lunes, 5 de agosto de 2013

El sentido mágico del Carnaval 2 "El Espíritu del Bosque y el Carnaval".


(Capítulo II)

El Espíritu del Bosque y el Carnaval


<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 16/02/1992>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: El sentido mágico del Carnaval.
<CAPÍTULO-2>: El espíritu del bosque y el carnaval.
<AUTOR> : Alfiar
<SUMARIO>: El culto de la Diana Taúrica tenía establecido que todo extranjero que llegara a las costas del Quersoneso fuera sacrificado en su altar.
<ILUSTRACIÓN>: Diana fue esencialmente una diosa de los bosques, de la vida animal y de la floresta.
<CUERPO DEL TEXTO>:

"El Hombre Verde". Clave de bóveda de la catedral del Norwych (Gran Bretaña).
     ¿Qué es ese espíritu del hombre-árbol con el que todas las tradiciones personifica al Carnaval? ¿Por qué después de un breve reinado es sacrificado, muerto e incinerado?
   En Aricia, Italia, cerca del cráter Albano, en el bosque de Nemi, hay un pequeño lago volcánico que desde antiguo era conocido como El Espejo de Diana. El pintor Turner, a principios del siglo XIX, inmortalizó la escena en un cuadro al que llamó "La Rama Dorada".

(...)

La rama dorada, pintura de J. M. W. Turner.

   Este paisaje selvático fue escenario de una extraña y repetida tragedia. En la orilla norte del lago y debajo del precipicio sobre el que cuelga el pueblecito de Nemi, se encuentra un bosque sagrado dedicado al culto de la diosa Diana del Bosque (Diana Nemorensis). Cuenta la leyenda que en este bosque, y alrededor de cierto árbol que parecía ser un roble, rondaba una figura siniestra que blandía en su mano una espada. Tan extraño personaje parecía vigilar el lugar y, en concreto, el majestuoso roble.

Lago de Nemi. Italia.
    Era el rey-sacerdote del santuario y, a la vez, el homicida del anterior rey-sacerdote. Su aviesa vigilancia de debía a la espera de la llegada de alguien que lo mataría y ocuparía su lugar; porque esa era la regla del santuario de Diana para sus reyes-sacerdotes. Una leyenda cuenta como fue instituido el culto de Diana en Nemi. Lo llevó Orestes, quién después de matar a Thoas, rey del Quersoneso Taúrico (Crimea), huyó con su hermana a Italia llevándose con él la imagen de la diosa Diana Taúrica oculta en un haz de leña.

Ruinas del Templo de Diana en Nemi. (Italia).
Diana de Versalles en la Galeria de las Cariátides. M. Louvre.
   En su tierra de origen, el culto de la Diana Taúrica tenía establecido que todo extranjero que llegara a las costas del Quersoneso fuera sacrificado en su altar. Transportado el culto a Italia, el rito pareció asumir una forma más suave. En Nemi, dentro del bosque donde se encontraba el santuario, estaba el roble que el sacerdote-homicida vigilaba y del que no se podía cortar ninguna rama, excepto si lo hacía un esclavo fugitivo. Si conseguía llegar hasta allí y cortar la rama, adquiría el derecho a luchar en singular combate con el sacerdote del santuario que tenía por título El Rey del Bosque. El mismo título que en tantos lugares se daba a la efigie del Carnaval.
   Esta ley de sucesión por la espada fue mantenida hasta los tiempos del Imperio. Un viajero griego de la época de los Antoninos, que visitó el santuario, confirma que en aún se seguía manteniendo la costumbre. Así como los otros dos elementos que formaban parte del culto de la diosa: las Ofrendas para que la diosa favoreciera la generación de las cosechas y de las mujeres, y el Fuego: el día de más calor solar del año.
Dinana y Virbio. Parte derecha del Diptico Queriniano. Museo de Brescia.
  Otras dos divinidades compartían con Diana el rústico bosquecillo: Egeria, la ninfa de la laguna, y Virbio, casto y hermoso, que había aprendido del centauro Quirón el arte de la caza y que acompañaba siempre a Diana en sus cacerías. Orgulloso de ser el único amor de la diosa, desdeñaba el amor de las mujeres, lo que ofendió a Afrodita, la cual hizo que su propia madre, Fedra, se enamorara de él. Rechazada también, lo acusó ante su padre Perseo quien, creyendo la calumnia, pidió justicia a Poseidón. Este envió un toro que embistió a los caballos del carro que conducía Virbio. Aterrorizados, los caballos se desbocaron y arrojaron al joven a tierra, arrastrándolo y pisoteándolo hasta causarle la muerte. Diana, movida por su amor y fidelidad, persuadió a Esculapio para que usara sus conocimientos y resucitara a Virbio. Esta resurrección le cuesta a Esculapio el ser arrojado por Júpiter al Hades; pero Diana salva a Virbio ocultándolo en su bosque sagrado.
   El relato, contado así de prisa y a vuelo de pluma, nos hace evidente que Virbio es el precursor mítico, arquetípico, de la dinastía de reyes-sacerdotes del santuario de Diana, bajo el título de Rey del Bosque. Y que el Roble Sagrado que custodiaba a riesgo de su vida, no era otra cosa que el espíritu de la misma diosa. Llegado a este punto, se nos plantea un interrogante: ¿por qué el sacerdote de Diana en Nemi, como Rey del Bosque, tenía que dar muerte a su predecesor, o ser muerto por su sucesor? ¿Por qué antes de matarle debía arrancar la Rama Dorada del árbol? ¿Qué era esta Rama Dorada?

    En la Tradición europea, la adoración de árboles ha jugado un papel importante. Grimm en una investigación que realizó sobre los nombres teutónicos de templo, descubrió que entre los germanos, los mas viejos santuarios fueron los bosques naturales. Y está comprobado que el culto al árbol es común a todos las grandes familias del tronco ario.
   Para nosotros, que miramos el árbol como algo inerte y sin vida, o con una vida muy rudimentaria, nos resulta difícil considerarlo como un ser consciente y plenamente vivo. Mucho más difícil nos resulta ver en él el vehículo por el que se expresa un espíritu sobrenatural que, según el pensamiento mágico de esas culturas, se transforma de la forma de árbol a la forma humana, y se personifica en la figura del Rey-Sacerdote. Igualmente nos cuenta comprender que a través de ese espíritu se otorgue la lluvia, el buen tiempo, las buenas cosechas, salud para el ganado y fertilidad a las mujeres. Pero, ¿por qué aún permanece en nosotros como una manía inconsciente e instintiva la costumbre de arrancar y llevarse una ramita de un árbol o de una planta cuando vamos al campo? ¿No estará detrás de ese impulso inconsciente el arquetipo del rey-sacerdote-homicida que tenía que cortar la Rama Dorada antes de convertirse él mismo en guardián de la energía creadora de la Naturaleza, simbolizada por Diana?
   Esta idea de considerar a los árboles como seres animados, no está separada de la idea de considerarlos también sexuados, lo que botánicamente es cierto; y que por lo tanto se podían matrimoniar unos con otros. Estos matrimonios entre árboles son rituales que se hacen aún en la India Védica y en muchos otros lugares. En la personificación se proyecta la idea de que el espíritu del árbol macho puede ayudar a que las doncellas sean fecundadas. De ahí la costumbre en tantos lugares de que las jóvenes casaderas se froten desnudas contra el árbol considerado sagrado para que la naturaleza potencie su fecundidad. Siguiendo esta idea mágica, es de suponer que cuanto más se acercan a dar realidad física a lo efectuado en el nivel mágico, mayor eficacia de éxito habrá. Esto explicaría el alto grado, para nosotros, de libertinaje que se daba en estas ceremonias en épocas precristianas.

El Roble del Ángel. Edad: unos 1500 años. Situado en el Angel Oak Park, en John Island, una de las islas de Carolina del Sur. Tiene un tronco de 2,47 metros de diámetro. Sus ramas más altas alcanzan los 20 metros de altura.
   Diana fue esencialmente una diosa de los bosques, de la vida animal y de la floresta. Así se nos aparece en su bosque sagrado de Nemi, como diosa de la naturaleza en general y de la fertilidad. Dado el principio de que la diosa de la fertilidad debería ser ella misma fértil, exigía tener un compañero masculino: en el caso de la Diana de Nemi este compañero era Virbio, Rey-Sacerdote portador de las energías masculinas de la propia Naturaleza; mientras que el Árbol incluía las femeninas. El problema es que ambos, el sacerdote Rey del Bosque y el Árbol Sagrado, estaban sujetos a mancillarse y corromperse por la debilidad de sus frágiles naturalezas. Y si la Vida ha de salvarse de este creciente debilitamiento del que necesariamente debe participar en su encarnación humana, según avanzan en años, ésta deberá ser separada antes de que la persona muestre signos de decadencia, para ser transferida a un sucesor vigoroso. Este acto mágico, se practicaba en la mentalidad arcaica matando al representante viejo del dios y traspasando su espíritu a una nueva encarnación. La muerte del Rey-Dios-Sacerdote-Homicida, en su reencarnación humana, es un paso necesario para su vivificación o resurrección a una forma mejor. Así, lejos de ser una extinción del Espíritu Divino, es comienzo de una nueva manifestación más pura y vigorosa de la Vida.
   De la misma manera, es la misma idea original, la muerte del Carnaval, era considerada como un medio mágico para promover y excitar el crecimiento y la resurrección, en forma más vigorosa, de esta expresión de la vida que es la fertilidad. Su Graciosa Majestad el Carnaval, al final de su reinado, es muerto violentamente, consumido por el fuego y, como Ave Fénix, renace cada Primavera de sus propias cenizas con mayor vigor y brío, porque esa es la Ley del Eterno Retorno de los procesos de la Naturaleza.

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