaba a los reyes irlandeses confirmando su legitimidad. En el siglo VI se llevó a Escocia, desde donde pasó a Inglaterra, donde se la conoce como “Coronotios Stone” y se encuentra en el sillón de la coronación y, aún hoy, los reyes ingleses son coronados sobre esta piedra. 
 
Cripta de la Catedral de México. Debajo del altar la Lial Fai de Teotihuacan.

Otra piedra paralela a la Lial Fail la encontramos en México. Al parecer se usaba para entronizar a los reyes en Teotihuacan. Cuando la gran ciudad de la meseta de Anahuac fue abandonada, fue llevada a Tula (sus ruinas se encuentra en el estado de Hidalgo), y de allí fue transportada por los Aztecas hasta México Tenochtitlan para entronizar en ella a los Tlatoani o emperadores aztecas. Hoy se encuentra soportando un ara en la cripta de la catedral de México.
Estos cuatro objetos se parecen mucho a los que Perzival presenció en el Castillo del Grial. Los cuatro constituyen una “tétrada”, el símbolo de la cuaternidad. Representa a las cuatro funciones de la psique: pensar, sentir, intuir y percibir. Las cuatro están relacionadas con el “Proceso de Individuación” y el desarrollo de la consciencia. Constituyen cuatro tendencia psíquicas opuestas dos a dos. Su armonización exige una toma de consciencia que va acompañada de un conflicto entre el individuo y el mundo exterior por un lado, y entre el individuo y su mundo interno por otro. En realidad este proceso comienza desde el mismo momento de nuestro nacimiento cuando se rompe el cordón umbilical y el niño es separado de la madre. Luego viene el encuentro gradual con el mundo exterior lo que constituye la tarea de la primera mitad de nuestra vida. Cuando la segunda mitad surge ante nosotros nos encontramos ante una perentoria necesidad. La toma de consciencia de nuestra propia individualidad y su realización dentro de la Unidad de todo lo creado. Tal vez por ello, el Perzival joven que entra por vez primera en el Castillo del Grial no sabe resolver lo que allí se le plantea. Solo se limita a contemplar la tétrada de objetos pero sin comprender el misterio que encierran.


En todos los mitos y leyendas aparecen lanzas, unas sangrantes y otras no, pero todas asociadas a lo sagrado, es decir, a lo inconsciente. La propia herida del Rey Pescador proviene de una lanza envenenada de un adversario pagano. En un manuscrito alquimista de 1588 llamado “Pandora” y del que nos habla Jung en su “Paracélsica” vemos a Melusina, ser que habita entre el mundo de las aguas y el reino humano, atravesando con una lanza el costado de Cristo. Entre ellos aparece Eva. Desde la simbología alquímica, Melusina es un equivalente del “aqua permanents”, el elixir de la “verdad”.
El Cristo, que aparece en muchos tratados alquimistas, es un símbolo del “Si-mismo”. Jung lo define como la totalidad anímica del ser humano, totalidad que va más allá de la consciencia. Esta totalidad abarca la parte consciente e inconsciente de la personalidad, y se encuentra presente desde el principio. La forma más común de representar esta totalidad es el mandala. Toda la escena del castillo del Grial, incluidos el propio castillo y lo que le rodea podría representarse como un mandala.
 Como héroe, Perzival personifica a la vez, al ser humano “natural” que se ha situado ante el problema del mal, que para la Edad Media era la relación con lo femenino, y a través de ello con la ingente tarea de una toma de consciencia. Su entrada en el castillo representa una vuelta a la matriz para poder reconcilias los opuestos y alcanzar el Si-Mismo. Opuestos que solo podrán quedar unificados, sin dejar de ser opuestos, cuando el propio individuo los integre en si mismo. Para conseguirlo el mito del Grial hace entrega a Perzival de esos objetos mágicos, siendo los dos primeros la lanza (intuición) y la espada (separación y discernimiento).
Uno de esos objetos representa a lo femenino, y simboliza también a la Madre Primordial. Es ese objeto en forma de “bandeja” que porta una de las doncellas, cuyo significado simbólico es posible encontrarlo en los mitos y leyendas más antiguos. Es un arquetipo de la Gran Madre cuya versión más popular es el “Cuerno de la abundancia”. Según Jung cualquier arquetipo representa un sistema de posición innato para nuestro comportamiento en determinadas situaciones vitales, así como para nuestra comprensión espiritual. En cualquier mitología en la que busquemos encontramos este recipiente maravilloso que otorga la abundancia, la juventud, la sabiduría. Como “vas Hermetis” también aparece en la Alquimia. Este plato o bandeja tiene muchos aspectos. También se presenta como piedra, tablero de ajedrez, mesa redonda, patena, plato con cabeza cortada. Es el símbolo del esfuerzo humano, el lugar donde el hombre pone su cabeza, sus ideas, sus pensamientos, sus logros, su hacer.
Chretien de Troyes describe el Grial como “un plato  grande y un poco hondo” donde se sirven las viandas. Es, por esencia, el símbolo de la Naturaleza y de lo Femenino. Aunque se le considera como un vaso que cura y nutre, sus poderes de transformación alteran por completo el orden establecido. De todos los objetos sagrados, el Grial es la Copa de la Transmutación; de él surge la Vida, él la da y la sostiene. Nutricio como el vientre materno, es el útero donde se produce el renacimiento y la renovación espiritual de los seres humanos y de la propia Tierra.

José de Arimatea llega a Ingleterra llevando la sangre de Cristo en el Grial.
 En las continuaciones de la novela de Chretien de Troyes se caracteriza el Grial como aquel recipiente que Cristo utilizó en la última Cena y que, con posterioridad, llegó a manos de José de Arimatea y que sirvió para recoger la sangre y el agua que manó del costado de cristo cuando Longinos le hirió con su lanza. Su modelo más conocido es el cáliz de la misa en el que se recoge la sustancia anímica de Dios. Esto tiene resonancias muy antiguas. Nos remonta a Egipto y al mito de Osiris. Igualmente en los ritos funerarios de algunos jefes tribales africanos se guardaban las secreciones del cadáver en una bolsa de piel para ser enterradas aparte al ser consideradas especialmente sagradas. Constituía la continuación de la vida a partir de la “esencia” del rey muerto. Igualmente determinadas vísceras de los faraones muertos (representantes de Osiris) eran guardadas en 4 vasos canopes cada uno de los cuales se tapaba con la cabeza de uno de los cuatro Hijos de Horus. Todo hace alusión a la conservación de la “sustancia mágica” del dios muerto y resucitado. No olvidemos que Osiris es por antonomasia, no el Dios de los Muertos como nos lo presentan los egiptólogos, sino el dios de la Resurrección. En la versión cristiana del mito de Osiris la sangre-esencia del Hombre-Dios se recoge en el cáliz de la última cena, que se transforma en el Grial.
Plutarco, iniciado en los misterios osiríacos, nos cuenta como el féretro de Osiris llegó hasta las orillas de Biblos (Fenicia) donde quedó oculto en el interior de una higuera. Por ello la tumba se convierte también en ese recipiente maternal en que la Gran Madre recibe a sus hijos. Esta doble vertiente de todos los símbolos asociados con el Grial son las dos vertientes de lo materno: por un lado, lugar de nacimiento; por el otro, recogida de nuevo en su seno cuando la forma ha cumplido su destino. Pero como útero mágico, de esta tumba surge de nuevo la resurrección. Es este igualmente un símbolo bastante común en la Alquimia. En las leyendas del Grial, éste proporciona comida, “alimento espiritual”, pero en él se guardan también las “esencias” que han quedado tras la muerte, esencias que transporta la sangre.
Los cuentos y las leyendas parecen sentir predilección por lo tesoros ocultos. Siempre se encuentras escondidos en el interior de la tierra, en profundas y oscuras grutas. Lo corriente es que un diablo o genio maligno sea su custodio. El Grial es un tesoro de estas características. Por otro lado, la representación de una tumba, vacía o no, guarda un tesoro oculto que puede permanecer invisible. Esto encierra otros significados. La aparición de los rosacruces en el siglo XVI se relaciona con la apertura de una tumba, la de un personaje llamado Cristian Rosacruz. La tumba había permanecido oculta durante mucho tiempo, y en su interior había perdurado encendida durante todo ese tiempo una misteriosa luz. En ella se ocultaban inimaginables riquezas. Toda esta alegoría hace referencia a la apertura de una nueva Escuela de Enseñanza Espiritual. En los multisignificados del Grial, se encierra también este. Para Jung, psicológicamente, todo esto hace referencia al Si-Mismo.
Cuando un mito es verdadero, es decir, cuando tiene raíces psicológicas, no solo nos muestra una realidad, sino que también nos muestra cual es la cura del problema que plantea. El Mito del Grial formula una profunda verdad sobre la naturaleza del padecimiento de nuestro mundo, pero también prescribe su cura: ello ocurrirá el día en que un necio inocente llegue a la Corte del Rey Pescador y pregunte: ¿A quién sirve el Grial?
M. Wieghan. Perceval.
 Un Necio es alguien ignorante, alguien que desconoce el origen y el significado de lo que sabe o podría llegar a saber, ello le lleva a ser imprudente por su falta de razón. Por ello, nos puede resultar extraño que un necio pueda tener la respuesta para nuestra herida más dolorosa. El mito señala que es la parte interna del hombre la que va a sanar a su Rey Pescador interno. Sugiere que si un hombre va a curarse, debe encontrar algo en él de la misma edad y de la misma mentalidad que tenía cuando fue herido. El mito también nos explica por qué el Rey Pescador no puede curarse así mismo y por qué, cuando va a pescar, su dolor es aliviado pero no curado.
Para que un hombre sane verdaderamente, debe permitir que algo completamente distinto de si mismo penetre en su conciencia y la transforme. No puede sanarse si persiste en la mentalidad de Rey Pescador. Es por eso que la parte necia e inocente de si mismo, aquella que es ignorante de las cosas del mundo externo, debe hacer acto de presencia en su vida para que se cure. ¿Entienden ahora el significado de ese "ser como niños"?
Cuanta gente dice: ¡Ese piensa que soy un idiota! No se dan cuenta que ese necio puede sanarlo. Para poder sanar, un hombre debe estar dispuesto a observar esa parte que el mito llama necia, inocente, adolescente, infantil, de si mismo. El necio interno es el único que puede tocar la herida del Rey Pescador.
Así que, desde el punto de vista de los significados, Perzival es igual a Necio.

Lanzarote del lago y Ginebra. Michael Finucane.

(Continua)

No hay comentarios:

Publicar un comentario