martes, 23 de abril de 2013

La Otra Palabra: "La Palabra Perdida"


Desde Diciembre de 1991 hasta Junio de 1994, escribí para "La Gaceta de Canarias" una página semanal que aparecía los domingos y que, con el título de la "Otra Palabra", intentaba poner al alcance del público elementos, ideas y pensamientos de un conocimiento tradicional comúnmente llamado esotérico. A la vez, intenté escribir mis impresiones sobre aquellos personajes que, por un motivo u otro, dar algún curso o charla, llegaban a Tenerife.
Titulé la página la "Otra Palabra" porque las palabras que generalmente se usan para comunicar noticias a través de los medios de comunicación, suelen ser palabras motivadas por la desunión, la desarmonía y el desamor. Yo quería que las ideas que transmitieran mis palabras sirvieran para todo lo contrario: para transmitir la unidad esencial que une a todos los seres humanos, la armonía que debe regir las relaciones humanas y el amor en que debe estar basas esas relaciones.
     Años después, tal vez con el pensamiento de publicarlos, agrupé los artículos en cinco tomos. En ellos aparecen tal y como fueron entregados a la redacción del periódico, antes de que allí se adecuaran a las características de la página. He preferido mantenerlos así porque pienso que de esta manera no pierden su carácter original y por el que fueron creados: el de ser un artículo periodístico.
En el primer tomo recogí los artículos publicados entre el 22 de Diciembre de 1991 y el 19 de Abril de 1992. En este segundo tomo, se incluyen los artículos publicados entre el 26 de Abril de 1992 al 15 de Noviembre de 1992. En el tercer tomo, los artículos publicados entre 21 de Noviembre de 1992 y el 4 de Julio de 1993. En el cuarto tomo, recojo los artículos publicados entre el 11 de Julio de 1993 al 17 de Abril de 1994. Y en 5º tomo, los artículos publicados entre el 23 de Enero de 1994 y el 26 de Junio de 1994, así como los que, ya escritos, quedaron por publicar cuando La Gaceta suspendió la edición dominical en que aparecía la página "La Otra Palabra". Meses después la Gaceta dejó de publicarse y desapareció como periódico.
Con el artículo "La Creación", se inició una serie de artículos cuyo contenido puede parecer un tanto singular, ya que se trata de "comunicaciones" que por vía telepática fueron recibidos a lo largo de una serie de años y cuyo origen es diverso: unas veces parecen ser de origen extraterrestre y otras, parecen proceder de Seres de Luz o Seres Espirituales que discurren por otros planos o dimensiones distintas a la material en la que nos movemos nosotros. Ya a lo largo de toda la serie de artículos que constituyen "La Otra Palabra" he ido introduciendo, a veces, algunos de estos mensajes.
Cuando se interrumpió la publicación, iban aparecidos diez de estos artículos, pero como tenía preparados doce artículos más, he decidido incluirlos en este quinto tomo junto a los publicados, porque entre todos forman como una unidad de contenido completa. También aparecen en este 5º Tomo otros artículos que abarcan otros temas y que también quedaron sin publicar.
En este blog procuraré mantener el orden en que fueron publicados, con algunas excepciones, como en este caso que comenzaré por un artículo llamado “La Palabra Perdida” y publicado el 29 de Diciembre de 1991 donde explicaba un poco el significado del título de la página, “La Otra Palabra”. La razón de no haber sido publicado en primero, fue que mi primer artículo coincidió con la navidad, y el director de La Gaceta de Canarias, me pidió que escribiera algo sobre la interpretación esotérica de la Navidad, y le presenté nueve artículos sobre ello, que fueron publicados a la vez. Prácticamente copé todo el Dominical. Les dejo ahora con el.
(...)


<Artículo publicado en la "Gaceta de Canarías" el día 29 -12-1991>
<Página>: "La Otra Palabra".
<Título>:  La Palabra perdida.
<Autor>: Alfiar.
<Ilustración 1>: Desprovistas de Palabra de Verdad, nuestras palabras son la causa de nuestras desgracias.


<Ilustración 2>: Conectados a nuestro origen Divino, la Palabra Creadora hará florecer nuestro espíritu.


<Cuerpo del texto>:

Quisiera, al principio de esta mi andadura periodística, comentar el significado del título de esta página. No es fácil hablar de esto, las palabras de nuestro lenguaje corriente no sirven para expresar la realidad que trasciende lo humano. Desde tiempo inmemorial el hombre ha tenido que recurrir al símbolo y a la metáfora para referirse a ellas. Y en ello estriba la dificultad de ser entendido. No es el sentido literal de la palabra el que importa, es el significado simbólico y metafórico el que contiene la idea. Así, los términos Dios, Palabra Creadora, Pensamiento Divino, etc., no deben ser tomados al pie de la letra, sino como formas de ideas que no tienen otro medio de expresión que los símbolos. Por ello, pido comprensión si a veces aparecen expresiones que, si las interpretamos literalmente, podrían llevarnos a extrañas conjeturas. La intención de esta página es ir desentrañando, poco a poco y en la medida de lo posible este misterio que encierra La Otra Palabra. ¿Qué es, o quién es la Otra Palabra?

Cuentan nuestras Tradiciones que la Energía Creadora a la que damos el nombre de Dios, realizó su creación por un triple acto de Su Voluntad: con el Pensamiento, la Palabra y el Acto. Por ello, la Obra obrada en la Creación primero fue pensada -¿o tal vez soñada?- en la Mente del Gran Ser; luego, fue pronunciada. Aquí hay que entender que una energía comenzó a vibrar, y que toda vibración produce un sonido, una palabra. Por último, esa vibración, esa energía sonora, esa Palabra, se hizo Acto, se cristalizó materializándose al adquirir densidad en la realización de la obra soñada. Cuentan también las Tradiciones que la Palabra con la que fue creado el hombre, en algún momento de su trayecto evolutivo se perdió; desde entonces esa Palabra Perdida que es el propio hombre busca, a ciegas, sin conciencia, la manera de volver a su Verdadero Camino para convertirse en Acto, es decir, en aquello que ES.

Esta Palabra Perdida que es el Hombre es esa "Otra Palabra" que trataremos de buscar, un poco entre todos y cada uno en su propia interioridad desde estas páginas. Así pues, no vamos a hablar  aquí de cosas extrañas, ni de magias y supersticiones. Buscaremos la Otra Palabra, buscaremos al Hombre hecho Acto, al Hombre Realizado, al Hombre que es Uno consigo mismo, con sus semejantes y con todo el Universo, y por ello mismo, es Dios, es Buda, es Brahma, él también. Buscaremos en este final de siglo y época en que nos encontramos a ese Hombre que es la expresión del Espíritu y el Amor de la esencia Divina que mora en él. Esta búsqueda, que a la vez es una autorrealización, no es cuestión de creencias, ni de dogmas, ni de ritos, aunque todo ello haya servido alguna vez de algo. Porque, ¿cómo puede la Conciencia evolucionar inconscientemente?, ¿cómo puede la Voluntad de Ser, Ser involuntariamente?

Hay en Oriente una antigua leyenda que narra el enfrentamiento que sostuvieron el Espíritu y la Palabra acerca de cual de los dos era el mejor.
- Yo soy mejor que tú -dijo el Espíritu-, pues tu no dices nada que no haya sido pensado y comprendido antes por mí. Y puesto que sólo eres la expresión de lo que yo hago, tu actúas siempre detrás de mí.
- Yo soy mejor que tú -replicó la Palabra-, porque lo que tu conoces y piensas yo lo comunico y le doy vida. Sin mí tú no podrías hacer nada.

Como no se ponían de acuerdo, acudieron al dios Prajapati para que éste decidiera; y éste, decidió en favor del Espíritu. Cuenta la leyenda que viéndose así despreciada, la Palabra se exilió y se perdió. Pero antes de marcharse le dijo a Prajapati:
- ¡Qué nunca sea yo tu portavoz de oblaciones; yo a quien Tu has despreciado!

Desde entonces, todo lo que en el sacrificio se realiza por Prajapati se hace en silencio pues, la Palabra no quiere actuar como su portavoz. Desde aquella lejana Edad, el Espíritu no tiene Palabra para hacerse oír y la Palabra, carente de Espíritu que le de significado, se ha convertido en cháchara y parloteo. Carentes del sentido del Espíritu nuestras palabras, las palabras humanas, rotas y fragmentadas desde Babel, no las entiende nadie, sólo crean confusión y desconfianza en nuestro alrededor. Igualmente, carente de Palabra Verdadera que lo exprese, el espíritu de la Humanidad, roto y fragmentado también, tampoco es escuchado por nadie. Pero, "Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. El estaba al principio en Dios. Todas las cosas fueron hechas por El, y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho." (Juan 1,1-4). Luego el Verbo se hizo Palabra y la Luz fue.

La Creación no es otra cosa que la Palabra del Verbo partida en miles de millones de notas, de melodías, sonando en octavas diferentes, tocando la música del Cosmos. El Verbo emanó de chispas de su propio Espíritu Luminosos que tenían la forma de hombre. Este hombre vivía en el lugar donde nace la Luz, en el Este, en el Paraíso. Fue allí donde la Palabra tuvo su enfrentamiento con el Espíritu. Al marcharse, vistió su Luz con un vestido de carne, la persona, y cayó en la sombra, en la oscuridad y fue olvidándose de si misma, dejó de hablar a través de la Per-sona (aquello por donde sale el sonido), hasta que la Per-sona usurpó el puesto de la Palabra y habló con palabras vacías de Espíritu, vacías de significado, convertidas en cháchara y parloteo, en palabras sin poder. Por ello no nos entendemos y ahora vamos por ahí diciendo:
- ¿Entiende lo que quiero decir?
- No, lo que quiero decir es...
No hay en nosotros un lugar donde podamos encontrarnos los unos con los otros. Al no entendernos, surge el silencio. Un silencio vacío, inauténtico, amargo. Un silencio que busca culpables. El verdadero Silencio es ese intervalo en el que se unen el Espíritu del Verbo con su Palabra Creadora. La Palabra portadora de Verdad no rompe el Silencio que la precede. El Silencio del que la Palabra surge no es otra cosa. La Palabra portadora de Verdad es el Silencio mismo hablando, creando. No puede existir una sin el otro. No puede haber ningún Principio cuando no hay ninguna palabra. La Palabra es de la misma naturaleza que el Ser. El NO-Ser no tiene Palabra. Si la Luz fue es porque la Palabra habló. Son inseparables y se necesitan mutuamente.

En nosotros existen silencios escapistas y silencios reprimidos, de igual manera existen palabras vacías y parloteo hueco. Esto ocurre porque estamos perdidos, porque estamos identificados con la persona-máscara, con ese nuestro vestido de carne. El Silencio auténtico está preñado de palabras verdaderamente humanas que nacerán en el momento oportuno. La Palabra no surge de ningún lugar, porque Ella es el propio Espíritu hecha Acto en este lado de la Fuente del Ser. La Fuente del Ser, no es el Ser. El Ser, siendo la misma cosa, está ya a este lado de la cortina. Nosotros, la Palabra Perdida, somos el Ser. Nuestras palabras deberían ser Palabras de Verdad convertidas en Actos. Cometemos un crimen cuando las despilfarramos en el parloteo y en el cotilleo cotidiano lleno de maledicencia y de difamación. El día en que podamos penetrar en el interior de la Palabra que somos, descubriremos la Fuente de donde la Palabra mana y desde donde habla y que, como nuestro chakra laríngeo, es un Centro de Energía Divino. Entre el Espíritu y la Palabra está ese poderoso Silencio que hacen que la palabra sea poder, Acto Creador, Creación realizada.

Al hablar, la Palabra, incluso la de cháchara y parloteo, crea una trama que se contrae y dilata al respirar, que sigue el ciclo de actividad del flujo y el reflujo de la marea, que palpita en la sístole y en la diástole del corazón. En ese ciclo, un intervalo separa cada período de actividad. La Palabra dicha hacia dentro, en la inspiración, es distinta, aunque la misma, que la palabra dicha hacia afuera, en la expiración. Es hacia dentro, una Palabra de retorno. Pero entre ambas hay un intervalo. Ese intervalo es el Silencio. Surge así un ritmo creador, un motor de cuatro tiempos al que el pensamiento de los cabalistas llamaba - YOD-HE-VAU-HE - (YHAWE): la Palabra Sagrada, el Molde del Hombre, la Imagen y Semejanza del Ser de donde emana.

Ese intervalo no es una Nada, no es un Vacío. Podemos percibir su expresión, su actuar en el ciclo, en ese ir y venir del hombre a medida que enfrenta las  exigencias de su existencia. La Humanidad, ahora, en estos momentos, está yendo, por eso hay destrucción, por eso hay caos y muerte. Algo nos inspira. Y cuando ese Algo vuelva a expirar de nuevo, una Nueva Era y una nueva Humanidad estará renaciendo de sus cenizas. El ritmo en que esto está sucediendo es muy rápido.

La Vida no es un continuo período de actividad. tampoco es una siesta. Cada vida, ya sea la galaxia, un planeta, la ameba o una planta, tiene su propio latido rítmico, su propia pulsación. Los ritmos, las pulsiones son incluyentes y excluyentes unos con otros, se contienen e interactúan entre sí en armónica cadencia. Sólo el hombre pulsa en forma desacompasada; sólo el hombre late fuera de sí e inconsciente de los otros ritmos. Usando una metáfora: carece de espíritu musical y desconoce su realidad y su lugar en el entramado de la melodía. Por ello su ritmo es caótico, lleno de ruido y cacofonía.

La aparente inactividad que es el intervalo, es ese período de meditación que separa la vida de la muerte y la muerte de la vida. Porque son dos los intervalos: uno se abre hacia dentro y el otro hacia afuera. Y como Krihsna le dijo a Arjuna: "Sólo el Alma medita", porque ese es su estado natural. En la medida en que la per-sona se esfuerza por hacer contacto con su Alma, reencuentra la Palabra Perdida que Es; y en la medida que se convierte en su vehículo de expresión, podrá expresar esta meditación. Entonces el Espíritu Humano volverá a tener a la Palabra portadora de significado como la expresión de su hacer: el hacer del Alma. El Acto.

De los dos silecios del Alma, uno provoca efectos sobre la mente; el otro, sobre el cerebros como soporte sídico de la mente. En el que precede a la inspiración, el Pensamiento Divino impresiona al Alma y se transmite a la mente expectante; en el otro, en el que precede a la expiración, el Alma, a través del vehículo de la mente, impresiona el cerebro y proyecta actividad a través del cuerpo personal. Es así como la Otra Palabra Obra.


 

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