sábado, 21 de septiembre de 2013

01 Viaje a Bolivia y Perú (Agosto 2.013)



Viaje a Bolivia y Perú
-Del 17 de Agosto al 1 de Septiembre-

(Una visión personal)

Escultura de la Pachamama en las afueras de La paz (Bolivia)

Consideraciones iniciales
Antes de comenzar este relato, quiero comentar algo en referencia al paréntesis final del encabezado: “Una visión personal”. Evidentemente todo relato de un viaje es una visión personal, pero lo que quiero comentar es en que consiste mi particular visión personal.
Verán, aunque ante los sucesos de la vida cotidiana uno parece obviar esas cosas, en lo que a mi respecta, cuando viajo, cuando visito un lugar en el que no he estado nunca, cuando voy a un museo, o me encuentro ante las ruinas de un yacimiento arqueológico, tengo plena conciencia de que no soy alguien que se sitúa ante lo observado como si fuera una persona amorfa que solamente fagocita impresiones visuales y auditivas de lo que veo y escucho.

(...)

 Por lo pronto tengo conciencia de que en mí existe un pasado personal hecho de memoria, recuerdos y sensaciones de todo aquello que ha entrado en mi desde que nací, de todo lo que he estudiado y leído (sobre todo en lo que se refiere a ese lugar)… Todo ello responde a las asociaciones mentales, visuales y sensitivas que ese lugar me ofrece a la vez que me proyecta a otros lugares ya conocidos como consecuencia de la impronta que el lugar deja en mi interior en ese primer momento. Esta impronta, que afecta a mis sensaciones, emociones e imágenes internas, afecta igualmente a todo lo que soy como ser humano.
 Pero no es solo esto, a cada ser humano le “llena” lo que ha sido y es su entorno familiar, regional, su país, su cultura particular, la de su civilización, la del propio planeta si ha logrado que su conciencia se haya desarrollado hasta un nivel inclusivo y mundicéntrico, es decir, que todos el planeta y todos los seres que en el habitan se incluyan en ella.
 Y si esto es así, y desde esta visión, ante auqello que se observa, uno no puede menos que reaccionar desde toda esta multidimensionalidad que constituye la vida de cada ser humano. El que no lo hagamos y el que no nos demos cuenta de ello, es porque la “matriz social”, que se ha arrogado el objetivo de dirigir nuestra vida y decirnos como debe ser ésta, ha introducido en nosotros chips psicológicos, ideas, barreras inhibidoras, para que no tengamos conciencia de ello.
Por ejemplo: en la percepción que tengo de estos lugares, percepción de sus realidades pasadas en el caso de ruinas arqueológicas, siento que estas realidades pasadas, también existen en mi realidad presente, y no como “ruinas”, aunque eso es lo que creemos estar percibiendo.
Evidentemente voy a Machu Pichu -¡Como ir a Perú y no visitarlo!- pero se, porque así ha sucedido en otros lugares que he visitado, que ante mí no hay solamente una “ruinas” reconstruidas parcialmente por los arqueólogos, sino que puedo percibir “capas” de otros tiempos, capas solamente separadas por una modulación de frecuencia. Bastaría con que nuestra propia vibración cambiase para que pudiéramos acceder a las escenas, a los sucesos y las historias que se encuentran encerradas en los pliegues de ese espacio-tiempo.
 Nuestra conciencia registra las frecuencias de lo que considera que es nuestra banda de existencia, a través de lo que la Ciencia llama “espectro electromagnético”. Nosotros existimos como una frecuencia en ese espectro. Cuando queremos encontrar una realidad, la buscamos en él, aunque a veces podemos encontrarnos con algo (algo que hacemos sin darnos cuenta o sin tener conciencia de ello) que no buscábamos o que no debería estar ahí.
El tiempo también es una banda de frecuencias y podríamos localizar en el espectro de esa banda lo que deseásemos si supiéramos como buscar y si conociéramos el portal de acceso a cada frecuencia. Los pitagóricos decían que la clave es el sonido y su composición en octavas. Las octavas no son notas musicales, son frecuencias de vibración. Por ello el sonido es la clave de nuestra realidad multidimensional.
Al desplegarse nuestro ser multidimensional, aunque no siempre podemos explicarlo o comprenderlo, deja en nuestra conciencia un rastro de las muchas líneas de tiempo que forman el Tiempo, y de los segmentos que estas contienen. Son los reinos de la conciencia expandida. Algunos están llenos de Luz. Otros son lóbregos y terribles. Me pregunto cual es la verdad que se esconde entre los pliegues del tiempo que conforma esta realidad llamada Machu Pichu. Ahora mismo no lo se, pero espero averiguarlo.
No se preocupen si no me entienden, yo a veces tampoco. Solo intento comprender y explicar racionalmente lo que ocurre dentro de mí, y también dentro de cada ser humano. Buscamos “la verdad”. Un buena excusa para enfrentarnos los unos con los otros. Siento que algo es verdad tan solo cuando contribuye a nuestro crecimiento.
Existen seres humanos, a lo largo y ancho de toda la realidad multidimensional, que viven dentro de unos marcos muy estrechos de pensamiento, el los que “su verdad” es toda la verdad, una verdad atrapada en un drama emocional. Nos han enseñado que la vida es un accidente y que carece de significado.
¿Por qué molestarse entonces en buscar en la Mente Desconocida el espectro electromagnético de Todo-Lo-Que-Es?
Vivimos en un sistema que no permite que se cuestione el propio sistema que nos sustenta y tampoco el imperio por él construido. El sistema recompensa al que obedece, sigue sus mensajes y cumple con sus normas. El sistema nos ha ocultado que desde la más remota antigüedad ha existido una lucha por el control de las mentes. El conocimiento ha sido siempre censurado; los libros han ardido en las hogueras; cruzados y misioneros de todas las confesiones e ideologías han sido enviados para convertir a paganos e infieles; los inquisidores han perseguido a los disidentes; las organizaciones religiosas y políticas han sido las mayores censores del conocimiento, las que de forma sistemática han manipulado las mentes y, aunque el hombre sabio siempre ha deseado el conocimiento porque sabía que él abre el capullo de la crisálida, el miedo suele cristalizar el velo que encapsula la Verdad.
Los que quieren controlar nuestras mentes, los vencedores de todas las historias de la Historia, son los que ha escrito los libros del miedo. En sus historias, las “víctimas” son conquistadas, convertidas, civilizadas, evangelizadas a sus verdades inmutables, a través de una lección de miedo tan profundo que las paraliza y las lleva a creer que, en realidad, ellos son víctimas, aunque en algún momento hayan podido ser conquistadores.
Los Aztecas, conquistadores ellos, quemadores de libros ellos, controladores y censores del conocimiento del pasado ellos, también sintieron miedo, un miedo surgido de la profundidad de su pasado que terminó convirtiéndolos en víctimas: miedo a que los dioses regresaran y les quitaran el poder que ellos habían usurpado. Aquí en Perú los mal llamados Incas pasaron por el mismo proceso. El miedo de Moctezuma o Atahualpa y la clase dirigente azteca o inca por el regreso de Quetzalcóatl o Wiracocha, les paralizó ante Cortés y Pizarro. Para poder ser conquistado se ha de creer primero que uno es una víctima. Y esto es válido también para la enfermedad, el dolor, el sufrimiento y la muerte.
La literatura histórica disponible apenas contiene un delgado hilo de la Verdad. Solamente contiene aquello que los vencedores quieren que sepamos. La ocultación, el engaño, la mentira, el exterminio, la traición con que se envuelve la Verdad, la han blanqueado y vuelto a repintar una y otra vez, para convertirla en algo tan aburrido de leer, tan “académico”, como un libro de Historia. Las historias que contiene la Historia están llenas de sinsentido. Los anales de nuestra historia muestran que nuestra cultura ha esparcido por el mundo la huella del miedo, no hemos sido los únicos; y aquellos que osaron tener un pensamiento diferente o tener un pensamiento libre, fueron perseguidos, difamados, castigados e incluso muertos.
Conquistadores, frailes, evangelizadores, perseguidores de erejías, cronistas, historiadores..., nos cuentan historias diferentes y contradictorias sobre un mismo hecho histórico con el fin de enterrar la Verdad sobre una historia que, estoy seguro, permanece encapsulada en el espacio-tiempo de este Machu Pichu lleno de “turistas”.
Mi propósito e intención es conocer esa historia encapsulada en la multidimensionalidad del espacio-tiempo, darle un vuelco para que se abra y nos revele su verdad, porque eso es lo que significa la palabra quechua “pachacuti”, un “vuelco del espacio-tiempo”. También estoy seguro, si puedo y soy capaz de compartir este conocimiento poniendo al descubierto algo de su verdad oculta, que estaré contribuyendo con ello a su sanación que también es la mía y la del propio planeta. Esta sanación ha de ser profunda. La compasión y el perdón ha de incluir una profunda y amplia comprensión de los hechos, desde una perspectiva más amplia. Una cosa es conocer las prácticas perversas y el control de las mentes llevados a cabo por los vencedores, y otra el tomar una posición ante ellos. Exigir integridad conlleva, como decía Buda, aplicar Amor y Compasión al mismo tiempo.

Y, ahora, demos comienzo a este viaje.
El lago Titicaca viststo desde un satélite.
 Todo relato mítico, y este tiene mucho que ver con los mitos, comienza siempre por una Cosmogonía. Una Cosmogonía que, como les decía cuando me marchaba de viaje, tiene su origen en el Titicaca.
Cristóbal de Molina, el Cuzqueño, que escribió “Fábulas y relatos de los Incas”, había nacido en España (Baeza) en 1529 y muerto en Cuzco o Qosco (Perú) en 1585, nos cuenta la siguiente historia:
El creador empezó a levantar el pueblo y a las naciones que hay en esa región [Titicaca], haciendo de cada una de ellas una figura de arcilla y pintando el atuendo que cada una había de llevar… y a cada nación se le dio la lengua que había de hablar, y las canciones que había de cantar y la comida que había de sembrar. Cuando el creador hubo terminado de pintar y hacer a las susodichas naciones y figuras de arcilla, les dio vida y alma a cada una de ellas, tanto a los hombres como a las mujeres y ordenó que pasaran a vivir en la Tierra. Por consiguiente, cada nación llegó a los lugares donde él les ordenó que fueran. Dicen que algunos salieron de cuevas, que otros bajaron de cerros, que otros brotaron de las fuentes y otros de los troncos de los árboles… y que por haber salido y empezado a multiplicar en estos lugares, en memoria del primero de su linaje que de allí procedió, y así cada nación se viste y trae el traje con el que su huaca vestía. Y dicen que el primero que de aquel lugar nació allí se volvía a convertir en piedra, otros en halcones y cóndores y otros animales y aves; y así con diferentes figuras las huacas que adoran y que usan.”
Hay algunas cosas curiosas en éste relato: El “Hacedor” (hay que pensar que los cronistas eran cristianos y que trataron de adaptar los que se les contaba a su idea de un hacedor o Dios que crea el universo) antes de crear, elabora o construye un modelo, una “maqueta” de barro, de cómo va ser su creación, un modelo perfectamente detallado. Luego de haber dado vida a las figuras de arcilla de su maqueta, les “ordena que pasen a vivir en la Tierra” (¿dónde se encontraban entonces?) y al llegar a esta, “brotan” de fuentes, troncos de árboles y cuevas..., aunque los primeros que nacieron se convirtieron en “piedra”, “aves” y otros animales de los que proceden las huacas de los distintos linajes.
Extraño relato este de la creación de Viracocha. Les dejo, de momento, para que mediten en él. Yo he de coger un avión, mejor dicho dos. ¡Ah! El mito no tiene nada que ver con extraterrestres.
 
(Continua)

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