viernes, 14 de junio de 2013

Los Centros en el Hombre (3ª Parte) Crisálida 013



Los centros en el hombre

(3ª Parte)

 Vamos a analizar la parte negativa del Centro Emocional y la emociones negativas. La parte negativa del Centro Emocional es la sede de las emociones negativas. En su origen (no entraremos aquí hablar sobre ese origen), el Centro Emocional carecía de parte negativa, esta parte es adquirida y fue apareciendo, colectiva e individualmente, en el proceso de la evolución. Por ello, cuando esta parte negativa adquirida se activa, ello significa un trabajo erróneo del Centro. Considerando esto, podemos decir que el Centro Emocional rara vez trabaja en una forma correcta. La causa es esa parte negativa adquirida, infectada por nuestro contacto con la Vida, ya que las emociones negativas son las que gobiernan la Vida y a ellas se aferran las gentes como si de ellas dependiera su propia existencia.
¿Cuándo, nuestra emociones, se infectan y se vuelven negativas?

(...)


A partir de nuestro nacimiento. Gradualmente se van introduciendo en el niño a medida que este crece. El bebé que nace se encuentra despierto respecto a su Esencia. Pero como nace en medio de gentes dormidas, a las que imita en sus pensamientos y emociones negativas, imitación que incluye expresiones faciales, entonación de la voz al pronunciar las palabras y frases que dan expresión a esos pensamientos y emociones, pronto queda infectado y el niño comienza a sentir lo que estas representan. Así, la negatividad de ideas y emociones de los padres pasan a los hijos, negatividad que se incrementa cuando el niño comienza a relacionarse socialmente. Es fácil observar cuando un niño comienza a mostrar emociones negativas, a enfurruñarse, a amargarse, a quejarse, a sentir compasión de sí y así sucesivamente. Después de todo, ¿qué otra cosa habría podido hacer?
Y…, ¿qué otra cosa podemos hacer los que como adultos ya estamos infectados con emociones negativas, que además podemos ignorar que son negativas, porque nadie nos lo mencionó nunca y, aunque lo hayamos escuchado, estamos seguros de que no somos negativos? ¡Faltaría más!
Así que ya ven donde se encuentra la dificultad para cambiar esta siempre repetida y recurrente cadena de causa y efecto, esta continua e inevitable infección y reinfección.
¿Podemos romper esta recurrencia, esta interminable cadena de causa-efecto? ¿Qué podría romperla?
Solo hay una cosa que puede hacerlo. La posibilidad de que seamos capaces de oír, ver, comprender y darnos cuenta de cuáles son nuestras emociones negativas y comenzar a trabajar con ellas para limpiarlas o transformarlas. Esto es algo que debe hacerse desde nuestra más profunda individualidad. El problema es que la percepción de esta negatividad en nosotros, produce un tremendo horror y un desmesurado dolor. Solamente a partir de esta visión interior sobre la inutilidad de estas emociones es posible comenzar a trabajar sobre ellas.
Es necesario que comprendan que podemos hacer este Trabajo por razones superficiales o por razones más profundas. Generalmente, solemos hacerlo a la espera de una recompensa, o algún elogio; también para alcanzar cierta posición en el grupo o en la Logia, o por que creemos que ese es nuestro deber, incluso por engreimiento, orgullo o, simplemente, porque nos lo merecemos; o por alguna idea que nos hemos forjado de nosotros mismos, o por honor, o por tratar de caer bien, o por imitación, o por temor y miedo de perder nuestra reputación, por miedo a la crítica, miedo de perder una amistad, etc. Todos estos motivos y cien mil mas, son exteriores al Hombre. No nos pertenecen. Esos motivos son sustitutos de nuestro "Yo Real", pequeños "yoes" de los cuales algunos son mejores y otros peores, algunos son útiles y otros son un impedimento, algunos son internos y se encuentran más cerca de la Esencia y otros son externos y se encuentran más cerca de nuestra falsa personalidad o de la persona que imaginamos ser y por la que gastamos inútilmente nuestra energía, nuestro tiempo y nuestro dinero, con la finalidad de seguir caminando obnubilados por tanta emoción negativa.
No un trabajo imaginado, sino un verdadero Trabajo sobre nuestras emociones negativas es lo que nos permitirá cambiar de nivel; porque, de otro modo, éstas permanecerán, aunque de otra forma. Son como ese personaje mitológico llamado Proteo (antiguo dios del mar cuyo nombre sugiere algo Primordial. Se convirtió en hijo de Poseidón en la Teogonía de hesiodo quien le encomendó la tarea de pastorear las manadas de focas.) Como “mitema” (elemento indestructible de un mito) aparece en otras culturas. Una de sus características era su habilidad para cambiar de forma y convertirse en otra cosa. De este personaje proviene el sustantivo “proteo” y el adjetivo “proteico”. Generalmente hace alusión a aquellas personas que cambian frecuentemente de opinión o son volubles en sus afectos.
El Trabajo, inevitablemente, nos conduce a todos a los mismos lugares interiores y a las mismas o muy parecidas experiencias. Ese lugar interior donde reconocemos nuestra nadidad, nuestro desamparo, nuestra mecanicidad. Y si conseguimos que esta percepción no se convierta en una experiencia negativa, nos llevará al estado de recuerdo de sí. Al ser concientes de nuestra nadidad, atraemos ayuda. La comprensión de esta realidad nos eleva al Tercer Estado de Conciencia, donde la ayuda puede llegarnos.
El objeto del Trabajo es el de despertar nuestra conciencia escondida. No se refiere a la conciencia adquirida que es diferente en cada grupo étnico y que es resultado de la costumbre, del aprendizaje, de la clase, la tribu y la nación. Esta conciencia es la misma en todos los seres humanos. Lo de escondida es porque en nuestra actual situación, se encuentra fuera de nuestro alcance. Pero, a menos que la encontremos en nosotros, el Trabajo será inútil. No será nada más que otra moda pasajera que usa una nueva jerga. Aunque si logramos hacer contacto con ella, sabríamos-sentiríamos sin necesidad de más explicaciones que cualquier estado negativo es un error que nos envenena.
Este “sentir-saber” nos deja un agrio sabor interior que hace que nos demos cuenta al momento cuando estamos siendo negativos. En ese momento se inicia una lucha interior. Queremos decir algo, pero no podemos. Y no podemos, porque el Trabajo está obrando en nosotros. Si no fuera por estas leves señales de la verdadera conciencia que el Trabajo evoca, y la ayuda interior que aporta, la lucha contra nuestras emociones negativas sería imposible. Es decir, a menos que en alguna parte de nosotros, tengamos una conciencia moral, las emociones negativas serán invencibles. El poder de la Vida es demasiado fuerte para nosotros.
Afortunadamente, como dice el cuento hindú, el Ser Solarescondió” dentro de nosotros las posibilidades de crecimiento de la Esencia y, por otra parte, tenemos fuera de nosotros las diversas formas de Enseñanza que se relacionan con este despertar; formas que nos han ido siendo transmitidas de edad en edad desde el Círculo de la Humanidad Consciente, que es exterior a la Vida.
La parte negativa del Centro Emocional se la puede representar según el siguiente esquema.
Representa el Centro Emocional después de haber adquirido una parte negativa por su contacto con la Vida. Solo cabría señalar que nuestro punto de partida radica en la idea de que todo, en la parte negativa, trabaja de una forma equivocada. Consideremos algo que parece que no tiene importancia como la sospecha. Es esta un estado emocional que no tarda en implicar a toda la parte negativa del Centro Intelectual, llevándolo a pensamientos y conclusiones de tipo negativo.
Recordemos que el Centro Intelectual tiene un lado positivo y otro negativo y que si no trabajan conjuntamente no se llegará a ninguna conclusión. Como la sospecha surge de la parte negativa del Centro Emocional, ya que la sospecha es, ante todo, una emoción, hará que entre a funcionar el lado negativo del Centro Intelectual, lo que contribuirá a probar y reafirmar que la sospecha que tenemos es correcta.
Supongamos ahora que nuestra sospecha, por que nos ha llegado otra información contraria que ignorábamos, se transforma de repente en una emoción más menos agresiva. ¿Qué ha ocurrido para que se produzca este cambio? Lo que ha ocurrido es que esa otra información ha puesto a trabajar el lado positivo o afirmativo del Centro Intelectual llegando a conclusiones diferentes.
Como dice el dicho: "el deseo es el padre del pensamiento”’. Todos nuestros estados emocionales tienden a gobernar nuestro pensamiento. Por ello son tan peligrosas las emociones negativas, porque tenemos un Centro que es sugestionado por el otro y produce un trabajo erróneo en los demás centros. De lo que se trata entonces es de liberar nuestros pensamientos de nuestras emociones, cuando éstas son negativas. Esta liberación es una cuestión de observación.
Hemos de tener siempre presenta que las emociones negativas son muy poderosas. Nos pueden infectar en cualquier momento. Esta infección provoca que podamos herir más fácilmente a nuestros semejantes. Una expresión de gran dureza en este Trabajo es: “uno siempre es culpable de ser negativo”. Esto no siempre es fácil de comprender ya que, generalmente, tendemos a adjudicarle las culpas a los demás.
Otra cosa a recordar sobre las emociones negativas es que se desarrollan y crecen a partir de ellas mismas, dando lugar a nuevas emociones negativas, incluso cuando la causa que las originó ya haya desaparecido.
Pero el mayor problema que nos causan las emociones negativas es la ingente cantidad de energía que nos roban, haciendo que la derrochemos, en apariencia, inútilmente Digo en apariencia porque estas energías degradadas son el alimento de la terminación del Rayo de Creación, simbolizado por la Luna. En lo que respecta a nosotros, ese derroche de energía es la causa de que caigamos enfermos frecuentemente y de nuestros débiles estados físicos y anímicos. Repito son muy peligrosas y, sin embargo, todo el mundo parece que no puede prescindir de ellas. En realidad, también son aditivas.
 
 

Limpiar nuestro Centro Emocional no es algo que podamos llevar a cabo con nuestros propios recursos. Necesitamos de una nueva energía proporcionada por nuevas ideas, una nueva manera de pensar y una nueva manera de vernos a nosotros mismos.
Señala el Dr. Maurice Nicoll que Gurdjieff afirmaba que entre las muchas ilusiones que nos mantienen en nuestro cotidiano estado de conciencia dormida, la que damos siempre por supuesto es la ilusión de tener una sola mente. Incluso llegamos a llamar conscientes a las funciones de esa mente. Y que por ello, entendemos mal y nos entendemos mal los unos con los otros. Hacia referencia a que lo que en Trabajo se denomina “máquina humana” se encuentra controlada por varias “mentes” que son independientes unas de otras, así como también lo son sus funciones y sus ámbitos de ejecución.
Una de las funciones de estas mentes es la de conocer. Conocer con lo que comúnmente llamamos la mente y conocer con lo que comúnmente llamamos emociones. Ambos conocimientos son diferentes, aunque creamos que solo podemos conocer con la mente. Creer que solo tenemos una sola mente es una ilusión. Gurdjieff, en esa fascinante narración, llena de satírico humor y sabiduría, que es “Relatos de Belcebú a su Nieto”, llama a los hombres seres “tri-cerebrales”, por los tres cerebros que poseen. En realidad, y aunque en los esquemas solo se representan tres grandes Centros, es que tenemos siete Grandes Centros.
Examinemos ahora el diagrama de diferentes Centros y, por consiguiente, de sus diferentes mentes. En este Trabajo, al hombre se le simboliza como una casa de tres pisos, y en cada piso hay diferentes Centros. Cada Centro, al ser una mente diferente, percibe un mismo problema, un mismo evento, de una manera completamente diferente. Cada Centro es una mente que ve la misma cosa de un modo diferente. También señala el Trabajo que ese hombre dormido que solo sirve a la Naturaleza, ese hombre mecánico, puede ser de tres tipos: El se encuentra centrado en el Centro Instintivo-Motor, y es llamado el Hombre Nº 1; el segundo se encuentra centrado en el Centro Emocional y se le llama Hombre Nº 2: y el tercero se encuentra centrado en el Centro Mental y es llamado Hombre Nº 3. De estos tres tipos de hombres se puede decir que son todos parciales, que todo lo ven subjetivamente, por lo que siempre estarán discutiendo los unos con los otros. Toda una tragedia. Auque los que tienen “buenas intenciones” lo intentan, nunca llegaran a un acuerdo, nunca se entenderán entre ellos, aunque hablen un mismo lenguaje, el de su mente una. En realidad hablan tres lenguajes diferentes. Recuerden, el Cochero no habla el mismo lenguaje que el Caballo, y viceversa.


La única salida a este problema es convertirse en un Hombre Nº 4, el hombre que ha conseguido equilibrar sus Centros para que estos funcionen lo más correctamente posible, para que cooperen y no interfieran entre ellos. Por ello este Trabajo se inicia con la observación de tres Centros, aunque el primer paso es la observación de nuestros pensamientos y de nuestras emociones para poder distinguir y separar unos de otros.
Cuando observamos que cada Centro hace de nosotros una persona distinta, nos damos cuenta que no somos la sola y única persona que creíamos ser. Sentir es una cosa, pensar es otra. Sentir emocionalmente todo, cuando lo que se necesita es pensar, es un proceder equivocado. Pensar solamente cuando lo que se debería hacer es sentir, también es un actitud equivocada. Pensar y sentir simplemente, sin la correspondiente acción del Centro Motor, también es una actitud equivocada. Actuar sin pensar y sin el sentimiento que nos proporciona nuestra realidad emocional es, igualmente, una actitud equivocada.
Si lo que buscamos es vivir de una forma más conciente, el único camino es el Camino del Conocimiento, es lo que le decía Don Juan a Carlos castaneda. Conocer como pensamos y sentimos y, para ello, hemos de observar que ocurre en nuestro interior. Necesitamos ser más concientes de nosotros mismos a fin de discernir la dirección que toman cada una de nuestras mentes. Este es comienzo del “despertar“.
En otras charlas ya se dijo que para despertar del sueño, tenemos primero que darnos cuenta que estamos dormidos y que no nos recordamos a nosotros mismos; luego debemos aceptar que el estado de nuestro Caballo o Centro Emocional es pésimo, pues solo conoce emociones negativas. La purificación de este Centro Emocional comienza con la separación de estos estados negativos de todas aquellas cosas que llevan asociadas.
Hace un momento se ha hecho referencia a que tenemos 7 mentes. (7 enanitos que rodean a Blancanieves, nuestra Alma). Una Mente Intelectual, que actúa a través del Centro Mental, una Mente Emocional, que actúa a través del Centro Emocional, una Mente Sexual, que actúa a través del Centro Sexual, una Mente Motora, que actúa a través del Centro Motor, una Mente Instintiva, que actúa a través del Centro Instintivo. En los esquemas el Centro Motor y el Centro Instintivo aparecen siempre unidos. Y aún poseemos dos mentes más, de las cuales nuestra personalidad dormida no tiene repajolera idea de su existencia. Solo en algunas circunstancias especiales, cuando la personalidad de vuelva “pasiva”, algo perteneciente a estas mentes se manifiesta. Son: la Mente Emocional Superior, que actúa a través del Centro Emocional Superior y la Mente Mental Superior, que lo hace a través del Centro Mental Superior.
Estos dos últimos centros se comunican a través de un lenguaje diferentes que no es comprendido por los centros inferiores. Esta es la razón por la que encontramos en las llamada Escrituras Sagradas, el los Mitos, Cuentos de Hadas y otras fuentes, temas que nos resultan extraños cuando los tomamos literalmente ya que solo se hacen comprensibles si se les traduce psicológicamente. Por ejemplo, en el Génesis, el relato de la Creación del Hombre, está dicho en ese lenguaje que habla el Centro Emocional Superior.
¿De verdad no se sienten controlados por lo que sus pensamientos, emociones y acciones hacen de nosotros?
Cada Mente ve las cosas de una forma diferente. Los tres Centros situados en el piso interior de esa casa de tres pisos que simbólicamente somos, no tienen por qué estar siempre a la gresca entre ellos. Deben aprender a cooperar, ya que forman una Triada, es decir: una Fuerza Activa, una Fuerza Pasiva y una Fuerza Neutralizante. Este Trabajo se refiere solamente a lo que sucede en nuestros Centros inferiores a fin de que lleven a cabo su trabajo correctamente. Cada Centro posee su propia esfera de actividad, por ello el trabajo que realiza el Centro Motor difiere mucho del que realiza el Centro Mental. Podríamos observar que cuando estamos en un centro no estamos otro. Esto quiere decir que cuando un Centro toma una decisión, esa decisión no tiene ningún poder sobre otro Centro. A veces nos puede parecer que estamos en dos Centros a la vez, esto no es así, lo que ocurre es que al estar la mayor parte de nuestro tiempo en ese estado obnubilado, en ese estado de confusión e incertidumbre, de falta de enfoque, llenos de ese fluir que provoca nuestra charla interior y nuestras fantasía mecánicas, no estamos en ningún Centro, sino entre ellos.
Cuando nuestra atención está focalizada en un centro, no se encuentra en otro. Es como los cuerpos de la Física clásica, que no pueden ocupar el mismo espacio a la vez. Y es que sus mentes son diferentes, por ello su hacer también es diferente. Solo un hombre que haya logrado establecer alguna armonía entre sus Centros podrá conocer la diferencia que hay entre ellos, por lo que también establece un equilibrio en su relación con ellos, comunicándose con ellos sin mezclarlos. Pero, tal como somos, carecemos de ese estado interior de Ser.
Cada mente es poseedora de su propia verdad. En este Trabajo no existe una Verdad Absoluta. La verdad también es relativa, pues es la verdad de cada Centro y de cada Mente. Por ello un hombre armonizado, un hombre que conoce el lenguaje en que se expresa cada mente, sabe qué Centro debe usar de forma adecuada a cada momento, a cada circunstancia, para hacer frente a cada evento.
Cuenta Gurdjieff que ese hombre mecanizado, dormido que cree que tiene una sola mente. Es como una Compañía que tiene tres directores ejecutivos. Cada uno está en su despacho, del que no sale nunca, y no se conocen entre ellos. Cada uno, se comunica con la Compañía a través de una secretaria ignorante que permanece en su oficina con unos cuantos libros de consulta. Los directores ejecutivos ni siquiera saben de que se ocupa la Compañía. Se limitan a enviar mensaje, en la lengua particular de cada uno, a su antojo, sobre la información (la impresiones que reciben) a cualquier departamento de la Compañía, mensajes de los que nadie saca nada en claro, porque lo que debería haber ido a un Centro-Jefe, va a otro. Este despropósito es uno de los muchos ejemplos con los que se compara el estado del hombre dormido, preso de su mecanicidad.
Un aspecto importantes de los diferentes Centros es que cada uno de ello tiene su “apetito”., y necesitan un alimento específico para satisfacer ese apetito. El Centro Mental siente hambre de conocimiento, El Centro Emocional tiene hambre de aprecio, de consideración personal, de adulación…, El Centro Motor tiene hambre de acción, de hacer ejercicios, los apetitos de los Centro Sexual e Instintivo, no son tan fáciles de percibir, y desde luego el apetito del Centro Sexual no es el que todos desean imaginar.
Un Hombre Equilibrado se caracteriza porque en él, ningún Centro predomina sobre otro, sino que él se encuentra “entre” los “apetitos” de los diferentes Centros y, cuando ha de satisfacer a uno, lo hace excluyendo a los demás.

 


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