jueves, 1 de agosto de 2013

Carta a los Extraterrestres II. El Plan del Universo es perfecto.



Fragmento del tapiz de Bayeus con el cometa Halleys sobre la torre y el rey Harold.
<PUBLICADO EN LA GACETA DE CANARIAS EL 09/02/1992>
<PÁGINA>: LA OTRA PALABRA
<TÍTULO>: Carta a los extraterrestres-II.
<SUBTITULO> El plan del Universo es perfecto.
<FIRMA>: Alfiar
<ILUSTRACION 1>: "Llegado el milésimo año..., viose brillar sobre el mundo una aurora radiante."
<CUERPO DEL TEXTO>:
    Mi amor a vosotros, Hermanos del Cosmos.
   Hoy quiero contaros algo de lo que a veces hablo con mi hermano Alexis. Dice éste que hay en vuestros mensajes un marcado acento milenarista, apocalíptico, pues en ellos se hace referencia a una misión de salvación de la Humanidad, o de aquella parte de la misma que haya alcanzado un cierto grado de evolución interna, porque existe el peligro de que la Tierra puede ser destruida.
   (...)

    A este aspecto se une el de un cambio de Era, concebido éste como el paso a un estado de evolución superior, al cual acceden aquellos seres humanos que hayan aprendido a elevar su ser y su conciencia hasta un cierto nivel. Esa evolución superior será realizada en este planeta, el cual deberá ser limpiado de las energías negativas que actualmente ejercen sobre él su influencia. Aquellos que no hayan alcanzado dicho estado, proseguirán su evolución en otros mundos más acordes a su desarrollo evolutivo.
   En mí existe la comprensión de que, el proceso de la evolución del hombre, es un proceso de estudio y aprendizaje a través de una larga serie de etapas o cursos, en los que la conciencia va desarrollándose: primero, desde el estado de embrión hasta la edad adulta, en la que aprendemos a decir yo; luego, desde esa individualidad a la humanización, en la que aprendemos a decir nos, porque habremos integrado el tu en el yo. Luego, a los cursos de graduación superior y aún más allá, a la planetización, a la cosmización.
   Una visión así es la que se desprende de vuestros mensajes. Pero lo que mi hermano, y con él otros muchos, rechazan es que estos mensajes están llenos de un profundo sentido religioso. Resulta incongruente que el mensaje diga que no hay que caer en dogmatismos religiosos, que los dogmas han de ser trascendidos y que, por otro lado, muchos contactados, o muchos mensajes, estén llenos de alusiones a lo religioso y a sus personajes.
   Argumenta mi hermano que todo esto tiene explicación si lo consideramos como un fenómeno psicológico. Esta argumentación me llevó a rastrear ese otro fenómeno de Apocalipsis colectiva que fue el Año Mil. Y esto fue lo que encontré:
   En muchos de nuestros libros de Historia, hallamos esta expresión: “los terrores del Año Mil”. Es esta una imagen fuertemente arraigada en la mente de muchos historiadores que aún tienen un concepto romántico de esa etapa de nuestro pasado que llamamos la Edad Media. En el Año Mil habría llegado el hombre de occidente al colmo de sus desventuras, que le habrían perseguido durante todo el S. X. La proximidad de la fecha fatídica habría despertado la creencia en el fin del mundo, y el pavor se habría apoderado de la Humanidad ante la llegada de los tiempos profetizados por el Apóstol. Pero pasa el Año Mil y el mundo no ha perecido. La Humanidad respira, todo cambia, y como dice el monje Glaber "pasados unos tres años del Año Mil la tierra se cubrió de una túnica blanca de iglesias".
   ¿Era por agradecimiento, puesto que después de todo, Dios había perdonado los pecados del hombre y el mundo seguía vivo?
   Es esta una visión romántica de la Historia. Porque, ¿quienes anuncian el fin del mundo? Entonces, como ahora, son los desarraigados, los rechazados del orden común. También los inquietos, los más sensibles a los cambios. Entre ellos hay buenas almas, ilusos, iluminados, clérigos errantes, desterrados, esclavos fugitivos, pobres y vagabundos de todas las especies. Y con ellos, los cuervos, las aves de rapiña, los señores feudales, los pescadores en río revuelto.
   ¿Por qué el Año Mil? ¿Por qué ahora?
   Al margen de otras consideraciones más esotéricas, porque es una coyuntura histórica. Y limitar las causas del terror a las predicciones apocalípticas, no es históricamente serio. La realidad es que entonces y ahora los Antiguos Estados estaban maduros para un cambio. Es el fin de un orden antiguo de cosas, el crujir de viejas estructuras económicas, sociales, políticas y mentales. Los hombres, bruscamente, se ven impulsados al vagabundeo.
   ¿Qué los movió? ¿Qué los mueve?
   Todo ello está escrito en imágenes sobre los capiteles de las iglesias románicas, sobre las paredes de los templos Khmer, sobre los muros de los campos de juego toltecas o mayas, en los frescos de Tuen-Huang.
   ¿Qué fenómeno astronómico determinó el advenimiento del pánico? ¿El Halley?
  Aparece en el tapiz de Bayeux, pero el hecho no ocurre hasta finales del siglo XI.
   En el doble movimiento del mundo van juntos destrucción y creación. Antes del Año Mil la destrucción predomina, después, la creación se impone. Al principio de aquella época, la Humanidad destruye un orden de cosas: organización social, sistema económico, creencias, hábitos mentales... Pasado el Año Mil, los lenguajes coinciden. Un mundo nuevo encuentra su expresión plástica. La Civilización Medieval se inicia.
   La idea del Fin del Mundo está en todos los pueblos, lo mismo que la idea de la resurrección de los héroes míticos, o la idea de la periodicidad milenaria. En el milenarismo cristiano, Cristo debe gobernar el mundo por mil años, el Millenium, un día de Dios. El Apocalipsis de San Juan, ese extraño testimonio, es categórico: el Reino durará Mil años. Después aparecerá Satanás por poco tiempo y será destruido. Entonces saldrán de las tumbas los muertos para ser juzgados y un nuevo universo será creado para los elegidos.
   ¿Cómo calcular los tiempos?
   La discusión sobre el cuando se remonta al siglo II. Y cuando Glaber da el Año Mil como término del Milenio, no merece la crítica de sus contemporáneos.
   ¿No será que el número Mil debe ser interpretado simbólicamente?
   No hay trazas de terrores milenaristas en los escritos oficiales o en las crónicas contemporáneas. Quince Bulas Pontificias promulgadas entre el 970 y el año 1000 nada dicen. Igual silencio en las Crónicas, o en las biografías de Abbon y S. Mayeul escritas en el año 1000 y 1040. Solo Glaber cree que el reino de Satán está próximo y pinta el Año Mil con los colores más sombríos. Para Thietmar de Morsebourg el Año Mil es radiante, "Llegado el milésimo año..., viose brillar sobre el mundo una aurora radiante".
   ¿Es la pura y simple comprobación de un hermoso día?
   Lo dudo.
   La situación es extraña y paradójica: a mediados del S. X y durante el S. XI hay pruebas de la creencia en el fin del mundo. En los años inmediatamente anteriores y durante el Año Mil, no los hay. Al parecer, el momento decisivo dejó indiferentes a los hombres.
  La única información sigue siendo la de Glaber. La tomó de Cluny, que lo sabía todo. En ella todo gira en la descripción de una visión. En el cielo del Año Mil surge un espantoso meteoro: "aparece en el mes de Septiembre, al filo de la media noche, permanece visible cerca de tres meses. Su resplandor era tal que parecía llenar la mayor parte del cielo, hasta que desapareció al sonar el canto del gallo. Pero decidir si se trata de una estrella nueva que Dios lanza al espacio (...) cosa es que corresponda al que sabe prepararlo todo en los arcanos misterios de la sabiduría. (...) Este fenómeno no se manifiesta jamás al hombre, en el universo, sin anunciar algún acontecimiento misterioso. Así pronto sobrevino un incendio que consumió la iglesia de San Miguel Arcángel."
   Salvo este texto, ningún otro menciona en esta fecha temor o espanto colectivo. Precisamente en el instante crítico, los hombres que, siglos antes, y que después iban a manifestar el mismo miedo, se sientes tranquilos. Hay en esto algo extraño. Tan extraño como ese objeto luminoso que describe Glaber.
   ¿Erais vosotros? Es sólo una pregunta.
 Lo que aprecio es que en el milenarismo medieval hay interpretaciones de textos apocalípticos, multitud de Beatos Iluminados para asombro del mundo. Hay creencias, hay discusiones teológicas y bizantinas sobre el cómo y el cuándo. Pero no hay mensajes. En cambio, ahora, en ente milenarismo de mil años después, no hay interpretaciones teológicas, no hay discusiones bizantinas; hay mensajes, hay comunicaciones y, sobre todo, muchos, muchos objetos brillantes en el cielo.
   Que la Paz sea con vosotros. Vuestro hermano. Alfiar
*   *   *
    RESPUESTA DE LOS EXTRATERRESTRES
    La Paz sea contigo.
  Estamos contemplando las circunstancias actuales por las que, ahora mismo, está pasando la Humanidad en éste acelerado proceso que estáis viviendo y que está modificando el ritmo de la evolución natural del planeta. Has de saber que nada de lo que se le ha dicho al hombre desde nuestro plano, ha sido entendido con la pureza prístina con que fue emitido desde la fuente. La información que necesitáis conocer en cada paso del trabajo personal y colectivo, va siendo enviada por los hermanos a cargo de este trabajo de ayuda en el amor. Pero vuestras mentes están condicionadas por los innumerables filtros de cada particularidad establecida, y es por ello, que sólo una imagen vaga e indeterminada es el resultado que se alcanza, a pesar de partir de una nota vibratoria alta, enviada en plenitud de potencia.
   Los parámetros en que nosotros nos movemos hacen que sea difícil, a veces, el coordinar dentro de vuestros límites físicos, la perfecta conexión. La Luz es el vehículo de transmisión, y aunque esa luz esté desarrollada y brille armónicamente dentro de vuestro ser, las limitaciones de vuestra propia naturaleza, sirven de barrera a la comprensión total de algo que es enviado a la perfección.
   El destino del hombre es complicado en estos momentos. Las posibilidades que están encerradas en el concepto de Cambio de Era son tan infinitas, como infinitos son los procesos mentales de los hombres que las crean. Sólo vosotros podéis determinar con vuestras mentes el destino que os espera, pero como esa determinación está tomada en forma inconsciente por la colectividad, no obedece a un proceso lógico y racional en el que se pueda prever el resultado final del trabajo.
   Las conciencias que si saben como ordenar sus pensamientos y sus emisiones de rayos positivos que ayuden a tonificar el planeta en este momento tan importante, aún siendo muchos, no son suficientes como para poder predecir un resultado seguro. Es por eso, que el proceso sólo se va a poder contemplar siguiendo la línea de cada momento, y esperando que el esfuerzo de unos pocos, inclinen la balanza hacia una toma de conciencia mayor, en la que el hombre sea capaz de comprender que, sólo de él mismo saldrá el resultado de una creación positiva de cambio.
   Pueden ocurrir todas esas desgracias y catástrofes que los alarmistas predicen, pero no es obligatoriamente necesario que sea así. El cambio pude efectuarse también por un proceso natural de selección rápida, donde las fuerzas armonizadoras se encarguen de dirigir las energías con un movimiento suave y paulatino, ayudadas por las conciencias humanas. Sólo la Luz y el Amor aplicados como energías en todos los elementos vivos, son los que darán un cambio con la garantía de un final feliz. Pero hasta que esto no sea comprendido, todas las posibilidades están abiertas y en el aire, a la espera de lo que el hombre quiera hacer.
   Te decimos ahora: no penséis en desgracias, no penséis en cataclismos, no los atraigáis. Si la voluntad es firme, la decisión de ir a una transmutación a través de la subida vibracional, que supone entrar en una dimensión superior, puede ser algo tan grato y completo, como es la caricia de la mano de un padre que ayuda a su hijo a subir un escalón más. Pensar que el proceso en si mismo es perfecto. El Plan del Universo es perfecto. El Padre es perfecto. Y la perfección no es dolor. Dolor es la ignorancia de no poder comprenderlo, la ignorancia de no quererlo hacer. Pero en el buen hacer, en la buena voluntad, está la resolución de todos los problemas, por grandes que parezcan; una resolución que os llevará a todos hacia la Sabiduría.
   Que la paz os alcance y se quede ahí. Mi amor os dejo.

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