lunes, 13 de mayo de 2013

La Ley del 7 en el Rayo de Creación. El Orden y la Armonía del Universo. Los niveles del Ser. Crisálida 008



 
LA LEY DE SIETE
EN EL
RAYO DE CREACIÓN 

El orden y La armonía del universo.
Los niveles de conciencia del Ser.



Cuando consideramos el Rayo de Creación desde un plano puramente comprobamos que es un símbolo que se refiere también al Universo externo y a su evolución. Vemos que el él es posible comprender los diferentes niveles de masas estelares, el Sol, los planetas y las lunas…, todo ello en orden descendente.
Pero también se puede comprender cuando, por ejemplo, se dice que el Sol crea una pequeña octava que forma la Vida Orgánica sobre la Tierra. Esta comprensión es bastante literal y siempre que seamos conscientes en que plano nos estamos moviendo, esas interpretaciones son válidas.

Pero el Rayo de Creación, también representa niveles de Ser (y esto también puede ser literal, tanto interna como externamente). Es decir, el Sol puede representar, en el significado externo del Rayo al verdadero Sol, mientras que en su significado interno también representa a Seres que existen en ese nivel en la escala vertical de Ser.

Así que, el Rayo de Creación puede ser comprendido literalmente o psicológicamente porque los dos lados se corresponden. Esto quiere decir que los diferentes niveles en el Universo externo son representaciones simbólicas de los diferentes niveles de inteligencia que existen en el Universo. Estos niveles inteligencia son internos y psicológicos.
(...)

Cuando desde este símbolo que es el Rayo de Creación, hacemos referencia a la Inteligencia del Sol, hemos de comprender, ateniéndonos a esta escala, que ésta se encuentra en un nivel superior a la Inteligencia de la Tierra. Incluso una simple observación a través de nuestros sentidos físicos nos muestra que ambos astros son diferentes, y que uno, el Sol, es el que controla la vida de la Tierra. Esto es así porque la Enseñanza dice que lo exterior y lo interior se corresponden, ya que a todo elemento externo le corresponde algo interno. Incluso esto es algo que podemos observar cuando hacemos uso de la lengua como transmisora de ideas. Solemos hablar de cosas internas o psicológicas en términos de cosas externas o visibles. Por ejemplo: de un hombre astuto decimos que es un zorro; de otro que es arrojado y valiente, decimos que es un león, y así sucesivamente.

La Enseñanza repite que lo exterior y lo interior tienen un origen similar, es decir, son los dos extremos de algo, las dos caras de una misma moneda y, como el Yin y el Yang, oscilan entre si, de ahí que el uno pueda representar al otro. Horman parte de la “naturaleza” del Universo, de ahí que sus leyes fundamentales, la Ley de 3 y la Ley de 7, se encuentren tanto en la Naturaleza como en el Hombre. Esta correspondencia permite que las ideas psicológicas complejas puedan ser representadas por imágenes visuales, extraídas de los objetos exteriores, como en el caso de las parábolas. Y, por la misma razón, tomar al Hombre separadamente del Universo en el cual nació es un error. El Universo es el Macrocosmos y el Hombre es el Microcosmos. El Hombre está en el Universo y el Universo está en el Hombre. Decir, pues, que el Universo está muriendo y que el Hombre está evolucionando, es un absurdo desde el punto de vista de este Trabajo.

El Rayo de Creación representa una octava descendente. Desciende a una máxima densidad, oscuridad y complejidad, cargándose de más y más leyes y limitaciones a medida que se aleja del Absoluto. La idea de una octava ascendente, que se configurase desde el Absoluto, es imposible porque si el Absoluto es todo aquello que las tradiciones religiosas le han atribuido -Bondad, y toda Perfección, etc.,…-, una octava ascendente implicaría un aumento de esa Perfección, Bondad, Sabiduría... Lo que la Enseñanza dice es que el UNO o Absoluto, es “Algo” perfecto en si mismo y una división contradeciría este hecho. Solamente a través de la Teoría de Conjuntos podríamos acercarnos a esta idea.

Me gustaría que entendieran otra cosa. Esta Enseñanza no enseña Dogmas. Aquí no hay verdades absolutas; lo que hacemos es formular deducciones a partir de un conocimiento simbólico que nos ha sido transmitido, un conocimientos que puede ser aplicado a nosotros mismos con la finalidad de que sea comprendido externa e internamente, física y psicológicamente. En principio, el resultado de experimentar internamente este conocimiento solo muestra la verdad relativa del que lo experimenta, que también es un “ser uno” en si mismo. También es posible consensuarlo, pero se requiere más tiempo y ahora no es el tiempo ni el espacio para entrar en ello.


Volvamos, un momento, a considerar la Ley de Siete o Ley de la Octava desde el lado psicológico. Es posible observar el desarrollo de octavas en uno mismo; aunque sería más preciso decir que podemos observar los comienzos de octavas que ponemos a funcionar sin tener siquiera conciencia de ello. Y digo, principios de octavas porque la inmensa mayoría quedan abortadas nada más ser creadas. Cualquier cosa que nos propongamos hacer, constituye el comienzo de una octava. Cuando intentamos resolver un problema, es nuestra primera intención, entonces suena como Do. Si este Do suena débilmente, no sucederá nada más. Pero si nuestra intención es fuerte, el sonido Do será también fuerte y tendrá la fuerza necesaria para hacer que esa nuestra intención llegue hasta la nota Re y hasta a la nota Mi. Y aquí surge el primer obstáculo (en realidad no es el primero, porque desde el momento que pensamos hacer algo -es la Ley de Dualidad-, el opuesto, la fuerza que se opondrá a ello, ha sido creada en ese instante) para la resolución de nuestro problema.

Este obstáculo es que nos hemos llegado a la puerta estrecha, al ojo de la aguja, al lugar donde en la Octava se ha instalado un semitono y se hace necesario de un impulso, un choque en el sistema de Gurdjieff, para poder alcanzar la nota Fa. Algo que rara vez sucede, por ello podemos observar tantas octavas incompletas en nuestra realidad interna.

Este impulso o choque podría ocurrir accidentalmente. No es frecuente. Por regla general no sucede así. Por ello, en este trabajo, se dice que la vida está llena de octavas rotas. Iniciamos, a lo largo de nuestra vida, un sin numero de cosas, de proyectos, que luego abandonamos porque no somos conscientes de que, desde que el principio, cuando pensamos nuestro proyecto, con él, también le hemos dado vida al opuesto, a la fuerza que se opondría a ese proyecto.

Es necesario recordar que la Enseñanza dice que el Hombre es creado como un organismo que se desarrolla a sí mismo y esto significa que sólo puede evolucionar internamente por su propio esfuerzo, ya que la evolución del Hombre debe ser algo consciente; es decir: nuestro esfuerzo ha de ser un esfuerzo consciente. No hay evolución mecánica. Por ello existen tantas dificultades. La Ley del Siete nos pone las cosas difíciles por su misma naturaleza.
 

Dediquemos un momento a analizar desde la Ley del Siete, la pequeña octava lateral creada por el Sol a fin que la energía que procede del Origen del Rayo puede llegar hasta su final.

Esta pequeña octava se encuentra situada entre el Sol y la Luna. Esta pequeña octava ha sido creada por la Inteligencia del Sol. Al llegar al viven de la Tierra da tres notas La, Sol, Fa, que representan esa la máquina viviente llamada Vida Orgánica sobre la Tierra. En el interior de esa vida orgánica, el Hombre, en principio, solo es un elemento más. (De momento no vamos a entrar en el significado de las diferentes notas de esta pequeña octava). Antes, hemos de comprender el hecho que el Hombre no aparezca en la Gran Octava de la Creación, sino en la pequeña octava lateral que proviene del Sol. La Enseñanza señala que el Hombre es una creación especial dentro del Rayo. Vamos a intentar entender la finalidad de esta pequeña octava y cual es el papel del Hombre en ella.


La finalidad de esta pequeña octava es observable al interpretar el esquema. La Inteligencia del Sol la ha creado porque se necesitaba llenar la brecha creada por semitono entre Fa y Mi en el Gran Rayo, debido a la naturaleza de la Ley de Siete.

A menos que se crease algo en este punto, la fuerza que desciende por el Rayo De Creación desde el Absoluto no podría pasar libremente a la Tierra y la Luna. En este punto es necesario un choque, un impulso, para superar el obstáculo inherente a la Ley de Siete por ello para que cualquier cosa progrese o evolucione necesita de esos choques o impulsos en los semitonos de la octava. Dado que la Inteligencia de la Tierra (el Ser que tiene como cuerpo de manifestación el planeta Tierra) o de los Planetas (los seres que tienen como cuerpo de manifestación los diferentes planetas del Sistema Solar) no es suficientemente grande como para crear algo que obre a manera de choque en este punto, fue necesaria la Inteligencia del Sol para ello. Pero el Sol, al crear esta pequeña octava, formuló dos objetivos cuya comprensión es esencial y que necesitamos distinguir con claridad si queremos comprender cual es nuestro papel en la Creación.

Uno de esos objetivo, ya se ha señalado: crear una “maquina sensible”, transmisora de energía entre las notas Mi (todos los planetas considerados como un todo) y Fa (el planeta Tierra considerado como una unidad y en la que vivimos) en el Gran Rayo que permita a la Energía llamada “Espíritu santo” en nuestra tradición, llegar hasta la Tierra y luego hasta la Luna, la terminación del Rayo de Creación.

Desde este punto de vista, la Vida Orgánica, incluido el Hombre en ella, sólo existe y tienen valor para los propósitos del Rayo. Si este fuera su único objetivo, nuestra situación como parte de esa máquina transmisora de energía, sería estar siempre al servicio del Rayo y de su evolución. Una evolución que requiere de inmensos períodos de tiempo.

El otro objetivo está en relación con el propio proyecto del Sol mismo al crear al Hombre. Al parecer, al crear esta pequeña octava, el Sol no crea simplemente para facilitar el paso de la energía por el Gran Rayo, sino que también tiene un proyecto propio. Y es aquí donde se encuentran nuestras posibilidades como hombres. Es importante comprender esto: La Inteligencia y la Voluntad del Sol quiere algo para Sí al crear al Hombre en la Tierra, algo que nada tiene que ver con las necesidades del Gran Rayo.

¿Qué quiere esto?


Quiere decir que el Sol (el Ser que simbólicamente el Rayo representa como el Sol) quiere que el Hombre ascienda desde nivel de la Tierra hasta el nivel del Sol. ¿Recuerdan la “Regla del Águila” que el brujo yaquí Don Juan Matus entregó a Carlos Castaneda en la que se decía lo que hacía el Águila (de hecho un símbolo del Sol en todas las tradiciones)? Decía que devoraba las almas de los que moría, porque se alimentaba de la conciencia de esas almas; pero no devoraba las lamas de aquellos que habían comenzado a desarrollar su conciencia. Y aunque esto no hay que tomarlo en forma literal, sino simbólica, si nos ofrece una imagen equivalente a lo que esta Enseñanza nos está diciendo sobre cual es la finalidad del Sol al crear al hombre. Por esa razón el Sol crea, siembra, al Hombre en la Tierra como algo incompleto, como un ser inacabado.

¿En qué sentido el Hombre es un ser incompleto e inacabado? No en un sentido biológico, si no, no sería útil a los propósitos del primer objetivo. En tanto que parte de la Vida Orgánica, que sirve a los propósitos del Rayo de Creación, es un ser completo y no se le exige otra cosa que la vida ordinaria que lleva, como la lleva cualquier ser en la naturaleza, siguiendo las leyes de ésta. El Hombre puede vivir en la Tierra tal como es sin ningún problema. En el Trabajo se dice, entonces, de él que sirve a la Naturaleza.
Pero en relación con el segundo objetivo del Sol, el Hombre tiene otro propósito y otro destino. Es en lo que respecta a este otro propósito, a ese otro destino trascendente, que el Hombre se encuentra inacabado, incompleto. Porque la Inteligencia del Sol lo ha creado son otro propósito, según un Plan, además servir y cuidar de la supervivencia de la Naturaleza al ser el Ser más conciencie de todos los seres que en ella se encuentran; y por ello posee, en forma potencial, como semilla, otros poderes y posibilidades.

Es decir, como humanos, poseemos más que lo que necesitaríamos si solamente estuviéramos al servicio de la Naturaleza. En la Orden Martinistas se decía que solo había dos únicos libros que todo estudiante debería investigar: El Libro de la Naturaleza y el Libro del Hombre. El primero tenía 7 páginas, y el segundo 10; pero que las primeras 7 páginas del Libro del Hombre eran las mismas que las del Libro de la Naturaleza. El Árbol de la Vida de los cabalistas simboliza muy bien las características de estos dos libros.



Al hablar de la Naturaleza lo que se quiere indicar aquí es que toda la Vida en la Tierra -todo cuanto vemos a nuestro alrededor: la vida de las plantas, animales, árboles, peces, y también la vida de la propia humanidad, con todas sus luchas, todas sus matanzas, dolores, nacimiento y muerte, todo ello, amalgamado, todo junto, compone esta máquina viviente llamada Vida Orgánica creada por el Sol para transmitir influencias desde la parte superior a la parte inferior del Rayo de Creación.
Por lo que respecta al segundo objeto del Sol, el Hombre ha sido creado incompleto en la Tierra con el fin de que pueda desarrollarse hasta ese nivel de ser representado por el Sol. Es, en este sentido, que la Enseñanza dice que el Hombre es un organismo que se desarrolla a sí mismo. El hombre es un experimento del Sol, que ha sido sembrado en la Tierra. Sus posibilidades son; permanecer dormidoy servir a la Vida Orgánica; o puede despertar y servir al propósito y Plan del Sol.

Si hubiéramos sido creados con el mismo Ser y la misma Inteligencia que el Sol no estaríamos en la Tierra. Pero mientras evolucionamos en conciencia, debemos cuidar y servir a la naturaleza (dar al Cesar lo que es del cesar…), y en este sentido la Naturaleza no debe tener mucho interés en que nos desarrollemos. Para el segundo propósito el hombre ha de desarrollarse a sí mismo, hasta que alcance el nivel del Sol. Y, para ello, hemos de ser capaces de pensar correctamente respecto de la Vida en la Tierra, y respecto a nuestra situación en ella. Solo así tendrán solución nuestros problemas y los de la Tierra.

Si queremos ver el Rayo de Creación de un modo objetivo, es evidente y no hace falta ser científico, para apreciar que la vida física en la Tierra depende del Sol físico. Si no fuera por su luz y sus radiaciones no habría vida alguna sobre la tierra Terra. Cada hoja verde, cada brizna de hierba, cada clase de alga que flota en el mar, es una diminuta máquina solar, que recibe la energía del Sol y, por su medio, elabora con el aire, el agua y los minerales las sustancias nutricias con las que se alimenta toda la cadena trófica de la ecosfera. Pero cuando hablamos de la Inteligencia del Sol, estamos hablamos de “otra Luz” que sólo puede ser apreciada o sentida internamente por los niveles más elevados e intuitivos de nuestra Centro Metal y que en esta enseñanza es llamada la Luz de la Inteligencia. Por ello, el Rayo de Creación, en un sentido interno constituye una escala vertical de inteligencia y una escala vertical de Ser, cosa que se experimenta a medida que el hombre asciende por ella. En esta escala, la Inteligencia del Sol es “divina” en relación a la Inteligencia de la Tierra. Y, en la vasta evolución del propio Rayo, en su propio proceso natural, a través de inconcebibles eones de de tiempo, la Inteligencia de la Tierra podría llegar, al día al nivel de la Inteligencia del Sol. Son los infinitos periodos de tiempo a los que se refieren todas las Tradiciones. Aunque esto tampoco está, al parecer, garantizado.

Por ejemplo, nuestro planeta Tierra (vuelvo a recordar que es el cuerpo de manifestación de un Ser) puede morir sin haber alcanzado su objetivo. Es evidente que los humanos nos encontramos en los últimos cien años en condiciones de destruir la Tierra; y eso, siendo solo un elemento más de la máquina biológica del planeta en la que tenemos una función: la de pensar; así como nuestras neuronas lo hacen para la supervivencia del cuerpo de manifestación del ser que somos. Del mismo modo la Luna puede llegar o no al nivel de la Inteligencia de la Tierra, cuando se convierta de nuevo en el cuerpo de manifestación de otro Ser.

Nuestro problema para aceptar estas ideas, es que somos incapaces de “ver”, por aún no tenemos la suficiente conciencia para ello, al Sol o la Tierra o la Luna como Seres con voluntad e inteligencias. Nuestra visión externa solo nos permite apreciar, como un corte transversal de ese cuerpo llamado Sistema Solar: meros círculos (órbitas) en el cielo de lo que serían el equivalente a sus chakras que son los planetas. De la misma manera, tal y como nos la presenta Abbot en esa deliciosa historia llamada “Planilandia”, la vería un ser bidimensional, cuyo mundo estaría limitado a una hoja de papel, si viera a un hombre donde éste cortara su plano. Lo vería como un circulo, como una tajada de hombre, tal como lo vemos en un libro de anatomía. Esta Enseñanza ilustra que Universo en su conjunto, internamente, espiritualmente, está evolucionando, y esto significa también que nuestro particular Rayo de Creación, con nuestra Luna, nuestra Tierra, los demás planetas y el Sol mismo, también están evolucionando, así como el infinito número de otros Rayos de evolución que existen en la totalidad del Universo. Podríamos preguntarnos si todos los Rayos de Creación evolucionan de la misma manera, pero intuyo que no, por algo que tal vez les cuente algún día.

Lo que en su sentido oculto algunas parábolas señalan es que aquellas partes de nuestro Rayo que no hayan alcanzado a completar su evolución en el periodo de tiempo asignado para ello, serán destruidos. En otros sistemas de Enseñanza Esotérica se considera que existen planetas de nuestro Sistema Solar que con considerados “sagrados”, pero la Tierra aún no es uno de ellos. Si nuestra evolución dependiera del largísimo proceso que necesita un planeta, nuestras posibilidades serían muy escasas. Pero el Hombre cuenta con otra posibilidad que le ha proporcionado el Ser Solar.

En su pequeña octava lateral, el Hombre puede elevarse o caer. Puede alcanzar el nivel del Sol o caer al nivel de la Luna. Humanistas como Pico de la Mirandolla (“De la Dignidad del Hombre”), o Marsilio Ficcino, ya sabían esto. El Hombre plenamente desarrollado, es decir, el Hombre del nivel Nº 7, sería el hombre ha llegado al nivel de Inteligencia simbolizado pos el nivel de Inteligencia del Sol. El Hombre que ha logrado alcanzar su pleno desarrollo porque ha logrado situarse bajo tan solo 12 leyes; (Las Tradiciones a un ser así lo llaman Buda, Cristo, Jivan Mukta, Iluminado… De modo que para él si hay libertad si se la compara con la que padece el hombre sometido a 48 Leyes.Al ascender por la escala vertical, el Hombre no solo logra una mayor libertad al situarse bajo menor número de Leyes, sino que también alcanza la inmortalidad. Estos dos conceptos, libertad e inmortalidad, como todo en el Rayo de Creación, también son relativos. La libertad no es total, así como tampoco lo es la inmortalidad. El nivel del Hombre Nº 7 es un nivel donde el tiempo es distinto. Ya lo dice el Evangelio, “mil dias en el reino del hombre son como un solo día en el reino de Dios”. Esto solo significa que el tiempo es distinto. Para la escala que representa el Rayo de Creación hay diferentes niveles de Hombre. Hablar del Hombre, en sentido genérico, no es suficiente, porque, ¿de qué hombre estamos hablando?

Las gentes que vive en la Tierra pertenecen a niveles muy diferentes. Y, del mismo modo que hay diferentes niveles de Hombre, también existen diferentes niveles de Seres en el Universo. Veamos: apliquemos la escala que es el Rayo de Creación, con sus diferentes niveles, al inteligencia. Lo que la escala nos dice es que la Inteligencia del Sol es divina para nosotros en la Tierra. Pero nosotros, el hombre, podemos incrementar nuestro nivel de inteligencia si nos ponemos bajo la influencia de la influencias del Sol que nos llega por medio de esa pequeña octava lateral, en vez de ponernos bajo la influencia de la Inteligencia de la Luna, que en la escala está por debajo del nivel de la Tierra.

Podemos escoger bajo que influenza queremos estar. Si queremos estar bajo la influencia de la Inteligencia del Sol, nos abriremos a la Enseñanza que éste ha sembrado en el “campo humano” y comenzaremos a trabajar sobre nuestras emociones negativas para salir de la influencia de la Luna. En el recuerdo enterrado en el inconsciente del hombre, el conocimiento de esta influencia se ha corrompido y deteriorado, deviniendo en vampiros, hombre lobo, y otras historias conservadas por la tradición popular.

Cuando un hombre se recuerda a sí mismo, porque comienza a liberarse de la influencia de la Luna, primero comienza a estar bajo las influencias planetarias hasta que. Eventualmente, llegue a situarse bajo las influencias del Sol. Para conseguirlo, es necesario que primero realice una elección interior y, para poder llevarla a cado, antes debe conocer mucho acerca de sí mismo y acerca de los diferentes Yoes que existen en él; así como debe conocer como están configuras sus Centros porque, la influencia del Sol solo llega al nivel más elevado de sus Centros.


Cuando vivimos en las partes mecánicas de los Centro, nos ponemos bajo influencias más bajas. Comprender este mecanismo es algo muy importante porque es imposible liberarse de una influencia sin someterse a otra. De hecho, todo el trabajo que hay que realizar sobre uno mismo, consiste en escoger la influencia bajo la que queremos estar. Por ello, es muy importante que primero observemos que ocurre en nuestro interior, para conocer realmente que es lo que deseamos. Esa máquina llamada Vida Orgánica sobre la Tierra no sólo transmite fuerzas que descienden por el Rayo de Creación, sino que crea dentro de sí otras energías que pasan a la Luna y la ayudan a desarrollarse, pues La Luna se alimenta de la Vida Orgánica, además de las energías que pasan por el Rayo. Por ejemplo, todo el sufrimiento inútil en la Tierra es alimento para la Luna, Todas nuestras emociones negativas son alimento para la Luna. El dolor innecesario es alimento para la Luna y por ello se suele decir que la Vida Orgánica es una fábrica de dolor. El dolor y la muerte alimentan a la Luna y, tal vez por ellos, en las antiguas culturas se llevaron a cabo sacrificios humanos y de de animales. De hecho dichos sacrificios humanos y de animales aún continúan realizándose porque: ¿Qué son las guerras, sino sacrificios masivos de seres humanos? ¿Qué son los mataderos industriales de animales?


Se podrían decir y explicar muchas cosas simplemente considerando la Vida Orgánica como una máquina insertada en un punto particular del Rayo con el único propósito de servir al Rayo. ¿Será por esto, porque no lo comprendemos o no lo hemos querido aceptar y comprender, por el hecho de que el Hombre no significa nada para el Rayo mismo, sino como una parte de la Vida Orgánica, por lo que rechazamos todas estas ideas y toda esta enseñanza?
Aunque el hombre si tiene un gran significado para el Ser Solar (o los Seres Solares) que lo han creado. A través de él existe una posibilidad. Con ello cobra sentido la frase “No se llega al Padre sino por mí”. Si Cristo es un Ser Solar, es a través de lo que el simboliza como el Hombre podrá llegar hasta el Absoluto en el Gran Rayo de Creación. Y aquí también adquiere sentido y significado la parábola del Hijo Pródigo. El Hombre es un experimento del Sol y a menos que esta auto-evolución del Hombre se cumpla en el suficiente número de hombres, el Sol no alcanzará lo que desea.


Fijémonos en una parábola que hay en Lucas (XIII, 6-9):

"Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone: y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.
No trata de entender esta parábola literalmente sino de entenderla psicológicamente. En ella, hombre e higuera son lo mismo. El Árbol de la Vida, también un símbolo del Hombre, es representado a veces como una higuera. Luego si la higuera y el hombre son lo mismo, entonces, si la higuera no da fruto, será derribada ¡“para que no inutilice la tierra”!

Hay otra cosa que quisiera explicar brevemente antes de seguir adelante. Se que manejarse entre símbolos, dejando a un lado nuestra inclinación a la literalidad, no es fácil. Cuando en esta Enseñanza se dice que el Sol, la Tierra, la Luna, o la propia Galaxia evolucionan, no hay que entenderlo literalmente, sino psicológicamente. Esos cuerpos celestes, desde su realidad material, seguirán sus propios procesos que les llevarán, tarde o temprano, a convertirse en polvo estelar, del cual volverán a formarse nuevas galaxias, soles y planetas. Aquí los símbolos Sol, Tierra, Luna, se refieren a Seres, seres que tienen el nivel de Ser, de Inteligencia, de Sabiduría y de Conciencia equiparable al nivel que ocupan en la escala del Rayo de Creación que se usa para representarlos. El hombre de la Tierra no es el único “ser” que existe en el Universo, ni siquiera el único “ser humano”. ¿Cuántas veces hemos escuchado la frase de por qué Dios, si lo hay, permite que ocurran las cosas que ocurren en la Tierra, cosas que el Buda resumió en tres: Enfermedad, vejez y muerte?


Si tienen en cuanta todo lo que llevamos visto hasta ahora, si lo han pensado y comprendido internamente, se darán cuenta de la futilidad de la pregunta. Si no comprendemos la Creación tan como nos ha sido presentada, careceremos de una comprensión clara y idea cabal de la vida. No podremos ver ni entender las dificultades que comporta ésta. Necesitamos entender las cosas de un modo correcto, y no lo lograremos a menos que comprendamos las circunstancias y limitaciones de la Creación.


Nuestra dificultad radica en que solemos creer, aun habiéndonos puesto en contacto con la Enseñanza Esotérica, que en el “otro lado de la realidad, en el lado interno, todo es ya perfecto. Lo que la Enseñanza nos muestra es que esto no es así. Sería suficiente con nos conociéramos un poco internamente, que comprendiéramos cuan complejas son nuestras dificultades internas, para darnos cuenta de lo profundamente que dormimos.


Como señala la parábola de la higuera, si la humanidad pierde toda conexión con la Inteligencia del Sol, inevitablemente, será destruida y éste, si es un problema real. Aunque todos los marcadores, aunque no sepamos verlos, indican que el hombre sabrá salir de su sueño y de su ceguera.


Vamos a intentar comprender donde residen las dificultades. Cuando comenzamos alguna cosa, este comienzo lo vamos a representar por la nota Do. La segunda fase de nuestro proyecto la representaremos con la nota Re, y la fase siguiente con nota Mi. Ahora bien, si el desarrollo de cualquier proyecto, de cualquier cosa que hagamos fuera así de sencillo, no necesitaríamos ninguna Enseñanza, pues todo discurriría de forma natural hacia la última etapa marcada por la nota Si, con lo que la Octava de Creación quedaría completada y nosotros habríamos conseguido lo que deseábamos y proyectamos.


El problema es que hay, en la octava, dos semitonos que lo impiden, dos factores. Estos obstáculos se encuentran entre las notas Mi-Fa y La-Si. No son los únicos. Ya dijimos que a causa de la Ley de Dualidad, basta con el pensamiento de dar inicio a un proyecto para que el contrario, la oposición a que no sea llevado a cabo aparezca simultáneamente. Esta oposición puede tomar mil y una forma diferentes: falta de tiempo, cansancio, falta de información y conocimiento para llevarlo a cabo, una enfermedad que aparece, etc., etc.


Pero los dos factores más importantes que obstaculizan la realización de cualquier proyecto son las dos constricciones anteriormente señaladas. El pasote que nuestra energía y voluntad los supere y conserve su correcta alineación dependen de un sobreesfuerzo. Digamos que nuestro proyecto es fundar una ONG. Desde que pensamos la idea suena DO. Pero a medida que se desarrolla la idea, por múltiples causas, desacuerdos, falta de inteligencia, falta de recursos… la línea de desarrollo del guión previsto se desvía de la idea original. En lugar de desarrollarse en línea recta (Fig.1), comienza a cambiar de otra dirección (Fig. 2).
Es así como un proyecto comenzado con una finalidad puede terminar en la finalidad contraria. Fue así como el proyecto cristiano llamado Cristianismo, terminó en la Inquisición; fue así como el proyecto Sociedad de Naciones, terminó en una guerra mundial. Cuando algo se desarrolla hasta la etapa Mi, inevitablemente llega hasta el lugar de obstrucción y, a menos que se produzca un choque, un impulso desde el exterior al propio proyecto, la octava que lo configura no podrá proseguir. Esto significa que las posteriores etapas de desarrollo de ese algo no se lograrán.

Todo se desarrolla por etapas, pero sólo se alcanzara el objetivo proyectado si se cumple la Ley de Siete. Este cumplimiento, en la inmensa mayoría de nuestro proyectos logrados se alcanza inconscientemente. Cada nota de la octava significa una cosa y debe darse plenamente en cada etapa. Por ejemplo, para poder hablar y leer y escribir , un hiño debe aprender las letras antes de aprender las palabras. Debe aprender a leer las palabras antes de aprender a leer las frases, y luego recibirá un choque de la vida porque está rodeado por gentes que hablan y escriben y leen. Entonces pasará a Fa. Pero si la nota Do no sonó correctamente -es decir, si nunca aprendió el alfabeto- o si no dio la nota Re con fuerza -es decir, si no ha aprendido a leer las palabras correctamente, etc.- sus poder para hablar, leer o escribir se encontraran limitadas. Cuando un hombre desarrolla su oficio por etapas correctas, y llega, por el choque que su maestro le da, a dominarlo completamente, obtiene un desarrollo que progresa en armonía con la Ley de Siete y su fundamento se encuentra firmemente establecido.


Si nos fijamos en el maravilloso desarrollo de un hombre a partir de una sola célula, podremos observar que se producen choques en ciertos puntos de su evolución mientras se construye su cuerpo en el vientre de la madre. Se comienza por una célula, ésta se divide en dos, y las dos en cuatro, y las cuatro en dieciséis, hasta que se llega a la 50 etapas de división. En nueve meses han sido creadas 100.000.000.000.000 de células vivas. Este proceso de división se debe a la Ley de Tres.


Pero el orden, la disposición y la integración de todas las células vivas del hombre que se organizan en sistemas diferentes así como los choques que se producen en ciertos puntos de ese proceso, se encuentra controlado por la Ley de Siete.


El primer impulso, en la primera octava del proceso lo proporciona la fertilización. ¿Nunca se les ocurrió pensar que la Naturaleza lleva las cosas hasta un punto y luego se detiene? A veces, la Vida proporciona el impulso necesario para que surja otra cosa, por ejemplo, una mutación. En los procesos creados por el hombre, por ejemplo, la agricultura, es el propio hombre el que proporciona el choque que hace se progrese en su desarrollo. Piensen en el trigo, por ejemplo. El pan no crece en un trigal. Piensen en la forma en que el Hombre emplea las materias primas.


Volvamos al diagrama. Un diagrama es sólo un medio para comprender. Es como un mapa que nos proporciona la posición de un país y la relación que guarda con otros países. El Rayo de Creación entero, incluida la Octava lateral del Sol, es un mapa. Eso si, un mapa algo extraño ya que los mapas comunes se hacen según una escala. Podemos construir el mapa de la ciudad donde vivimos y situar en él la posición de nuestra casa. Si variamos la escala, podemos construir el mapa del país donde vivimos, pero ahora solo mostrará la ciudad en que vivimos, aunque ya no mostrará nuestra casa. O pedemos hacer un mapamundi, pero ya no veremos nuestra ciudad y menos nuestra casa. Siguiendo el ejemplo, podemos elaborar un mapa del sistema solar, donde nuestro mundo solo sería un pequeño círculo. Cada uno de estos mapas se ha hecho con escalas diferentes, porque para poder representar aquello que queremos necesitamos de distintas escalas. Esto es lo que significan las diferentes escalas.


En cambio, el Rayo de Creación es un mapa increíble ya que no está construido con una sola escala, sino con muchas a la vez. La Gran Octava nos proporciona una escala; pero cada nota es a su vez otra escala, por ejemplo, la nota Si significa Sidereus en el Gran Rayo "Todos los sistemas posibles de mundos estelares". Si consideramos el Rayo en su significado físico o externo la nota Sí representa un mapa que muestra todos los sistemas estelares. El diámetro del Universo físico, tal como lo muestra un telescopio de 100 pulgadas, es de 600 millones de años luz y en este vasto e increíble espacio existen 100 millones de enormes sistemas estelares que contienen cada uno cien millones de soles. La próxima nota, La, se refiere sólo a uno de esos sistemas estelares, nuestra Vía Láctea. Esta nota estáría en una escala mucho menor. La próxima nota es Sol y representa solamente a uno de los miles de millones de soles en nuestra Galaxia, a saber, nuestro Sol, y así sucesivamente, hasta que se llegue a nuestra diminuta Luna.


Cada nota representa un mapa en diferente escala y este ordenamiento de escalas, en diferentes niveles, se debe a la Ley de Siete. Esto nos permite encontrar la posición de la Tierra en el Universo. Por ellos esta Ley de la Octava nos proporciona la relación que existe entre la parte y el todo. Si no fuera por esta Ley las actividades creativas de las Tres Fuerzas no estarían ordenadas en una relación y en un orden fijo y firme, sino meramente amontonadas.


Por ello es preciso que comprendamos que el Universo es un vasto Organismo viviente e interrelacionado según un orden. Ho existe el azar. Y que todo lo creado lo ha sido en un cierto lugar de esa ordenación y según una cierta escala, también en reilación con el cuerpo (Universo) de vasto organismo, con el que se encuentra conectado. Nada existe en el Universo que sea independiente y aislado de ninguna cosa. Todo es creado, entretejido y ordenado por la acción de este par de Leyes: la Ley de Tres y la Ley de Siete.


En este Conocimiento todo es relativo, también la comprensión. Por ello podemos conocer el Todo conociendo la parte o viceversa. Nunca podremos conocer lo que es la Tierra si la tomamos solo en si misma. Necesitamos poseer algún conocimiento de la realción que tiene con el Sistema Solar, luego con la Galaxia, y así sucesivamente. Del mismo modo no podremos tener un conocimiento completo de ciudad donde uno vive, a menos que se tenga algún conocimiento del país, y luego del continente y finalmente del mundo donde se vive.


Tratar de conocer una cosa por sí misma, como algo aislado, es imposible, porque todo está relacionado entre si y depende de alguna otra cosa, pues todo en el Universo está interrelacionado. Por ello, también el conocimiento que nos proporciona esta Enseñanza también es un conocimiento relativo. Hemos de conocer un poquito del todo con el fin de poder comprender la parte, de la que si podemos conocer mucho más. Pero a menos que pensemos desde esta “relatividad”, nuestra comprensión estará equivocada. Es inútil, por ejemplo, tratar de comprender lo que es una bujía de encendido, a menos de conozcamos algo sobre el automóvil en su totalidad y luego sobre la electricidad, y sobre el hombre que conduce y sobre sus necesidades y así sucesivamente. El Rayo de Creación con la Octava del Sol nos ofrece una comprensión relativa del Hombre. Es un diagrama relativo y es necesario que lo interpretemos bajo esta luz.


Entre las posibilidades contenidas en la Octava del Sol, se encuentran las posibilidades de desarrollo del Hombre. Podemos comprender esta octava literalmente, en términos físicos, o psicológicamente. Si la interpretamos físicamente, podemos ver por nosotros mismos que la vida en la Tierra depende del calor y la luz del Sol y supongo que nos es dado el poder creer, de alguna manera, que el visible Sol físico creó la Vida Orgánica sobre la Tierra. Podemos intentar ver como las tres notas -La, Sol, Fa-, dadas por el Sol en la Tierra, han formado materia sensible en su superficie, como si esas tres notas representaran, tal vez, al hombre, la vida animal y la vida vegetal. Podemos considerar nota Mi que pasa a la Tierra como los restos minerales de las formas vivientes del pasado, los cuerpos muertos enterrados en la Tierra, los depósitos de carbón, los acantilados calcáreos, las barreras de coral, etc., que fueron una vez cosas vivientes. Y podemos tomar la nota Re, dada en la Luna, como un intercambio de muy fina materia energética -electrones, átomos y moléculas- que pasan de la Tierra a la Luna y viceversa. Sabemos, en el caso de la Tierra, que centenares de toneladas de muy fina materia energética caen todos los días sobre su superficie procedentes de todas las partes del Universo.
Además de esta comprensión literal, existe otra forma de comprensión llamada comprensión psicológica. Cuando desde esta comprensión, decimos que “el Hombre está en el Universo y el Universo está en el Hombre”, la primera mitad de la frase significa que el Hombre está, en realidad, en el Universo literal, externo y visible. Pero la segunda mitad: “el Universo está en el Hombre” sólo puede hacerse comprensible psicológicamente.

Al igual que el Universo exterior se encuentra en diferentes niveles, ya que es evidente que la Galaxia, tomada como un organismo físico entero de soles, está en un nivel superior al de cualquier Sol de los que contiene ya que es tan solo una parte infinitesimal de ella, así se encuentra el Universo, tomado internamente, dentro del Hombre, en diferentes niveles: energía, átomos, moléculas, células, órganos…


Es decir, el Hombre, al tener al Universo interiorizado en él (simbólicamente), también tiene en él sus diferentes niveles; y, esos niveles que están en él, son sus niveles de ser, sus niveles de conocimiento, sus niveles de comprensión…, es decir, cosas psicológicas, a las que sólo puede llegar si entramos en nuestro interior.


Un hombre que llega al nivel de Ser del Sol es que ha alcanzado un nivel simbolizado por el Sol físico, pero que internamente se refiere a la Inteligencia de ese nivel de Ser. Podríamos decir que ha llegado a un nivel divino ya que consideramos que la Inteligencia del Sol es Dios para nosotros, hablando relativamente, en nuestro Absoluto. Este es el nivel en que debemos colocar al Hombre Consciente, el Hombre nº 7. Es también en este nivel en que deberemos situar los temas centrales de los Evangelios, como la parábola sobre el Reino de los Ciclos, que se refiere al Hombre que ha llegado a su plena evolución. También es necesario comprender que es desde este nivel desde donde desciende toda la Enseñanza Esotérica al Hombre que ha sido sembrado en la Tierra. Porque el objetivo de ésta es elevar al Hombre a un nivel superior de sí, ya que fue creado para este propósito. Al pensar en la Octava del Sol psicológicamente, comprenderemos que cada nota de la octava representa un posible estado del Hombre. De estos niveles de hombres hablaremos en otra clase.




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