Los Centros en el hombre
(2ª Parte)
Las partes mecánicas de los Centros tienen su propio trabajo específico dentro de ese organismo
que es el Hombre, y pueden hacerlo correctamente sin que necesiten atención alguna o con muy poca
atención. Por ejemplo: cuando caminamos, esta acción requiere muy poca atención
por nuestra parte y sólo de vez en cuando. Toda la variedad de los complejos
procesos implicados en el acto de caminar son realizados por los niveles mecánicos del Centro Motor. Mientras lo hacemos, el caminar, nuestras manos
pueden estar ocupadas en algún otro movimiento que requiera una atención más conciente,
por ejemplo, liar y encender un cigarrillo.
Veamos otro ejemplo: supongamos
que me estoy acicalando y vistiendo para ir a una cena. Esto requiere algo de
atención, pues su realización es algo mecánico. Pero mientras lo hago, me pongo
a pensar en el problema que me ha surgido, de tal modo que me “salgo” (aparto esa pequeña atención que
necesito para vestirme) de lo que estoy haciendo. Entonces pueden ocurrir cosas
sorprendentes, como encontrarme de pronto con el pijama puesto y metido en la
cama, o llevar calcetines de distinto color, o que los botones de la camisa no
hayan entrado en los ojales que les corresponden. A todos nos ha pasado algo
así alguna vez. Esto ha ocurrido porque al retirar esa pequeña atención de lo
que hago, vestirme es una actividad un tanto mecánica, los “yoes” encargados de hacerlo, han hecho
lo que les ha venido en gana.
(...)
(...)
Toda la “máquina humana” (entendida esta
expresión solo desde el nivel mecánico de los Centros) está construida de tal
modo que en un momento de urgente necesidad, cualquier parte de ella puede realizar
el trabajo de otra parte, aunque solo durante un tiempo. Cuando esto ocurre, el
Trabajo dice que los Centros se sobreponen. Y, por ello, a
causa de esta superposición, los Centros, la maquina
humana,
aunque en grado limitado, pueden hacer frente a aquellas necesidades urgentes que surgen en
nuestra vida. Pero cuando esto ocurre, ocasiona un trabajo erróneo de los centros
que si se prolongara, ocasionaría problemas.
Veamos otro ejemplo: la
respiración es algo que se lleva a cabo sin que nuestra atención sea necesaria.
Aquí, el Centro Motor, que contrae y
relaja los músculos empleados en la respiración, es controlado por el Centro Instintivo, que calcula la condición
de la sangre a cada momento y, en consecuencia, aumenta y disminuye el ritmo de
la respiración. Este proceso interno no lo podemos observar directamente, ya
que no podemos observar lo que hace nuestro Centro Instintivo y su complicada tarea de atender al trabajo
interior de los órganos. Pero si podemos observar el resultado de su trabajo, a
saber, que después de correr, nuestra respiración es más profunda o, si tenemos
fiebre, respiramos más rápidamente y comprender
que esto se debe a que el Centro Instintivo
necesita más oxígeno, y así sucesivamente.
Pero nuestra respiración
no es sólo controlada por nuestro Centro
Instintivo-Motor. Puede producirse una superposición de Centros cuando
pretendemos respirar deliberadamente, voluntariamente, de otra manera,
acelerando o reduciendo nuestra respiración. Aunque esto no podemos realizar
más allá de un cierto tiempo, porque el Centro
Instintivo volverá a hacerse cargo de la respiración en cuanto comencemos a
perder el conocimiento. Cuando intentamos controlar la respiración sin comprender
lo que estamos haciendo, o sin tener el conocimiento para ello, podemos
interferir en el trabajo normal del Centro
Instintivo-Motor, obligando a transferir parte del trabajo necesario para
controlar la respiración a otro centro.
Por ahí, en la vida, existen
técnicas, surgidas de las corrientes New Age, como el Rebirthing (renacimiento), técnica inventada por
Leonard Orr en EE.UU. en los años sesenta, que ocasionó algunas muertes. Toda la Enseñanza Tradicional advierte de los peligros de
usar estas técnicas sin conocimiento y control de lo que uno se trae entre
manos. He escuchado a practicantes de esta técnica que con ello iban a
desarrollar “sus poderes”. Esto es
una insensatez. Lo que estas personas desconocen es que una vez que un Centro
ha sido descontrolado, nunca volverá a trabajar normalmente.
El estudio de los Centros y de su trabajo equivocado es
algo que exige de la observación de sí.
Con el fin de entenderlo, es preciso comprender su naturaleza, de otro modo lo
enfrentaremos de forma equivocada. Además, no es posible llegar a una comprensión de los Centros y de su
trabajo correcto o equivocado en un instante, ni en un cursillo de fin de
semana.
Reflexionemos sobre algo:
Toda nuestra Vida depende de que
estos Centros funcionen
correctamente, pues ellos la controlan. Nuestros pensamientos, nuestros sentimientos,
nuestras ideas, nuestras esperanzas, temores, amores, odios y sus acciones; nuestras
sensaciones, nuestros placeres, nuestras satisfacciones, y así sucesivamente,
todo, depende de ellos. Es algo tan complejo que ni siquiera con el saber que
puedan aportarnos las ciencias biológicas, fisiológicas, psicológicas, etc., en
su actual nivel de conocimientos, podría lograrlo. No olvidemos que este “saber” en el que se nos presenta este Conocimiento es un saber simbólico y que, aunque como tal tiene la posibilidad de
presentarnos todo aquello que constituye el misterio de nuestra vida en todos
sus planos y facetas de una manera comprensible,
también es algo que necesita de nuestra voluntad y esfuerzo.
Pretender conocer algo
así, es como imaginar que podemos
comprender todo lo que se refiere a la
Vida, solamente
con haber asistido a una o dos conferencias que traten de este tema. Todo lo
que hemos visto hasta ahora, incluso todo lo que Gurdjieff, en su momento, pudo
llegar a enseñar a sus discípulos de lo que al parecer solo son fragmentos de
una Enseñanza desconocida, sólo representa
una ligera pátina de todo lo que la Enseñanza Esotérica ha tratado
transmitir a lo largo de los milenios. Su finalidad es motivarnos para que nos
impliquemos en su estudio, primero de la teoría de esta Enseñanza y luego la apliquemos a nosotros mismos mientras nos observamos
como está configurada nuestra realidad interior, y como podemos conseguir que
funcione de forma más armónica y consciente.
Veamos ahora unos
esquemas sobre los Centros, sus
divisiones y subdivisiones, de forma que podamos hacernos una idea general que
nos sirva de “mapa” para nuestras observaciones sobre nosotros mismos. De
este modo, podremos saber en que lugar y nivel nos encontramos.
Podemos apreciar en los
esquemas siguientes sobre los Centros
que en ellos aparecen representadas sus partes positivas y negativas.
En ellos, solo la parte motora del Centro Mental se encuentra representada con
más detalle. Podemos observar las diferencias que existen entras las partes motora y emocional del Centro Mental.
También podemos pensar en lo que esto significa, pues forma parte de nuestro
trabajo observar todo ello interiormente, registrar la información y establecer
las reflexiones sobre lo que ello significa para poder alcanzar una comprensión
sobre este tema.
Observemos el esquema del
Centro Mental dividido por su mitad
en una parte positiva y otra negativa. ¿Cuál creemos que pude ser la
función de la parte negativa del Centro Mental? Si la función de la parte positiva es pensar SI, afirmar, parece evidente
que la función de la parte negativa
es pensar NO, negar. Así, la totalidad de este Centro podría representarse de
esta manera.
Si el Centro Mental no tuviera una parte
negativa, nos sería imposible pensar.
¿Qué es pensar?
La Enseñanza nos dice que pensar es comparar. Pensar es comparar una cosa con otra, una proposición con otra, una idea con otra, etc. Pero si sólo tuviéramos como instrumento de pensamiento la afirmación, el poder decir Sí, no podríamos comparar las cosas. La comparación requiere de una elección entre dos cosas; a una de las cuales decimos Sí y a la otra No. Cada vez que hacemos una pregunta empezando con ¿por qué? (que es distinta a las que empiezan con ¿cómo?) significa que estamos buscando la razón de algo. Y como todo razonamiento implica comparación y elección, hemos de escoger esto y rechazar aquello.
Si nuestro Centro Mental no contuviera la
polaridad Si-No, la posibilidad de afirmar o de negar, la acción de pensar sería imposible. Esto significa que
ambas posibilidades de nuestro Centro
Mental han de ser capaces de trabajar juntas, de un modo parecido a las dos
hojas de unas tijeras, que actúan una contra la otra. Con esta facultad llamada
pensar, pensar lo que observamos
dentro de nosotros, debemos ser capaces de ver
tanto lo que afirmamos como lo que negamos, sea lo que fuere que pensemos sobre
algo en particular, y mantenerlos juntos. Luego, entre esos dos lados opuestos,
hemos de encontrar un sendero para que por el discurra nuestro pensamiento
hacia un resultado nuevo en nuestra psique que no sea Si o No. Algo así como
el Sendero Medio del Buda, o el Pilar Central del Árbol de la Vida en la Cábala. Nuestras asociaciones mecánicas conducen siempre nuestro
pensar a las respuestas mecánicas SI
o NO.
Deben entender que nos
estamos refiriendo a auténticos
pensamientos, aquellos que requieren de nuestro esfuerzo y atención. Lo que
vulgarmente llamamos pensar, no es
otra cosa que un mero fluir de asociaciones mecánicas, una huida de vagas ideas,
de recuerdos y frases interrumpidas que requieren un eventual esfuerzo con el
fin de recordar, por ejemplo, qué tenemos que comprar o a dónde hemos de ir
hoy.
Cuando el Centro Mental trabaja en su totalidad,
todas las diferentes partes, divisiones y subdivisiones, se disponen en su
orden correcto y desempeñan funciones correctas. Por desgracia, esto rara vez
sucede. Nuestro Centro Mental rara
vez se enciende, se ilumina (¿qué creen que es la Iluminación?)
en su totalidad. Por regla general, sólo trabajan las pequeñas partes y
subdivisiones, es decir, nuestra mente trabajan a baja presión. Sólo se
encienden esas pequeñas partes, ya que el “pensamiento
es luz” y, así, nuestro pensar no
puede ocuparse de ideas que exigen del funcionamiento de la totalidad de
nuestro Centro Mental. Entonces
decimos: “No se que pensar”.
Hay que señalar que este
sistema, con todas sus ideas y principios, con sus fundamentos y detalles
prácticos -de hecho, la Enseñanza íntegra- es
un sistema orgánico y coherente, un
sistema que ha sido construido para que el hombre aprenda a pensar. Esta Enseñanza nos enseña a pensar y nos proporciona
el medio a través del cual podremos desarrollar nuestro propio pensamiento.
Algunas de las ideas de
esta Enseñanza son fáciles de captar
en una pequeña escala; otras, son más difíciles, pues pertenecen a escalas más
grandes y, a veces, se tarda mucho tiempo para “ver” la conexión que hay entre ellas. Pero el Centro Mental en su totalidad, con todas sus partes y divisiones
es necesario para mantener el sistema unido en su orden correcto, para un
trabajo organizado y viviente. Esto no es sólo una cuestión de memoria, porque
la memoria, ante todo, es una función de la parte mecánica o formatoria del Centro Mental, encargada de registras el acontecer y, esta parte formatoria no es suficiente para hacernos
comprender las ideas de esta u otra Enseñanza. Es también una cuestión de valoración, de ver y saborear su verdad.
A la vez, a menos que
este sistema y sus ideas quedan
registrados convenientemente en nosotros, no podrán desarrollarse y crecer
correctamente en nuestro lado interno,
ni transmitir las vibraciones de los centros superiores. Es preciso comprender que no habrá fuerza, en el Trabajo mismo, si solo lo tomamos como palabras y diagramas,
porque es el Trabajo el que transmite
a nuestra Esencia esta comprensión cuando aceptamos estas ideas
voluntariamente.
Cuando comprendemos el Trabajo, surge algo en nosotros que antes no estaba, un centro magnético capaz de abrirse a influencias de las que ni
siquiera teníamos conciencia. Entonces, serán esas influencias las que nos modifican,
cambian y, eventualmente, nos transforman. Por todo ello, es muy importante conservar,
como algo vivo, este Trabajo en nosotros;
escuchar sus ideas, repetirlas una y otra vez; pensarlas y repensarlas de
continuo y tratar de actuar según lo que comprendemos que ellas nos dicen.
Hay que saber que si el Trabajo muere en nosotros debido a la abrumadora
presión de la Vida, será muy difícil,
por no decir imposible, que podamos volver a despertar. ¡Es tan fácil caer en el sueño! Por ello necesitamos
tanto tiempo, tanto estudio, tantos esfuerzos y sacrificios, antes que el Trabajo pueda llegar a ser lo bastante
fuerte en nosotros como para sostenernos.
Nuestro Centro Mental necesita trabajar en su totalidad para alcanzar
la plena comprensión de este sistema;
a su vez, éste sistema fue construido para poder organizar correctamente el funcionamiento
de todo el Centro Mental, a fin de
convertirlo en un instrumento capaz de responder a las influencias que proceden
de los Centros Superiores.
Volvamos por un momento
al pensamiento negativo. Éste tiene
lugar cuando pensamos siempre o casi siempre con la parte negativa de nuestro Centro Mental. Cuando niega o dice NO. Recordemos que los dos lados de este Centro deberían trabajar
juntos y confrontados.
Supongamos que comenzamos
a pensar en este Trabajo desde el
lado negativo del Centro Mental, pero sin que haya
confrontación. Lo más seguro es que produzca una negación del Trabajo y
sus Ideas, ya que el lado negativo sólo puede asociar las
cosas en la forma negativa. Por lo tanto, el resultado final será No. Este pensamiento negativo, acerca
de los temas a que se refiere este Trabajo,
es algo común y corriente.
Son muchas las formas que
puede adoptar este pensamiento negativo.
Tantas como personas. Algunas, suelen tener un sistema de pensamiento negativo bien
desarrollado acerca de algunas cosas. Pero lo más probable es que estas cosas
nunca hayan sido confrontadas en su pensamiento: acerca de sí mismas, acerca de
otras personas, acerca de la Vida,
acerca del Mundo, del Universo, etc. Estas formas de pensamiento negativo se
formaron de forma independiente, del lado
positivo del Centro Mental. Lo
que quiere decir que estas formas de pensamiento son parciales, no están confrontadas
con cualquier pensamiento opuesto y, a menudo, son el origen de muchos conflictos.
¿Saben cual es la cosa
que menos nos cuesta en relación con el Centro
Mental?
Es disentir. Porque para ello necesitamos usar habitualmente, algo que
hacemos, la parte negativa del Centro Mental. El habitual
disentimiento, la permanente desaprobación, la cotidiana denigración, el acostumbrado
descrédito, etc., es usar, más bien abusar, de este lado negativo sin confrontación alguna. Por ello, aquellas personas que
piensan siempre negativamente son
personas que convendría evitar, porque tratarán de destruir todo nuestro
trabajo. Estas personas no pueden evitar proceder de otro modo, porque están
mentalmente “poseídas” por el lado
negativo de su mente.
Lo mismo podría decirse
que ocurre a los que están poseídos por el lado contrario. Esto también sería
un uso erróneo del Centro Mental.
Cuando pensamos siembre desde el lado positivo, nunca llegaremos a aprehender, las Ideas del Trabajo, nunca
llegarán a ser algo real para nosotros, porque estas Ideas y este Trabajo,
nunca se habrá confrontado con otras ideas. El fanatismo, surgido desde el lado
positivo o negativo de nuestro Centro Mental surge de esta no confrontación.
Las Tradiciones cuentan
que “in illo tempore”, el hombre era
perfecto porque estaba en contacto con sus "Centros Superiores", y se decía de él que conversaba con Dios o con los dioses, o con los espíritus. Pero fue
débil, porque al no haber nunca negado
y si siempre haber afirmado, no sabía
cómo enfrentarse con la negatividad. Esa fue la causa de su caída desde la elevada
posición que antes ocupaba. Carecía de fuerza
de pensamiento y de comprensión de sí.
Al ser expulsado de aquella matriz, ha de buscar ahora su camino en otra matriz
en la que reina la polaridad, hasta que consiga regresar al lugar donde antes se
encontraba, empleando todos el poder dual de su mente.
El estudio de la relación
del Centro Mental con, por ejemplo,
el Centro Emocional podrá revelarnos
cosas muy interesantes de nuestro carácter personal. Por ejemplo, alguien puede
tener un pensamiento negativo y una emoción positiva hacia una cosa. O, por
el contrario, puede tener un pensamiento
positivo y un sentimiento negativo.
Veamos lo que al respecto nos dice el Evangelio:
"Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero: pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera. Y respondiendo él, dijo: Si, señor, voy y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?" (Mateo XXI, 28-31.)
Cuando la afirmación de
una persona es demasiado mecánica,
siempre dirá "Sí". Lo que
debemos entender es que este “Si”
pertenece a su pensamiento, no a su voluntad, cuya base se encuentra en el Centro Emocional. Por ello dice "Sí" con su pensamiento, pero dice
"No" con su voluntad. O viceversa,
decimos No con nuestra mente y decimos
Si con nuestra voluntad. La parábola,
que tiene un nivel de interpretación psicológica, por lo que puede tener
significados diferentes, significa en este contexto que el hombre no es Uno, no
es la unidad que pretende ser, que tiene, por lo pronto, dos lados, lados que
no suelen estar, necesariamente, de acuerdo.
Si tenemos un Centro Magnético, que pone de relieve la
existencia de dos tipos de influencias en el vórtice de la vida, las ideas A y las ideas B, podemos tomar como punto de partida de nuestro Trabajo sólo el lado negativo de nuestro pensamiento,
con lo que perderemos nuestro tiempo en desaprobar la ideas B a favor de las A. Pero no olvidemos
que los Centros colaboran unos con
otros y el Trabajo señala que “un sentimiento es el origen de un cierto
tipo de pensamiento”. Si nuestro Centro
Mental está dividido en positivo
y negativo, el resultado puede
inclinarse hacia cualquier lado, generalmente hacia el lado más mecánico,
pudiendo aprobar o desaprobar cualquier cosa. Aquí pues, es la valoración surgida de nuestro Centro Emocional la que será decisiva. Si
lo consideramos como una simple máquina, los dos lados del Centro Mental son mutuamente destructivos. Siempre los
necesitaremos para romper la dualidad. Esa es la Ley, la intervención de un tercer factor.
(Continua)
No hay comentarios:
Publicar un comentario